– ¿Quién es ella?
La pregunta sale de los labios de Paulina con tanta rabia y tristeza mezcladas que su tono se escucha más grave de lo que hubiera deseado. Los brazos cruzados en el pecho de Paulina, contrastando con la posición erguida de su cuerpo muestran su real estado de ánimo, ese que había olvidado por muchas horas en compañía de su amigo. Una media sonrisa aparece en los deseables y adorables labios de Carlos Alberto, cosa que hace la enfadar aún más. En su mente no cabe la idea de que él pueda estar con otra mujer, todo lo que había pasado los últimos días se lo aseguraba, aun así, verlo con ella, esa mujer que en la distancia se ve perfecta la hace sentir... insegura.
– Estás celosa. – No fue una pregunta, Carlos Alberto afirma y la mira con picardía, se le hace tan divertido verla de esa manera, es entonces cuando decide llevarla un poco más allá. – Ella es una persona muy importante para mí.
– Si es tan importante, deberías quedarte con ella y dejarme tranquila. – Algo dolió en el interior de su pecho, no puede decir exactamente qué es eso que se rompió, pero duele, aun así no piensa demostrarlo. – Debo irme, quiero descansar.
Los pies de Paulina inician el movimiento que marcan su partida, pero Carlos Alberto con ese conocido delicado agarre en su mano la detiene con una sonrisa gigantesca. Definitivamente, estás celosa fueron las siguientes palabras en salir de su boca casi como un susurro en el oído de Paulina, lo que genera que ella se estremezca y la deje sin voluntad.
Al otro lado de la calle, Luka se encuentra de pie al lado de la acompañante de Carlos Alberto, ambos observan la escena en un incómodo silencio que por pequeños instantes les saca ligeras sonrisas.
– No estoy celosa. Estoy molesta, me siento como una estúpida. – Todas las palabras salen de golpe de la boca de Paulina con gesto más que evidente de enfado y frustración – Otra vez caí contigo.
– Mi hermosa dama... – Dice acercándose más ella y posando su otro brazo alrededor de su cintura, en ese gesto que desde el primer día la hecho sentir más de lo que quisiera, ese tic se hace presenta en su mentón causando un poco de incomodidad – Alexa es mi prima, mi mejor amiga, es como mi hermana, nos criamos juntos.
La sensación de estupidez en Paulina no disminuye ante sus palabras, todo lo contrario, se hace monumental en ese instante, se siente la mujer más tonta del mundo, antes él le había hablado de ella como esa compinche de niñez y juventud, pero nunca esperó que fuera ella la mujer que iba con él en el carro y que lo acompaña en ese momento.
Una graciosa expresión en el rostro de ella y un suspiro que deja salir casi todo el aire que había estado reteniendo en sus pulmones son el interruptor para que Carlos Alberto la abrace y suelte una carcajada con ella en brazos.
Si estaba celosa, pero nunca lo voy a reconocer delante de ti. Piensa Paulina, tratando de recomponerse.
Un dulce beso en los labios que genera paz en sus protagonistas, pero cercena cualquier esperanza en el interior del rasurado italiano, esa es la confirmación de que pueden superar cualquier cosa juntos.
Caminan de regreso, atravesando la estrecha calle, dejando pasar algunos vehículos que transitan por el lugar. Se acercan a sus respectivos acompañantes que aguardan en silencio y expectantes ante la escena que se desarrolló unos instantes atrás.
La sonrisa avergonzada de Paulina junto a sus mejillas arreboladas por esa misma sensación, son la primera imagen que captan los ojos de sus acompañantes. Carlos Alberto presenta a las dos mujeres que parecen hacer empatía de inmediato, acto seguido es Paulina quién presenta a Luka con Alexa quienes con su corto saludo logran superar el momento incomodo en el que habían estado envueltos momentos atrás.
– Mucho gusto, Alejandra Leal. – Su amplia sonrisa deja ver sus perfectos dientes y se puede ver que es una persona amable, accesible, sencilla.
– No, el gusto es mío. Luka Di Lorenzo. – la sonrisa que le devuelve Luka es igual de amplia y encantadora.
– Eres italiano, – dice en respuesta Alexa – Yo viví en Italia por siete años.
Esa afirmación abre la más cálida conversación entre los acompañantes de la feliz pareja. La fluidez en las palabras del otro idioma que salen de Alexa a partir ese momento crean un ambiente más relajado y ameno. Después varios intercambios y comentarios seguidos de risas vuelven al español, Carlos Alberto es el único que no lo habla, así que sentados en el mismo restaurante del que habían salido, los recién llegados consumen pizza y se deciden por unas cervezas. La conversación es amena, más de lo que Carlos Alberto pensó algún día podría ser estando Luka presente.
Ya es muy tarde, en especial para aquellos que deben laborar al día siguiente. Luka y Alexa deciden quedarse hablando un rato más, cosa que es extraña a los ojos de Carlos Alberto, sin embargo, no dice nada y se limita a despedirse de ambos y le regala un gran abrazo a su prima, reclamando tiempo para él en los próximos días antes que regrese a Boston, donde reside.
La expectación por estar a solas es inmensa, tan grande que apenas podían mantener la compostura frente a sus acompañantes y se ganaron más de un comentario mordaz de parte de Alexa, que es bastante expresiva y no se queda con nada. La prima de Carlos Alberto es una mujer increíble, tiene un humor que hace reír hasta al más huraño de todos. Tiene la misma edad de él y son tan cercanos debido a eso, pues estudiaron juntos desde el jardín y se unieron más en la adolescencia cuando Jorge Armando se fue a Inglaterra a estudiar.