ya me he terminado todas mas uñas, estoy muy nerviosa, estoy apunto de irme de aqui, siento escalofrios y me estan sudando las manos, Sinome esta a mi lado pero siento que ella tamben esta nerviosa, no se como dije que ella y Madi me convenciera para venir a ver a la mujer esta.
—¡Amaia!
veo llegar a Madi
—hola—la saludo al llegar junto ami, por un momento pienso que viene sola, pero al ver hacia el pasillo veo a Flavio llegar tomado de los brazos con una señora.
el me mira su ojos se oscurece, no se que hace aqui, yo pense que no vendria, Madi me dijo que no queria venir pero aqui esta.
—ella es Amelia, mama de Sarah — Madi me presenta a la señora.
ella me sonrie y me da su mano.
—gusto en conocerte Amaia.
—lo mismo digo señora.
—ella es Simone mi mejor amiga. —presento a mi amiga.
—hola Amaia —Flavio se aacerca para saludarme, apenas siento sus labios rosar mi mejilla
tambien saluda a Simone, y ahora estoy mas nerviosa de cuando llegue, somos el numero 3 y ya ha paso la dos, Madi es la numero 4 por que Simone saco su numero. nos sentamos para esperar mas comodos, Simone se pone a platicar con Madison y Amelia,Flavio y yo estamos nervisos, el no deja de mover el pie y yo pronto me quedare sin uñas en los dedos.
la puerta se abre, sale la chica que estaba adelante de mi, su semblante es diferente, antes tenia su mirada trsite ahora iradia felicidad.
—puede pasar la que sigue.
me pongo de pie, y la mujer me mira, me ha reconocido, me sonrie, intento regresarle la sonrisa pero no soy capaz de hacerlo. la mujer tambien mira a Flavio, y al igual que a mi sonrie, pero no esta sonrienso con Flavio su mirada esta al lado de el, donde no hay nadie sentado.
ella vuelve a mirarme y vuelve a sonreirme.
—pueden pasar juntos, a ellos no les importa —nos dice
Madi, Simone y Amelia nos miran primero a nosotros y luego a ella.
Empiezo a caminar hacia donde está la mujer, de repente me ha dado ganas de vomitar pero hago todo el esfuerzo por controlarme.
—hola me da gusto de verte de nuevo y lo siento si les asuste, no soy de hacer eso, pero tenía que hacerlo por ellos y por ustedes —me vuelve a sonreír.
Flavio no se movió de donde estaba así que entre sola, la habitación es muy pequeña y fría, tiene colores claros, y el aroma es muy peculiar.
—toma asiento
Volteo a ver la silla que me está señalando, es una pequeña silla de madera pintada de blanco con flores y una mesa pequeña pintada igual.
—osvaldo a llegado hace un momento, estaba feliz de que hayas venido, tiene muchas cosas que decirte.
mis lagrimas caen, permito que caigan.
—osvaldo dice que esta bien, que ya no sufre y no tiene dolor.
quisiera decir algo pero no puedo mi corazon late tan fuerte que siento que se me saldra.
—no llores Amaia, Osvaldo esta tan feliz de pode hablar contigo.
—és que no lo puedo creer. esto es tan extraño, usted, lo que nos dijo aquella vez, todo es tan confuso para mi.
—osvaldo pregunta si aún recuerdas aquella noche donde quedaron varados a la mitad de la noche, y tuvieron que dormir en casa de unos desconocidos.
La miro desconcertada,eso solo lo sabíamos Osvaldo y yo, nunca quisimos decirle a nadie por qué con las personas que nos quedamos digamos que no eran personas que andaban bien.
el coche se descompuso, yo no traia celular y Osvaldo no tenia señal, por mas que intentamos poner en marcha el carro no pudimos, no habia casas alrededor y ya eran las 2 de la madrugada, caminamos un poco para ver si encontrabamos alguna casa, y si que la encontramos, pero desde el entramos sabiamos que algo no estaba bien, para empezar los habitantes de esa casa eran 9 adultos y una niña como de once años, aunque fueron muy amables con nosotros y nos dejaron pasar la noche ahi, aunque el hombre encargado, tambien tenia desconfianza de nosotros, pero osvaldo les hizo saber que en verdad nuestro coche no quiso andar mas. a si fue como pasamos esa noche en casa de esos desconocidos, que no nos dieron sus nombres y nosotros tampoco preguntamos.
—osvaldo esta aqui entonces —no era pregunta era una afirmacion.
—¿quieres decirle algo?
—te amo cariño y le hablo todos los dias de ti a nuestra maia.
—quiere que te diga que el tambien las ama con locura, tambien quiere que sepas que ha visitado en sueños a su hija.
y otra vez empiezo a llorar, saber que osvaldo visita a su hija en sueños me parte el alma, el deberia estar con nosotros, verla creer, estar en su primer dia de kinder, leerle cuentos por la noches, dormir a mi lado
—Amaia, las cosas tenian que ser a si, tu vida debe continuar, Osvaldo no quiere que sufras mas, te quiere ver feliiz, y sabe que tienes que soltarlo y abrir tu corazon.
—no, no lo hare, no quiero, lo quiero tener a el.
me levanto de la silla para irme. pero la mujer me detiene, me toma de las manos, y entonces ya no siento las manos de ella, son las calidas manos de mi Osvaldo.
—me duele mucho verte, llorar, me duele cariño no poderte consolar, no poder tocarte, pero nos merecemos todo, tu tener una vida aqui en la tierra, yo estare bien, las estare cuidando a ambas. quiero que te enamores quiero que vuelvas a sentir aqui en tu corazon —me toca el corazon
abro los ojos sobresaltada, Simone toma mi mano
—tranquila mi vida, todo esta bien
—lo vi, Simone lo vi, era el, sus manos tocaron la mias, era sus ojos mirandome.
—debes calmarte Amaia
me doy cuenta que estoy en una camilla
—¿que hago aqua?
—te desmayaste, te hemos traido al hospital.
—necesito regresar, aun tengo que decirle cosas a osvaldo
—Amaia es mejor que te repongas, me asuste mucho, todos nos asustamos, Flavio tambien se asusto como no tienes idea, les grito a los enfermeros que no querian atenderte.
Simone, de repente se va, toma el bote de basura y vomita, me levanto para ayudarle.