Dos meses antes
La llegada de Nasly solo estaba haciendo que todo fuera perfecto. Su hermana había sido durante mucho tiempo su mayor apoyo emocional y ahora estaba para verla en el momento más feliz de su existencia, este presente que se construye con tantas esperanzas como sentimientos poseen los protagonistas.
– Las niñas están hermosas – exclama poniéndose al nivel de las dos pequeñas que la miran emocionadas y sonríen con toda la dulzura que se posee en esa etapa tan bella de la vida, la niñez – Solo un año y están muchísimo más grandes, son unas lindas princesas – expresa a sus sobrinas.
– Chía, chía. – Grita con alegría las más pequeña de sus sobrinas, mientras la abraza desequilibrándola. Sus características tan latinas, casi igual a su madre, solo heredó de su padre el color de sus ojos.
– Tía Pau... La abraza la mayor dándole muchos besos. Esta no sé parece en nada a su madre, es más bien, la versión femenina de su papá.
Toda la bienvenida estuvo llena de abrazos, besos, saludos, sonrisas y muchas, pero muchas fotos, todos querían fotos con las sobrinas o primas gringas.
La recepción fue maravillosa, toda la familia estuvo ese fin de semana en Cartagena, compartieron infinidad de espacios y momentos, retomaron viejas conversaciones, hubo momentos de tristeza al recordar a su fallecido hermano, las cosas que siempre hacía, sus famosas imitaciones, lo especial que fue como hermano, padre y, sobre todo, como hijo. Cecilia no pudo evitar que las lágrimas corrieran por sus mejillas, la pérdida de un hijo es algo que nadie debería vivir.
Nasly y Carlos Alberto tuvieron su propio espacio para compartir y realmente quedó satisfecha cuando pudo mirar a los ojos al que ahora sería su cuñado. Todos estaban cerca de la piscina viendo como jugaban los más pequeños, esta vez eran muchos más. En medio de una conversación grupal, uno a uno se fueron retirando dejando solos a Carlos Alberto y Nasly. Ella simplemente aprovechó para decir lo que pensaba sin preámbulos.
– No quiero que mi hermana sufra... Otra vez – Expresó mirándolo a los ojos.
– Lo entiendo, por eso estoy dispuesto a todo por ella, solo falta que ella se decida. – Él le devolvió la mirada con la misma intensidad.
– Dale tiempo, ella no es de tomar decisiones a la ligera.
– Lo sé, pero siento que hemos perdido mucho tiempo, quiero todo con tu hermana. – solo giró un poco su cabeza para mirar a Paulina reír.
– ¿Qué es todo? – interroga Nasly, con el mismo tono inquisitivo que usa normalmente en su trabajo.
– Tiempo, espacios, experiencias... Vivir... quiero vivir de verdad, sin versiones a medias... – Las pequeñas pausas hechas por el caballero de cabellos oscuros, solo dejaban entrever su anhelo por la morena.
– ¿Versiones a medias? – Era casi como si no comprendiera esa expresión.
– Si. Mi vida era eso... hasta que la conocí a ella, Paulina lleno mi vida de una realidad completamente diferente y de la cual no quiero salir, es lo mejor que me ha pasado. Con ella me siento pleno, feliz. Ahora no tengo que esperar nada, ella es todo lo que deseo para mi vida.
– El dinero. – No fue una pregunta, solo daba el motivo que llevaba a que su vida tuviese ese matiz.
– Si, el maldito dinero, solo permite que veas una cara de las personas, pero Paulina... – Suspira – con ella fue diferente.
– Por Eso la engañaste al principio – El tono malicioso de ella le saca una pequeña sonrisa al muy serio Carlos Alberto.
– Te contó eso... – Afirmó negando con la cabeza un tanto gacha mismo tiempo que sonreía avergonzado – No la engañé, solo le dije la verdad a medias, quería que me conociera como un hombre normal, no como lo que todos siempre habían visto de mí. Por eso digo que no quiero versiones a medias, con ella nunca más. – Apuntó con seguridad la última oración.
– Entonces... ¿Qué vas a hacer para convencerla?
La presencia de una pequeña de ojos verdes, diciéndole a Nasly que tenía ganas de ir al baño, hizo que ambos sonrieran y dejarán una respuesta pendiente.
Durante el mes que duró la visita de Nasly a su tierra natal, la rutina de Paulina cambió un poco. Ahora no solo era trabajo, los chicos, Carlos Alberto y la playa, sino que debió incluir salidas de fin de semana a otros lugares con su familia, a los cuales Carlos Alberto siempre estaba invitado, ganando cada día más a su familia. Si antes lo querían, ahora los tenía completamente en su bolsillo.
Siempre se veían felices, con miradas cómplices, llenas de amor. La vida de Paulina había cambiado completamente. De esa vida rutinaria con dos espacios únicos, que se podrían definir como bicolorido, ahora parecía tener todos los colores de la gama de Windows.
Paulina recordaba los días en los que Nasly había estado de visita, era difícil para ella que su hermana, esa que sólo tenía dos años más que ella, se hubiera marchado. Un mes es mucho tiempo para algunas cosas, pero demasiado escaso para otras. Ahora solo falta un mes para su matrimonio y aún siente muchísimo miedo a lo que su futuro estado civil le conllevará.
"Es en la convivencia cuando realmente se ven los caracteres de las personas". Ella sabe a qué hace referencia esa frase tan popular. Con Heriberto había descubierto su fase de seductor y mujeriego cuando ya estaban casados. Antes no pudo o no quiso verlo.
Carlos Alberto le había pedido hace dos noches que definieran una fecha para la boda, él estaba realmente ansioso, no quería presionarla, pero tampoco quería que pasara mucho tiempo hasta la boda. Ella no quería una convivencia previa antes de legalizar la unión, lo que solo les daba la opción de casarse para poder estar realmente juntos.
– No somos adolescentes que simplemente se visitan todas las noches, ni amantes que salen para tener intimidad cuando quieren compartir algo más que unas simples caricias. Quiero poder despertar contigo cada mañana...