"¿Dónde has estado?"
Haley
—¿Por qué? —preguntó mi madre mientras conducía, me dejaría en la universidad. Lo hacía cuando me alistaba temprano.
—Porque no puede —respondí.
—Dime la verdad —quitó la vista del frente para mirarme y volvió a mirar hacia al frente—. No creas que no me doy cuenta —reprochó—, no te he visto con Melanie ni con Ian.
Había intentado decirle lo que había pasado, pero me avergonzaba que supiera que ni siquiera podía escoger buenos amigos.
—Ian y Melanie, Melanie e Ian —miré hacia la ventanilla para no sentir tanta vergüenza—, ellos me engañaron —confesé—. Esa es la verdad.
Su rostro cambio a una expresión de asombro.
—¿Has escuchado: "Con el tiempo uno aprende a querer más...pero a menos personas"? —estacionó el auto al frente de la universidad y luego me miró—. Ya empezó tu tiempo —puso su mano encima de la mía—. No todos tienen buenas intenciones, no todos se quedarán. Pero ahora sabrás con quien te quedarás.
Ella tenía razón, sí que la tenía.
No pude evitar sentirme triste, pero esa era la realidad.
—Te quiero.
—Yo más —Me dio un abrazo y luego se separó—. Se te va a hacer tarde y a mí también.
Asentí, tomé mi bolso y baje del auto. Caminé hacia la entrada de la universidad y volteé hacia donde se encontraba el auto, ya se había ido.
Sus palabras se repetían en mi mente:
"No todos tienen buenas intenciones, no todos se quedarán. Pero ahora sabrás con quien te quedarás."
Y dejé de ser ingenua, porque un corazón roto duele más de lo que se piensa.
[...]
—¿No te parece mucho? —preguntó Lilia, cansada.
—Esto no es secundaria —solté un suspiro.
—Bueno, tan siquiera ya vamos a terminar —murmuró.
Ya habían terminado las clases, pero nos encontrábamos en la biblioteca de la universidad estudiando para los exámenes.
Quisiera decir que habría preferido estudiar otra cosa, pero no era cierto, aun así me estresara y cansara, la medicina era algo que amaba, después me especializaría en psiquiatría.
—Mañana seguimos, ¿va?
—Sí —asentí varias veces, eso le hizo soltar una carcajada—. Shh, deja de reírte, nos pueden botar.
Se calmó y volvió a hablar:
—¿Te parece si vamos a tomar algo?—propusó.
—Sí.
Guardamos nuestras cosas y salimos de la biblioteca. Estábamos caminando por el pasillo.
—¿Has sabido algo de Elián? —preguntó, haciendo que recordara nuestro último beso.
Nunca le había hablado de Elián a Lilia, para ese entonces le contaba todo Melanie.
—No sé nada de él —respondí. Era cierto, pero si hubiera sabido algo de él no se lo hubiera dicho.
—Puedes confiar en mí.
Ahí estaba el problema, yo no podía volver a confiar en alguien tan fácilmente, tal vez ella era buena pero, ¿cómo podía estar segura de ello?
—Te entiendo —dejo de caminar de mi lado y se paró al frente de mí, colocando sus manos en mis hombros—, sé que no va a hacer fácil volver a confiar, pero espero que te des cuenta de que yo no soy así. Tómate tu tiempo —Me dedicó una sonrisa.
Volvió a caminar a mi lado, iríamos a una cafetería.
Salimos de la universidad, despidiéndonos de algunos compañeros que nos encontramos en la salida.
El clima estaba como me gustaba. Había frío, pero no demasiado exagerado.
—No entiendo —dijo Lilia.
—Ni yo—miré hacia la esquina del estacionamiento donde se encontraban Alicia y Ashton agarrados de la mano—. ¿Cómo pueden seguir después de lo que se hicieron? Y ¿cómo no les afecta?
—No lo sé —Se encogió de hombros—, no los entiendo.
—Tal vez sólo se necesitan, aún después todo lo que se hacen, se necesitan. Supongo que es como un vicio, y no pueden salir de él.
—Espero que nunca me pase.
—Lo mismo digo —concordé.
Nos dirigimos a su auto, ella entró al auto y luego me abrió la puerta, quedando yo en el copiloto.
Empezó a conducir, no tardaríamos mucho en llegar a la cafetería, realmente se encontraba cerca, por eso muchos alumnos de la universidad iban a allí.
Empezó a sonar "Let's fall in love for the night" de Finneas. Lilia la había puesto.
Admito que me gustaba la música que Lilia escuchaba, era la misma que yo escuchaba.
—No sé si decírtelo —habló, haciendo que le prestará atención—, ¿sabes? Me gustaría tener una verdadera amistad contigo —Su expresión cambió a una nostálgica—Yo también pasé por un engaño, sé lo que se siente —La miré, confundida—. He escuchado algo acerca de Ian y Melanie ¿quieres saberlo?
Sí, si quería saberlo. Pero cada vez que me enteraba de que hacían algo o con simplemente escuchar sus nombres me sentía mal. Tal vez algunos me verían como una estúpida, pero era algo que no podía evitar y sabía que en algún momento me dejarían de importar; esperaba ese momento.
—No —contesté, aun así me muriera de la curiosidad.
No dijo nada, sólo asintió.
Lilia estacionó el auto en el aparcamiento, bajamos de él y caminamos un poco hasta llegar a la cafetería.
Abrí la puerta de la cafetería y, inevitablemente, sonó la campanilla.
Nos sentamos en una mesa de la esquina, estaba un poco alejada.
—¿Qué quieres? —preguntó Lilia, enarcando una ceja.
—Un batido...
Lilia me interrumpió:
—Lo sé —rió—. Bueno, creo saberlo, no es difícil de adivinar si siempre pides lo mismo —Se paró y fue a hacer el pedido.
Saqué mi celular de mi bolso.
Escuché la campanilla, indicando que alguien estaba entrando.
Miré hacia la puerta por curiosidad, ví a algunos alumnos de la universidad, pero de ellos reconocí a Elián, Kian, Ashton y Alicia. Ellos se sentaron en una mesa más grande ya que eran varios.
Mi mirada se posó en cada uno, pero se detuvo en Elián.