El deseo de Sarah

CAPITULO 5. FLAVIO (PASADO)

FLAVIO

 

Voy llegando al aeropuerto, esto esperando que mi primo venga por mí, pasaré una temporada acá, y que mi primo necesitara mi ayuda es un plus al menos no voy a estar aburrido, necesito distraerme, nadie lo sabe, pero tuve un pequeño romance con una chica que conocí, pero se volvió muy tóxica, de por sí yo le huyo a las relaciones, no me gusta ser de una sola chica, y es que ella hasta hijos quería, y yo paso, no soy como Orestes en ese aspecto él es hogareño y más ahora que es padre soltero, mis respetos para él no debe ser fácil tener a cargo una empresa y educar a sus hijas.

Salgo del aeropuerto, justo mi primo viene llegando, me acerco a su auto, es mi primo favorito y me alegra siempre verlo, somos como hermanos, nuestros padres son gemelos idénticos.

—pero mírate primo cada vez más guapo —me dice Orestes mientras me da un gran abrazo, ya tenía rato sin vernos.

—yo siempre, ore no puedo decir lo mismo que tu querido— le digo en modo de broma 

—te recuerdo que somos casi gemelos, querido —me contesta de inmediato, por nuestros padres son idénticos.

Orestes me invita a cenar, aunque estoy cansado, acepto, pero le digo que quiero ver a mis princesas a si que le propongo ir por ellas para que cenen con nosotros. Orestes llama a la casa

—Madi, soy yo Orestes, puedes alistar a las niñas, saldremos a cenar, tú nos acompañarás también.

En cuanto Orestes cuelga lo interrogo.

—¿quién es Madi?

—es la niñera de tus sobrinas —contesta

— y de 0 al 10 que tan buena esta primito— vuelvo a preguntar

—aléjate de ella —me dice con un tono serio

—woow aún no la conozco y ya me la has prohibido—le digo sonriendo

—solo que es muy inocente, y tu muy mañoso.

—ore y desde cuando tú te preocupas por la inocencia de las mujeres— musito

—solo te estoy diciendo fla que ella está fuera de tus conquistas, por favor es la niñera de mis hijas y ellas la quieren mucho.

—no te prometo nada.— contesto sin darle importancia, aunque me huele a que mi primito se le está descongelando el corazón, necesito conocer a esa chica, algo interesante debe tener.

Llegamos a casa, me bajo de prisa para abrazar a mis princesas

 

—mis enanas preciosas, las extrañé tanto — les digo

—y nosotros a ti tío Flavio — me dice Zoe mientras me llena de besos. 

—hola, ¿tú debes ser Madison? —le pregunto a la chica que me está observando

—si soy Madison mucho gusto señor—me contesta madi

—señor, hay no mi amor, llámame solo Flavio o fla como gustes —le digo mientras le guiño un ojo 

—bueno, ¿ya nos vamos?  Las niñas no puede cenar tan tarde— nos dice ores, Orestes no puede ocultar su molestia, claro que aquí está pasando algo.

—las hermosas damas por delante— digo. Y volteo a ver a mi primo que pone los ojos en blanco

en el carro sigo molestando a Orestes, que me mira enojado y yo le sonrió cínicamente.

Orestes escogió un restaurante que se llama el buen sabor de Sarah. Ese nombre me trae recuerdo.

Les pregunto a mis sobrinas lo que quieren cenar, ellas me contestan 

—¿y tú? Hermosa? — le pregunta a Madi. Quiero ver la reacción de mi primo 

Madi voltea a ver a mi primo, pero desvía la mirada en cuanto él la ve.—y con eso compruebo lo que sospeche.

—no sé aún no me decido—me dice sonrojada

—yo voy a pedir costillas bbq—me dice Orestes algo molesto, yo solo le sonrió para hacerlo enojar más

 

—Madison—volteamos todos a ver a la chica que le ha hablado.

—Sarah, Hola, ¿cómo estás?— Le contesta una alegre Madison. 

—yo... la conozco no me puedo estar equivocando es ella es Sarah.

 

—bien gracias, feliz de verte otra vez —contesta ella, aún no repara en mí

—a mí también me da gusto verte otra vez Sarah

Orestes carraspea y ella voltea a vernos a los demás, me voltea a ver, pero no sé si no me recuerde. O simplemente actué como si no me conociera. 

—Sarah, él es mi jefe, el señor Orestes Gonzaga y ellas son las niñas que cuido, recuerdas que te dije que era niñera —los presenta madi

—si claro, mucho gusto en conocerlas, madi me habló de ustedes. 

—soy Sarah y soy propietaria de este lugar. 

—¿Tú manejas esto sola? —pregunto incrédulo

—sí, bueno, ¿por qué no podría hacerlo? — me contesta  retándome con la mirada

—tranquila, solo preguntaba —le digo

—él es Flavio, primo de mi jefe— intervino Madison

—mucho gusto—me dice, su mirada es penetrante, ¿me recordará?.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.