El Color Perfecto

Capítulo 3. ¿¡Despedida!?

Luka estaba colocando su maleta sobre una mesa para ser revisada por un agente de seguridad del aeropuerto. En el interior había ropa, zapatos, fotos, cosas de aseo y algunas artesanías para su familia y amigos cercanos. Tenía cara de no haber dormido mucho, de repente siente un abrazo por la espalda y al darse la vuelta encuentra a la mujer que le había quitado el sueño la noche anterior.

– Amore mio! ¿qué cosa haces aquí? - su cara de sorpresa y felicidad no tenía comparación, llevaba la misma camisa de la noche anterior – ¿cómo sabes dónde estoy?

– Quería verte otra vez, todavía tenemos una hora. Vamos, tomemos un café. – Paulina camina a su lado y lo acompaña para que haga su registro.

Paulina tenía puesta la blusa marinera que Luka le había regalado la noche anterior. Él la miró con gesto de aprobación y la abrazó. Terminó de hacer el registro y se despidió de la joven mujer de la aerolínea.

– Buon natale! – dijo a la sonriente mujer que tenía el pañuelo rojo atado en su cuello.

– Disculpa, ¿qué dice el señor? – dirigiéndose a Paulina.

– Feliz Navidad – dijo con una sonrisa igual a la de ella.

Aunque Paulina nunca lo había escuchado, sabía perfectamente lo que significaba. Se alejaron del mostrador y fueron a un café en el patio interno del aeropuerto, tomaron dos capuchinos, ambos sin azúcar.

– Quería verte otra vez. Anoche soñé contigo y mi sueño estaba lleno de muchos colores brillantes y de sensaciones maravillosas – él agarraba su mano y con sus ojos miel le decía más que palabras.

– Io quero quedarme con te. Quero conocerte a te, quero conocer tus ninos, aprender tutto de te, tutto. Ma non puodo.– su mal español lo limitaba mucho y eso lo molestaba aún más – debo lavorare en breve.

– Lo sé. – dijo en tono más bajo, pero se recompuso y agregó – Yo también debo viajar.

– Por tuos ninos

– Si, por mis hijos, son lo más valioso que tengo. ¿Crees que me veo bien con esta blusa? – cambió de tema radicalmente y sostuvo la parte superior de la prenda mientras decía la última frase.

– Maravelosa. Tu eres mujer número uno. Mejor madre.

– No, solo soy una mujer normal. Amo a mis hijos y hago todo por ellos.

– ¿Qué pasa con suo papa?

– Me cambió por otra mujer, una más joven que yo, mucho más joven – en ese momento su rostro se entristeció y Luka quiso borrar la pregunta. Solo podía abrazarla.

Miraron el reloj y vieron que casi era hora de entrar a sala y se pusieron de pie, en ese momento ella casi cae y la sostiene jalándola hacia sí. Pasó lo que ambos habían deseado desde la primera noche, sus labios se juntaron en el más dulce, tierno y pasional beso. Paulina sentía su estómago vacío y Luka tenía el corazón acelerado, tanto que no notaron como la mujer de la tienda los miraba con ternura.

Ese beso cambió todo. Paulina no había besado a un hombre desde hacía más de tres años, cuando vivía con su exesposo, fue como su primera vez y llegó a sentirse como si tuviera quince o dieciséis años. Luka sintió tanto deseo que tuvo que contener su aliento para sosegar su naturaleza.

No podría decir cuánto tiempo duró aquel maravilloso beso, pero ambos probaron algo de lo que estaban seguros querían más.

– Quiero más de esto. – dijo Paulina en un susurro que solo él pudo escuchar.

– Anche io.

Paulina estaba sorprendida de si misma, ella no era mujer de tomar la iniciativa en lo que a relaciones se refiere, pero sentía la necesidad de decir lo que sentía. Luka le inspiraba esa confianza.

El momento había llegado, una voz anunciaba la entrada del vuelo de Luka. "NO QUIERO QUE TE VALLAS" eso era lo que gritaba su mente, pero no tuvo el valor de decirlo.

– Tienes que irte – dijo con tristeza – espero que puedas volver un día a Cartagena señor Di Lorenzo.
– En un anno, il prossimo dicembre.

Otro beso, está vez cargado de tristeza y esperanza. El camina hacia la sala, pasa la seguridad portuaria y al final del recorrido se detiene por tanto tempo que fue el último en abordar, solo por poder conectar su mirada con la de ella.

Cuando por fin desaparece de su vista, Paulina siente que le falta algo. No tiene más remedio que irse a su apartamento recoger su maleta y continuar con su itinerario. A las 10:00 a.m. ya estaba en el terminal de transportes abordando el bus que la iba a dejar 4 horas más tarde en su ciudad natal.

MAMI MAMI MAMI MAMI esas voces angelicales, que al unísono cantaban el mejor coro, con la palabra más hermosa, habían hecho que Paulina volviera a su realidad. Todo lo vivido en los últimos tres días había sido un sueño, dulce y maravilloso, pero al final solo un sueño. Ese día, solo unas horas atrás le había dicho adiós a la más bella ilusión que jamás había tenido.

Estaba de vuelta en su mundo, sus dos adorados tesoros estaban con ella, abrazándola y llenándola de besos. Habían terminado las eternas cuatro horas de bus en las que no dejaba de pensar en su intento de romance. Ese hombre jamás volvería por ella, todos los hombres buscan en mujeres como ella solo un rato de pasión o de placer y ella no le había dado nada de eso a Luka. "No pasó nada más por qué soy una tonta, si me hubiese insinuado ahora el tuviera un motivo para volver".




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