El deseo de Sarah

CAPITULO 41 AMAIA

Despertar al lado de Flavio me está gustando, el sigue dormido, y yo no quiero levantarme, pero quiero ir a ver a mi hija, a dormido bien, la he ido a checar durante lo que quedaba de la madrugada, Flavio también lo ha hecho, solo un buen equipo, me gusta como es de cariñoso con mi mi hija, es un hombre muy niñero y lindo con ellos.

Me levanto con mucho cuidado para ir al baño, nos hemos dormido en la habitación de invitados de nuevo, recojo los condones usados, tengo que hacer cita con la ginecóloga, hace mucho que no me cuido ya que no había tenido una relación con nadie, pero ahora que estoy con Flavio quiero cuidarme, aunque tengo que hablar con Flavio, yo no quiero volver hacer madre, creo que con Maia estoy bien pero tampoco me cierro a la posibilidad más adelante.

Me río por lo que estoy pensando, ni siquiera se si esto va a funcionar, Flavio y yo tenemos muchos fantasmas, y yo no sé si podamos con todo lo que atrae nuestro pasado.

 

Termino de bañarme, Flavio sigue dormido, si celular suena, acepto que la curiosidad me mata, es un mensaje de un numero desconocido, mi intención no es abrir el mensaje pero deslizo el mensaje es un vídeo, no estoy pensando en abrirlo pero mis manos tienen otros planes cuando lo abro me voy para atrás, es Flavio con Carolina en la cama sin ropa, estan sonriendo, la mirada que refleja Flavio es de deseo, pero eso no es todo, luego aparece otra mujer, y por dios otro hombre, llega otro mensaje que dice exteaño los viejos tiempos, el celular cae de mis manos despertando a Flavio, su mirada cruza conmigo, no es consciente de lo que acabo de ver, sin embargo db vez de quedarme y explicarle salgo corriendo, escucho a Flavio preguntarme que pasa pero no le contesto, entro en mi habitación , ver eso me repugnó, es... Es simplemente asqueroso, voy a la cama Maia sigue durmiendo, la tocó para ver si tiene temperatura pero no, suspiro aliviada, me voy en busca de un cepillo para cepillarme el  cabello, quiero quitarme la imagenes de ese vídeo que acabo de ver, se que eso fue hace mucho tiempo, Flavio se mira mucho más joven pero no quita lo asquero que es.

 

La puerta es tocada sutilmente, se que es el

—Amaia ¿Podemos hablar por favor? Quisiera explicarte todo esto en verdad.

Flavio habla calmado, se que sabe que Maia está conmigo y no sabe si está dormida o despierta.

—por favor Amaia, no soy un mal hombre, he cometido errores y aprendí a vivir con ellos y hoy ya no soy el mismo. 

Sin pensarlo mucho me acerco a la puerta, si lo que me enseñó lo a enfermedad de Osvaldo es que la vida a veces es muy corta.

Cuando abro la puerta puedo ver el miedo en los ojos de Flavio pero también la calma en cuanto me ve.

Flavio jala de mi y me abraza.

—gracias por quererme escuchar 

Lo digo nada pero me dejó abrazar, sus brazos me sientan bien.

—hace muchos años antes de estar con Sarah, yo frecuentaba lugares, lugares donde se practicaba sexo con personas, podían ser parejas o individual no quiero entrar al detalle , muchas veces lo hice con Carolina, pero lo deje de hacer cuando empecé a salir con Sarah, es algo de lo que me arrepiento, jamás volvería hacer algo como eso, lamento que hayas visto el vídeo, yo mismo me doy asco, creeme no quería que conocieras ese Flavio, me avergüenzo y que lo hayas visto me pone mal, no te mereces ver ese tipo de cosas lo lamento tanto.

Iba a contestarle pero Maia me habla

—mama —escucho la dulce voz de mi chiquilla.

Flavio a darse cuenta me suelta, yo voy directo con mi hija.

—hola bebé hermosa, ¿Cómo te sientes?

Ella no me contesta pero se tira a mis brazos

—esta todo bien mi amor, oh mira este pañal está lleno de pipí, vamos a cambiarlo y vamos hacer pipí en la taza, aunque Maia ya dejó el pañal en el día por la noche aún no pero no la estoy presionando ya lo dejara cuando esté lista.

Volteo a la puerta pero Flavio se ha ido, tal vez sea lo mejor, ahorita mi prioridad es mi hija a si que la llevo al baño yaque ha hecho sus necesidades, la cambio de ropa, tengo que darle el medicamento, tengo que darle de desayunar antes, a si que con ella en brazos bajo a la cocina, percibo un olor, Flavio no se ha ido como yo pensé está encla cocina, en ufanto me ve con Maia en brazos, se acerca a nosotras.

—hola Maia hermosa ¿Cómo estás? Les he hecho el desayuno,—se dirige a mi.

—no te hubieras molestado.

—no eres una molestia, no lo son en lo absoluto.

Me da una caricia sutil, luego me da un beso en la frente.

—le he hecho a Mila dos huevos cocidos.

— le encantan ¿Verdad amor?

Mi asiente feliz, la bajo para que vaya a sentarse en su silla para comer.

—debo irme, quiero alcanzar a mis hijos para desayunar con ellos, puedes llamarme si necesitas algo, terminaremos de hablar después lo que dejamos pendiente. Te lo prometo y te agradezco que me escucharás —esto ultimo me lo susurra.

— si en cuanto mu hija este mejor podemos hablar, no quiero separarme de ella.

—no te preocupes ya tendremos tiempo para hablarlo, y descuida ya bloquee el número de Carolina y si es necesario cambiarlo nuevamente lo haré sin dudar.

¿Nuevamente? —me atrevo a preguntar

—si ya lo hice una vez no me dejó opción entonces, pero cambiaré las veces que sea necesario.

No sé por qué siento que ella será un dolor de cabeza, pero confío en Flavio no tiene por qué mentirme.

 

Ha pasado una semana desde que Maia enfermo, solo fue un susto, los medicamentos le fueron de mucha ayuda ahora está excelente, tanto que ya ha vuelto a pasar el día con sus abuelos, pasará toda la semana con ellos, cada vez que se acerca el cumpleaños de Osvaldo quieren tener más tiempo a mi hija, y no me importa ya que yo estoy mucho en su casa y comparto con ellos a mi hija, se lo que es para ellos a ver perdido a uno de sus hijos, yo me volvería loca si algo le pasa a mi hija, para ellos Maia es lo más hermoso que su hijo pudo dejarles. 




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