El deseo de Sarah

CAPITULO 7 AMAIA

 

 

Hoy he decidido tomarme el día libre, para pasar con mi princesa, Oliver ha salido de viaje mañana regresa, y mis suegros me pidieron a Maia el fin de semana para llevarla de paseo a sí que hoy pasaré con ella todo el día, amo que la familia de Osvaldo conviva con ella, pero cuando se la llevan un fin de semana la extraño mucho, pero luego me mandan fotos y videos de lo feliz que es y sonrió como loca, no puedo estar más agradecida por el amor que le dan y que también es para mí, no sé qué haría sin ellos porque hasta económicamente me ayudan, sobre todo Oliver que se encarga completamente de mi hija, sé que Osvaldo se lo pidió y eso me hace sentir que Oliver es una parte de Osvaldo, y no solo físicamente. 

 

Maia está feliz desayunando su huevito estrellado con plátano y trozos de manzana que tanto ama comer, yo ya he terminado de desayunar, tengo pensado llevarla al zoológico, quiero llevarla por la mañana a si no hay tantos niños y mi hija puede disfrutar porque hoy es día feriado a sí que habrá muchos pequeños supongo.

Para llegar al zoológico tengo que pasar por el panteón, no me gusta porque me pone nostálgica, como quisiera que Osvaldo viniera aquí con nosotros, que nos acompañara al zoológico y después nos llevara al parque o a comer nieve, lo que sea pero con él.

Para mi desgracia el semáforo se pone en rojo para mi quedo justo en el panteón, prefiero no voltear, no quiero llorar porque Maia viene conmigo.

 

—papá, papa

Maia empieza a decir papa felizmente

—quieres ir a ver a papa mi amor

—shi shi papa 

No puedo evitar sonreír al verla tan feliz, venimos tan seguido a ver a Osvaldo que Maia a su corta edad ya idéntica el panteón.

 

Entro al panteón, tengo un nudo en la garganta, pero si mi pequeña quiere ver a papa yo la complaceré

decido solo bajarme con Maia, que ya está desesperada por bajarse de su sillita

—tranquila bebe preciosa.

La bajo de mis brazos para que camine a esta hora el panteón está solo y me da un poco de miedo para ser sincera, siempre vengo con la mamá de Osvaldo, Oliver o con simone, ella odia los panteones, pero nunca se rehúsa a venir conmigo.

—espera Maia no corras te caerás mi amor 

nunca había visto tan contenta a Maia, casi va corriendo y bien que sabe donde está su papi, mi suegro mando hacer una lona grande con una foto de Osvaldo y Maia ha crecido viéndola, tal vez también por eso le dice papa a Oliver porque se parecen mucho, no sé.

—papá, papa

—dile a papa hola

—hola, papa

—hola, cariño mío, Maia quería venir a verte, antes de ir al zoológico.—verdad que si mi dulcecito.

Maia me mira sonriente, y yo me derrito.

Pasamos unos 15 minutos en el panteón, Maia se sentó a mi lado y me dio un besito en la mejilla. Adoro cuando hace eso.

 

—amadeo por favor no corras espéranos.

Esa voz, esa voz la conozco.

Veo llegar ante nosotros a un pequeño niño rubio, muy hermoso, enseguida de él no tarda en llegar otro niño parecido a él, yo los conozco, los vi en el celular de Flavio, son sus hijos,

Flavio llega con una pequeña niña, ella es más pequeña que los dos niños, pero es muy parecida también.

Flavio me mira sorprendido de verme ahí, y luego sus ojos se posan a mi pequeña hermosa

—hola—contesto viendo a los niños que al igual que Flavio están viendo a Maia.

—hola, Amaia —me dice Flavio. —mientras mira la foto de mi difunto marido.

 

—tú estabas aquí la otra vez, no te recuerdo, pero eras tú supongo.

—si era yo—Flavio no deja de ver la foto de Osvaldo y eso me incomoda un poco, ahora entiendo por qué se molestó el otro día porque invadí su intimidad.

—hola —me dice el primer chiquillo que llego.

—hola, preciso —le digo dulcemente.

—no me llamo preciso, me llamo Amadeo y mi hermano se llama zaid y mi hermanita se llama Alaia.

—hola zaid y Alaia

—¿y ella como se llama? —me pregunta zaid apuntando con dedito a mi hija

—ella se llama Maia, y tiene dos años 

—zaid se acerca a mi hija para ofrecerle galleta, que mi hija acepta gustosa.

—lo siento, mis hijos son muy extrovertidos.

—no te preocupes, Maia también lo es, pero cuando tiene confianza.

—siento tu perdida —me dice en un susurro, como si quisiera que solo yo escuchara.

—gracias, es mi esposo —aún no logro hablar de Osvaldo en pasado, no puedo.

—oh entiendo.

Lo miro a los ojos están tristes

—lamento haber visto tus fotos, no debí hacerlo, no tenía derecho.—espeto sin más.

—mi esposa murió hace 5 años y no me gusta hablar de eso, no me siento listo.

—te entiendo yo tampoco estoy lista para hablar de él, aún duele aunque ya ha pasado  2 años.

—nunca deja de doler, créeme —me contesta, puedo sentir en su voz la melancólica, porque la conozco muy bien.

—lo sé, no importa cuantas veces te digan que debes seguir, no es fácil seguir.

—no lo es, pero...

Flavio voltea a ver a sus hijos y suspira

—por ellos vale la pena seguir.

Yo hago lo mismo, miro a mi hija, está sonriendo y jugando con los hijos de Flavio.

 

 

 

 

no se como paso pero llevamos mas de media hora aqui, mi hija y los niños de flavio estan sentados, ya estan cansados de correr, flavio a ido por agua a su carro, al parecer siempre esta preparado para todo lo que puedan necesitar sus pequeños, deberia seguir sus metodos y empezar a traer en mi coche cosas que maia podria necesitar.

—tengo tre niños y mas cinco hijos de mi primo, tenemos que estar preparados para todo. sobre todo con las niñas 

—¿cuantos años tienen tus hijos?. 

—cumplieron 5 años en febrero.

—estan muy grandes para tener cinco —le comento.

—si amadeo y zaid si, madison es mas pequeña, fue la ultima en nacer y tenia menor peso que sus hermanos, y tuvo complicaciones al momentoo de nacer.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.