El Color Perfecto

Capítulo 17. A ritmo de champeta

Cuatro días después, Sebastián es dado de alta, su recuperación ha sido mejor de lo esperado. Los médicos recomiendan reposo, así que ahora se le debe cuidar mucho.

Paulina no salió de la clínica ni un segundo. Karen le había llevado lo necesario para que estuviera allí todo el tiempo. Carlos Alberto estuvo pendiente todos los días de la recuperación de Sebastián, cada llamada suya animaba a Paulina. Él quería estar con ella, pero tenía una agenda que cumplir. La habitación está llena de flores, él se encargó de que así fuera. Paulina lo sentía cerca de ella y lo agradece con el alma. Lastimosamente no habían hablado desde el día anterior y eso la tenía un poco decaída, solo que debía mantenerse firme por su hijo.

Firmar documentos y más documentos para el alta médica la tiene entretenida, repetir su firma, número de identificación y de celular es cansón. Recuerda leer de qué va cada documento, no quiere firmar un acta de defunción o algo así, casos se han visto.

Unas manos en su cintura la hacen sobresaltarse. Al girar la encantadora sonrisa de Carlos Alberto está frente a ella. Se abrazan y parece que el mundo a su alrededor no existiera. Es realmente una sorpresa, ella no lo esperaba sino hasta dentro de tres días.

– ¡Estas aquí! ¿Cuándo llegaste? - Cuestiona con felicidad desbordante.

– Hace poco, vine directo desde el aeropuerto. Solo pensaba en poder estar contigo. – Habla casi en susurros, pero su grave voz hace que suene maravilloso.

– Te extrañé mucho. – Le da un dulce beso en los labios para poder continuar con su abrazo. – De verdad te extrañé demasiado.

Desde el otro lado de la habitación Luka observa la escena. En silencio espera a que la pareja haga un espacio para poder despedirse. Es más que claro, que lo que sienten es fuerte. No ve posibilidad alguna de tener a Paulina, si solo hubiera vuelto unos días antes, piensa.

Paulina se percata de la mirada de Luka sobre ellos, es evidente que no se siente a gusto viéndola con otro hombre, pero es lo que hay. Cuando termina de diligenciar todos los documentos, camina con Carlos Alberto en dirección a la habitación de su hijo, de camino se detiene para hablar con Luka, quien se incorpora en cuanta los ve acercarse.

– Luka, él es Carlos Alberto, de quien te hablé. – Mira a su amigo con una sonrisa que cabalga entre emoción por el hombre que la abraza y la incomodidad por quién los observa – Amor, él es un amigo de hace muchos años, ha estado conmigo desde que esto comenzó.

Ambos se sonríen y se estrechan las manos con firmeza. Luka se despide dando un abrazo a Paulina. Carlos Alberto los observa y se siente afortunado de saber que ella es su novia, ella está con él y no con ningún otro. Puede notar que en Luka hay más interés que el ser un simple amigo, pero eso no hace que su relación se vea afectada, ella marcó la línea con esa presentación.

Paulina piensa en que ese incómodo momento ya pasó, ahora viene poner de frente a Carlos Alberto con el padre de sus hijos. El hombre que marcó un antes y un después y el que ahora llega para girar su mundo. Eres Valiente, Paulina, eres Valiente.

En la habitación Heriberto y Sebastián hacen bromas y ríen de cosas de fútbol. Verlos es como ver dos fotografías de diferentes épocas de la misma persona, se parecen tanto que cualquiera podría confundirlos dentro de unos años. Paulina puede ver desde fuera de la habitación la forma como ellos se llevan, siente en su hombro la mano de Carlos Alberto dándole apoyo para entrar, entiende que no es fácil para ella mostrarse ante su hijo con otro hombre que no es su papá, la mira significativamente a lo que su mirada le responde de igual forma, casi rogando su presencia. Sebastián percibe que ella está allí y levanta el rostro, al ver a su madre celebra.

– Hola. – Dice Sebastián dirigiéndose a Carlos Alberto, para mirar a su mamá después - ¿Ya nos vamos a la casa mami?

– Hola jovencito, te ves muy bien. – le sonríe el hombre que acompaña a su madre, tomándose la palabra, y luego asiente en forma de saludo a Heriberto.

– Si, mi amor. En este momento podemos irnos. – Paulina intenta recoger la maleta y tanto Heriberto como Carlos Alberto hacen lo mismo, es una pequeña batalla en la que ambos están dispuestos a ganar. Heriberto se queda finalmente con la maleta y Carlos Alberto se ubica al lado de su mujer y pone su mano en la espalda de ella – Solo debemos esperar la silla de ruedas.

– Yo me siento bien, puedo caminar, si quieres te muestro mami. – Las inocentes palabras de Sebastián aligeran el ambiente y hace que la atención de los adultos se centre en él.

– No, amor, ya sabes lo que dijo el doctor. – le da un beso en la frente y lo despeina recibiendo una molesta mirada de su parte, no le gusta nada que lo despeinen. – ahora toca consentirte mucho.

– Mami, ¿dónde está Luka? ¿Él también va con nosotros? – Heriberto mira con un brillo de diversión a Paulina y Carlos Alberto solo lo observa, mostrando toda la seguridad que puede en una sola mirada.

– No hijo, él tiene cosas que hacer. Pero te va a visitar pronto. – Aclara Paulina mostrándose madura ante la situación, no tiene nada que esconder y siempre ha dejado claro que Luka es solo un amigo.

Llega el hombre con la silla de ruedas y Tián se sienta en ella con ayuda de su madre. Heriberto va adelante con la maleta en la mano y Paulina con su acompañante siguiendo a su hijo.

Afuera está el carro de Carlos Alberto parqueado, Un hombre moreno, muy bien vestido se encuentra en la silla del piloto, al verlos se dispone a abrir la cajuela, donde un sorprendido Heriberto la deposita con rapidez. Carlos Alberto se apresura a abrir la puerta trasera, con sumo cuidado sube Sebastián y detrás de él Paulina. Desde la puerta a medio abrir se despiden de Heriberto, quien le promete ir pronto a verlo.

Carlos Alberto quiere sentarse al lado de la pelirroja para recuperar parte del tiempo que no estuvo por su viaje, pero sabe que en este momento prima la comodidad del pequeño, se sienta al lado del conductor y le da indicaciones de llevarlos hasta el apartamento donde viven ellos. Raúl, el conductor, pone en marcha el vehículo. los tres conversan animadamente de cosas cotidianas que hacen sentir a Paulina bastante relajada.




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