Madison y sus acompañantes han salido del restaurante, no sé cómo logré no ponerme mal con la presencia de Flavio, y fingir que no lo conozco me costó mucho más, no puedo creer que esté aquí. En la misma ciudad que yo, y que sea primo del jefe de madi, conocí a madi el otro día, no sé qué fue lo que me motivo hablarle, pero se miraba tan sola, que me imaginé a mí misma, y no lo pensé a empezar una conversación y hasta a mi casa la invite. Está sola en el mundo, su abuelo acaba de fallecer y por eso tuvo que venir a la ciudad a trabajar con ese tal Orestes, pero nunca pensé que madi me traería a mi pasado, ese que me he empeñado en borrar.
Conocí a Flavio, hace 5 años trabajaba como mesera para poder pagar los gastos de la universidad, él iba seguido por ahí con su padre, siempre me tocaba atenderlos, a mí se me hacía un chico super guapo, en verdad era muy guapo, y luego me miraba diferente a los demás clientes, me sonreía, era amable. Un día llego solo a comer, y aprovecho para sacarme plática, me pregunto por mi nombre, y mi edad, así empezamos hablarnos, no sé en qué momento me invitó a salir, me llevo a comer mi nieve favorita, en mis días de descanso, intentaba llevarme a donde yo más quisiera, nunca me decía que no, hasta ese día, el día que me entregué por primera vez a alguien, le di mi virginidad, yo estaba muy nerviosa por qué nunca había estado desnuda enfrente de un hombre, pero Flavio fue el mejor chico, me trato como a una reina.me hizo suya hasta al amanecer, después cuando desperté, estaba sola, Flavio había desaparecido y no lo volví a ver hasta el día de hoy, no me dio una explicación simplemente me dejo solo quería mi virginidad, pero al escuchar su voz, confirme que si, aunque al principio quería darle una cachetada luego pensé que no vale la pena, no vale la pena él ya está fuera de mi vida hace mucho tiempo.
Pero no voy a negar que me dejo un poco movida, él actuó como si nada y aparte no podía creer que yo soy la dueña se esté restaurante, aunque yo aún no me la creo.
Ya son la una de la madrugada, estamos cerrando, me gusta quedarme hasta el final de cierre con los chicos y ayudar en lo que pueda, ya sé lo difícil que es trabajar en un restaurante porque lo hice, desde joven, a sí que aprendí muchas cosas que estoy poniendo en práctica y sobre todo como no quiero ser de jefa.
Estoy pidiendo un Uber para llegar a casa, me propuse ahorrar dinero para comprarme mi propio coche.
—hola Sarah
esa voz no puede ser otra más que de Flavio
—que quieres —le contesto indiferente y sin voltear a verlo.
—hablar contigo, te debo una explicación
—ya ha pasado mucho tiempo para eso, ¿no te parece?
—lo siento Sarah, no estuvo en mis manos irme como lo hice, fui un estúpido, pero en verdad no estaba pensando en ese momento.
—Me dejaste como a una cualquiera, solo obtuviste lo que querías y cuando lograste u objetivo te fuiste.
—no fue eso lo que estaba haciendo contigo, en verdad quería algo serio contigo, pero déjame te explico.
—no, no me interesa, pero gracias por intentarlo,
me muevo para no tener que escucharlo más, gracias a dios uno de mis empleados llega a mi rescate y me ofrece llevarme a casa, sin pensarlo me subo al coche.
—¿ese chico te estaba molestando?
—es un viejo conocido don jorge
—oh, pensé que la estaba molestando.
—gracias por llevarme don Jorge, no podía pedir el Uber.
—no se preocupe, la llevaré todos los días a si no se arriesga a ir sola en un Uber, a veces no son tan confiables.
—no quiero molestarlo en verdad.
—no es molestia Sarah, tu padre fue una muy buena persona, y sé que tú también lo eres.
Olvide que la mayoría de la gente conoció a mí a mi padre.
—¿Que tanto conoció a mi padre? —quisiera indagar, aún no me animo a leer las cartas que escribió para mí, cuando esté lista lo haré.
—era un hombre muy serio, pero amable, siempre estuvo para nosotros, era un buen jefe, aunque no estaba todo el tiempo aquí, pero cuando venía el ambiente mejoraba, por qué nunca nos limitaba, y las jornadas no son tan largas cuando tomas descansos siempre le gustó tener empleados de más a si nunca teníamos problemas cuando se llenaba.
—nos pesó su muerte y que nadie pudo ir a despedirlo, por qué…
Don Jorge se quedó callado y me imagino por qué.
—porque si familia no sabe de la existencia del sabor de Sarah.
—no, no lo sabían.
—¿Sabe por qué él le puso mi nombre al restaurante?.
—porque sería tuyo, siempre nos dijo que cuando él se fuera, tú ocuparías su lugar.
—se escucha más bonito, el sazón de Sarah no cree.
—de las dos formas se escucha bien.
—¿Cuánto tiempo tiene trabajando?
—desde que se formó el restaurante, empecé como lavaloza, después mesero y posteriormente empecé a poner atención a los chefs y poco. A poco me fui integrando hasta el día de hoy.— tuvimos miedo que no aceptarás el restaurante y nos quedaremos sin trabajo.
—Pensé no aceptar, odia a mi padre, nunca estuvo presente para mí.
—pero él siempre nos hablaba de ti.
—de mí, pero si no me conocía.
—hay muchas cosas que tú no sabes Sarah, Vicente, te amo, aunque no podía verte físicamente.
Ya no hablamos lo que resta de camino, tengo en mi mente muchas cosas, primero lo de Flavio, volverlo a ver, me despertó los sentimientos que tenía guardados y no los dejaba salir, y después lo de papá, siempre pensé que era un hombre sin sentimientos que me abandono sin reparo, pero ahora siento que lo hizo por qué no tuvo opción.
En cuanto llego a mi casa, subo directamente a mi habitación, abro el cajón donde deje las cartas de mi padre de ido abrir la primera carta, redactada el día de mi nacimiento.
16 de noviembre
No puedo creer que seas tan preciosa mi amor, eres tan perfecta, tienes los ojos más hermosos que he visto, fue tan fácil enamorarme de ti, apenas tienes unas horas de nacida, y ya te extraño tanto, tuve que verte a escondidas, lo lamento tanto mi Lucerito, lo siento por no haber podido estar en tu nacimiento, cómo lo estuve con tus hermanos, pero conocerte es uno de los tesoros más grandes que pude tener.