El deseo de Sarah

CAPITULO 32 FLAVIO (PRESENTE)

Si me preguntan si me arrepiento de haberme acostado con Amaia, de primera dijera que si, que no debió pasar, que fue un error enorme, despertar entre sus sábanas pero ahora que estoy aquí, que la tengo de frente mientras le estoy haciendo el desayuno, no me doy cuenta que no, no le haría esto, nunca volveré hacerlo, se lo prometi a Sarah nunca la dejaría sola.

—¿estas bien Flavio?

—si lo estoy —le sonrió 

—se acerca a mí. —me tenso

—te ayudaré a servir —me dice mientras paso al lado mío.

No puedo evitar mirarla, trae un vestido que tapa su figura, aunque anoche estaba más borracho que sobrio, recuerdo todo lo vivido, al principio fue raro sentir los besos, las manos, el susurro de otra persona, pero tal vez Amaia... Ella pasó por lo mismo.

—¡amaia! —le hablo 

—podemos hablar de lo que pasó anoche, yo no quiero que pienses que  lo que pasó solo fue por la borrachera —me pasó los dedos por el cabello.

—podemso hablarlo después de desayunar por favor, me duele poco la cabeza —me dice mientras sigue sirviendo la comida en el plato.

Solo asiento, sirvo el café y me dirijo a su comedor, Amaia viene de tras de mí, con los dos platos, cuando me mira, puedo ver sus ojos oscurecerse, no sé por qué, pero la veo tensarse, me doy cuenta que es por donde estoy sentado.

—perdona amaia— me levanto de inmediato y me siento en otra silla, comprendo que ahí se sentaba su esposo.

—yo...

—no pasa nada Amaia, aquí estoy bien, de verdad no pasa nada.

—no puedo Flavio lo siento en verdad— deja el plato sobre la mesa y sube corriendo las escaleras.

Me quedo un poco sorprendido, y no sé si ir tras de ellas o darle su espacio, ahora mismo no sé si ella está arrepentida.

 

 

Decido que lo mejor es que me vaya, recojo los platos y los llevo a la cocina.

Maldición me veo, me faltan los pantalones, estan en la habitación de Amaia, y ahora que voy hacer, podría irme sin pantalones o subir por ellos, me quedo un rato buscando la respuesta a este problema. A mi mente vienen las imágenes de anoche, Amaia arriba de mi, yo tomándola entre mis brazos, debo sacarme esas imágenes de la cabeza por qué me están afectando.

Después de buscar soluciones decido que lo mejor es ir arriba, también no quiero mentirme quiero saber cómo está ella, no quiero lastimarla y la entiendo, entiendo que sienta culpa por lo que pasó anoche.

Llegó a su habitación, la puerta enta cerrada, tocó suavemente para no asustarla.

—no quiero hablar, por favor déjame.

—esta bien Amaia, respeto que no quieras hablar conmigo, pero necesito o entrar por mis pantalones por favor.

No me contesta y tampoco abre, joder esto es jodido pero no insistiré más, cuando me doy la vuelta para irme, escucho el abrir de la puerta, solo veo sacar su mano con mis cosas.

En cuanto las tomo ella sierra la puerta, la escucho llorar pero no me detengo, bajo las escaleras me pongo el pantalón y los zapatos salgo a la calle me cala el fresco de la mañana,me subo al coche, no quiero irme no me sabe bien que Amaia se quede a si.

Maldita sea —golpeo el volante.

 

 

He llegado a la hacienda, Madi llevo a los niños al zoologico, y lo agradezco, no estoy bien  no quiero que mis hijos lo noten, voy a mi habitacicon para bañarme y cambiarme de ropa, esta no es mi casa pero conservo la habitacion que usaba aqui, solo que ahora esta habilitada para los niños y para mi, aunque regularmente los niños duermen con sus primos.

no tengo ganas de dormir, aunque no dormi mucho anoche, no dejo de preguntarme si Amaia esta bien, deberia llamar a Simone para que la acompañe y no este sola.

busco entre mis contactos el numero de Simone, y lo marco.

—hola — contesta al instante

—hola Simone, perdona mi llamada — digo.

— no importa ya estoy despierta 

—ire al grano, bueno quisiera ver contigo si puedes ir con Amaia 

—¿le paso algo a Amaia —suena alarmada.

—no, no solo... es mejor que ella te lo explique—no quiero ser imprudente 

—¿donde esta?

—en su casa.

—entonces ¿debo ir a su casa? — me pregunta

—si, te lo agradeceria mucho.

—esta bien ire justo en este momento.

 

cuelgo la llamada, me quedo mas tranquilo sabiendo que Amaia no estara sola.

escucho que suena la puerta.

—adelante 

—hola hijo ¿como estas?

—hola tio Orestes

ni Orestes ni yo confundimos jamas a nuestros padres, aunque son hermanos identicos desde chicos sabiamos quien era quien y aunque a veces ellos nos jugaban bromas, nosotros eramos mas inteligentes

— ¿a si que no dormiste aqui?

—no, no dormi aqui.

—¿te quedaste con ella ?verdad Madi estaba muy feliz esta mañana — sonrie

no contesto nada solo asiento.

—no te sientas mal, por volver a amar hijo, la vida es maravilloso y no hay nada mejor que vivirla acompañado, claro esta que esa chica te gusta y ella tambien le gustas, los dos pasaron por lo mismo pero es hora que ambos avancen que sean felices que se den una oportunidad en el amor.

—no es tan facil tio

— que chiste que todo sea facil Fla.

—mira a Orestes, juraba que no volverse a enamorar y miralo, esta viviendo feliz con Madi, es l omejor que nos pudo pasar, Sarah tambien lo ue en el poco tiempo que estuvo con nosotros siempre la recordamos, pero acuérdate, ella quería que avanzaras que fueras feliz.

—no están fácil tío, por favor entiéndeme

—lo se cariño,se que tienes miedo a enamorarte y volver a perderlo todo, pero y si no lo pierdes, demuéstrale a Amaia que no van a perder nada, perdiste a Sarah pero no fue tu culpa, ella perdió a su esposo y no fue culpa suya, pero que se pierdan ustedes solo por qué les gana el miedo, de eso sí serán culpables.

—¿Y que hago? tío si es ella la que me echo de su casa, está arrepentida de haberse acostado conmigo.

—luchar, tienes que luchar por los dos.




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