El Color Perfecto

Capítulo 30. Felicitaciones, al afortunado padre

 

 

– Jessica, mucho gusto, soy Paulina, Sussi me ha hablado mucho de ti. – se acerca a la mujer con una sonrisa y se dan dos pares de besos como saludo.

– Cosas buenas me imagino, ella también habla todo el tiempo de ti. – Ambas ríen y miran a la amiga en común.

– Guao, ¿en serio? No pensé que hablaran de mí.

– ¿Por qué? Eres una mujer muy bonita. Me dijo que tienes un trabajo muy interesante... – entre risas y bajando la voz para que nadie más escuche – Ella dice que eres "proxeneta" de peces.

– ¿Qué?... Esa vieja está loca. – Ríe por primera vez en meses de manera despreocupada.

Hey, sí. – Alarga esa i y ambas ríen sonoramente.

Risas y más risas, la empatía entre las dos es evidente.

El resto de la noche va más allá de lo que Paulina había planeado, el ambiente es tan agradable que no nota en qué momento se hace realmente tarde. Pasadas las once de la noche y todos están listos para ir de rumba, ella se deja arrastrar y va con el grupo, se deciden por Tu Candela una disco que está dentro de la ciudad amurallada, a algunos del grupo les gusta porque tiene música variada y parece que quieren bailar de todo.

La discusión sobre que tomar inicia de nuevo, la mayoría de los miembros del singular grupo están bastante "entonados", como dicen ellos. Al final piden cervezas al gusto de cada uno y Paulina pide su acostumbrada botella de agua.

– Uf, Pau, si sigues pidiendo agua te voy a comprar un bom bom bun, ya todos creen que estás consumiendo algo – Asegura Sussi, haciéndose la seria.

Hey, tómate algo, así te sales de tus casillas y disfrutas más. – Apoya Jessi a su amiga, tratando de hacerla sentir bien.

– Definitivamente está noche no será, mujeres, solo quiero bailar un poco, pero... – Se levanta y hace parecer que toma su bolso para irse – si ustedes no están de acuerdo, me voy.

– NO, no, no... Como se te ocurre pensarlo siquiera. – Sussi le pasa un brazo por los hombros y la lleva a sentarse de nuevo – Ven quédate y te consigo un buen parejo.

Se ríen y piden sus bebidas, durante un par de minutos intentan hablar, pero la música no deja, así que aceptan las invitaciones del resto del grupo a unírseles en la pista y aceptan entre risas.

Un momento más tarde están bailando en pareja y nuevamente Jessica y Paulina en la mesa, dos marinos, vestidos con impecables uniformes blancos se les acercan y las invitan a bailar, son realmente unos niños, no deben tener más de 22 años y ellas se sienten atracando cunas. Bailan casi una hora con sus nuevos acompañantes y después de un rato se despiden de ellos. Para evitar que se acerquen de nuevo toman prestado las parejas de sus amigas y bailan con ellos también.

A las tres de la mañana Paulina se despide. Quiere dormir. Pero Mike el novio de Mieke, la rubia de ojos verdes, la convence de bailar otra canción, es un merengue bastante movido. Ese hombre baila genial.

– Mieke, lo has perdido, me quedo con este parejo – Sonríe con picardía mientras señala a su parejo de baile.

Bailan una canción más, un vallenato, y cuando quieren continuar suena esa canción. Su rostro cambia de inmediato y se aleja de la pista hacia el baño. Se había olvidado de él, en toda la noche no había recordado cuanto lo extrañaba y esa canción la hizo sentir todo de nuevo. ¿Qué precio tiene el cielo? La habían bailado aquella noche, era imposible no recordarlo todo en ese momento.

Solo unos segundos después entra Jessica y la abraza. No ha llorado, pero sus ojos brillan mostrando que están a punto de estallar en lágrimas.

– Jess... Lo extraño mucho. – Dice pegada al hombro de su nueva amiga.

– ¿A quién? – Pregunta realmente extrañada, ella no conoce su historia y nmo tendría por qué.

Caminan buscando la salida, para que Paulina respire más tranquila y Jessica le hace señas a Sussi de que estarán afuera un rato, así no se preocupa. Dejan el lugar donde todos se ven descontrolados con la nueva canción. Se ubican en una de las bancas que se encuentran frente a la Torre del Reloj y el silencio reina durante unos minutos.

– Estoy embarazada. – Suelta sin más palabras, suspira y se abraza a si misma.

La cara de asombro de Jessica vale una fortuna y un poco más. La agarra por los hombros y la mira con incredulidad.

– ¿De quién? Pensé que estás sola. – Dice con incredulidad.

– Es una historia larga, aún que no es tan larga realmente. – Suspira, tratando de encontrar las palabras – Sussi aún no sabe... Por favor no le digas nada, se muere si se entera por otra persona. – suelta tan rápido las últimas palabras que Jessi casi no las puede comprender, pero al final toma la esencia de lo dicho.

Durante los siguientes minutos le cuenta de Carlos Alberto, de su tiempo juntos, le dice como se siente al no saber nada de él. Sus dudas y miedos por saberse embarazada sin pareja y con otros dos hijos.

Jessica no puede creer lo que escucha, su cara cambia en la medida en que ella habla y se identifica con cada situación. Al final la abraza nuevamente.




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