AMAIA
tengo media hora en mi coche, afuera del cementerio, hoy se cumple 2 años de la muerte de mi esposo, todos me han dicho que con el tiempo superaré su muerte, pero ya han pasado dos años y yo sigo llorando, extrañándolo, amándolo como el primer día que lo conocí.
Miro por el retrovisor, veo a mi pequeña Maia esta dormida, hace quince días, el cinco de junio cumplió sus dos años, aun recuerdo como tuve que adelantar el parto para que Osvaldo pudiera conocer a nuestra hija antes de irse.cuando nació era tan perfecta, habíamos elegido un nombre para ella se llamaría abril, pero Osvaldo cuando la tuvo en sus débiles brazos, la llamo Maia y dos días después la registramos con ese nombre. Que su padre eligió para ella.
Quince días después le estaba diciendo adiós al amor de mi vida.
Mi hija empieza a moverse poco a poco hasta abrir los ojos, me limpio las lágrimas, no me gusta llorar, cuando estoy con ella.
—hola Maia, ¿estás lista para ver a papa?
Ella me dice que si moviendo su cabecita feliz.
—entonces vamos con papi.
Camino con mi hija en un brazo y en el otro brazo con la pañalera, a la distancia veo a mi cuñado, me duele verlo, por qué es muy parecido a él, se llevaban dos años a Oliver, también le ha costado mucho su perdida, cuando nos vemos ni él ni yo dejamos de llorar, Maia es su adoración y ella lo ama, la primera vez que Maia le dijo papa, lloramos todo el día, aún no entendemos por qué Maia le empezó a decir papa, pero a mí no me molesta y a Oliver tampoco.
—pero si aquí viene mi dulce caramelito —Oliver corre a quitarme a mi hija y levantarla en brazos
—como está la niña más hermosa del mundo.
Amo ver a mi hija feliz, Osvaldo tiene la mejor familia, cuando él se fue, ellos me cuidaron, o más bien cuidaron de mi hija mientras me recuperaba <claro la recuperación no ha llegado >
—hola Amaia
—hola señora carlota —la saludo, es la madre de mi difunto marido
—¿cómo estás Amaia? — me pregunta el padre de Osvaldo, el señor Rafael.
—estoy bien, gracias —sé que saben que no, pero no preguntan más.
Aparte que la atención se la roba mi hija y no los culpo por qué es maravilloso verla tan feliz con la familia de su papá, sé que cuando crezca serán ellos los que le hablen de su papá, yo lo hago todas las noches, pero sé que sus abuelos y tíos tienen las mejores historias de Osvaldo cuando era pequeño.
Me encuentro sola, todos se han ido, para darme un espacio para estar con Osvaldo.
Quisiera decirle que he pasado página y que ahora estoy mejor, pero la realidad es que no, que desde que él se fue no soy capaz de dormir en nuestra cama, que lloro cada vez que nuestra hija se duerme o que Oliver o sus padres me piden a Maia para que duerma con ellos, esos días son lo más difícil por qué tengo que estar sola, y la soledad es muy dura, es dura sin el hombre que amo no este al lado.
—buenas tardes.
Alguien interrumpe mis pensamientos. Volteo para contestarle
—buenas tardes — respondo, pero él ya ha pasado, solo lo veo de espalda, seguramente lleva flores para un ser querido.
—Amaia —me habla Oliver
—mande Oliver
—Maia, ya está muy inquieta, creo que te quiere a ti.
Volteo a verlo y le sonrió. Me pongo de pie y me voy.
Ya estamos llegando a casa, en la entrada me está esperando mi mejor y loca amiga Simone, sabe que hoy es un día muy difícil y siempre me acompaña.
Simone y yo somos tan distintas, ella es un pájaro libre, le gustan las fiestas, los hombres y la bebida, pero es la mejor amiga y si sabe que la necesito deja todo y viene por mí. Como es el día de hoy que bien podría estar en una fiesta y está aquí conmigo.
Estaciono el carro afuera y me bajo, mi hija se ha vuelto a dormir, el camino fue largo, intento no despertarla, pero con los gritos de simone no logro que siga durmiendo.
—mis bellezas hermosas, ya me estaba cansando de esperarlas, he traído bebidas.
—solo para ti.
—pues te puedo compartir sin ningún problema Cariñito.
—por dios simone ya estás borracha.
—Conocí a un chico anoche y hasta ahorita lo dejé ir
—no lo dudo
—ya sabes que te prefiero a ti a cualquier hombre bebe —se empina la botella que tiene en la mano.
Entramos a casa, simone me alegra de muchas maneras, mi vida sin ella no sé qué haría, yo no tengo familia, hoy huérfana, siempre viví en una casa hogar después de los dieciocho Salí, rápido empecé a trabajar y en una tienda departamental, y con eso pude pagar clases de fotografía
Después conocí a Osvaldo en una fiesta de una amiga en común, nos enamoramos a primera vista, y él fue mi familia desde entonces hasta que se fue.
—Amaia, pondré una película de terror
—ni se te ocurra mujer, te saco de mi casa —odio las películas de terror me dan miedo.
—solo bromeaba, pondré una comedia
—tú odias las de comedia.
—bueno no pienso poner una romántica y verte llorar lo que resta de la noche
—te amo Amaia, pero ya no quiero verte llorar.
—lo sé, pero no puedo evitarlo simone.
—oye y si le pides a Oliver que te cuide a Maia y vamos de fiesta, estamos a tiempo, son las nueve de la noche.
—no, Simone, no tengo ganas, pero si tú quieres ir, ve, yo me voy a la cama con mi hija.
—hagamos algo, vamos a cenar, entonces tú y yo, solas.
—solo no quiero que te deprimas amiga, sé que es un día muy triste para ti, anda sí.
—estás borracha simone
—pero a que si soy la mejor amiga que tienes, aunque esté borracha.
—eres una tonta Simón
—y tú eres una tonta como tu amiga.
Nos reímos.
—vale llamaré a Oliver, no sé si este con su novia.
—esperemos que no