El deseo de Sarah

EPÍLOGO (PASADO)

Flavio.

No puedo con la felidad, Sarah no solo me ha escuchado, y a entendido como fueron y son las cosas, mi primo se ha ido hace media hora, y Sarah acepto mi invitación para quedarse unos semanas más, pienso disfrutarlas al máximo.

—hemos llegado a casa, le he propuesto a Sarah venir a dormir en mi casa, se que la hacienda está más grande y se puede decir cómoda, y aunque mi tio nos invitó s quedarnos, preferí aue no, aparte quiero que papa conozco s Sarah y ells a él.

Bajo del coche la maleta de Sarah, se que venía solo por un par de días y trae poco ropa, mañana la llevaré al pueblo para que se compre más ropa, o igual puede lavar su ropa a como la vaya ensuciando.

—Flavio has dicho que tú casa era pequeña? Me dice

—y lo es

— estarás ciego ya te lo digo por qué está enorme, el jardín está hermoso. Sarah pasa de mi, amo que sea a si que todo la emocioné, y que no le importe nada más que ese momento, es tan fácil perderme en su cuerpo, encwu mirada, en sus labios, en sus manos en todocon ella es todo tan fácil.

—ven—estiro mi mano para que la tome

—quiero que conozcas a mi padre, aunque déjame y te digo que es igual a tío Orestes.

 

Subimos a la planta de arriba ya tendré tiempo para mostrarle la casa a Sarah.
Tocó la puerta de mi padre
—adelante
Sarah se lleva una mano a la boca.
—tienen la misma voz —me susurra, a mi me causa risa.
—hola papá 
—hola hijo —mi papá se levanta de la silla donde estaba leyendo, el sabía que traería a Sarah y estaba feliz de conocerla.
—hola Sarah bienvenida a tu casa 
—gracias señor
—llamame Flavio por favor
Veo relajarse, y empezar una conversación con mi padre, no puedo imaginar lo que provoca en mi verlos hablar tan comodamente, ni en mis mejores sueño imaginé que encontraría a una mujer con la que quisiera compartir mi vida, antes era el hombre que huia del compromiso, y justo en estos momentos quisiera pedirle matrimonio y casarme mañana mismo, Sarah sonríe cuando mi padre dice que quiere probar los chilaquiles del restaurante, Sarah posee una sonrisa cautivadora es fácil perderme entre sus risas, a veces creo que esto no es real y me asusta, pero luego me vuelve a sonreír y se que es real tan real.
—Flavio —escucho la voz de mi padre
—si papá.
—¿No le has enseñado la casa a Sarah? que descortés de tu parte.
—queria que te conociera primero —le dije.
—pues ya lo ha hecho ahora llévala a conocerla.

Salimos de la habitación de mi padre.
—espera aquí, iré por tu maleta para llevarla a nuestra habitación.—claramente  dormiremos juntos.
Bajo a toda prisa por la maleta, Sarah está viendo los cuadros que están en el pasillo en la parte de arriba.
—eres tan bello de chico —sarah señala la fotografía que a pesar de mi negativa de tenerla colgada  mi padre la colgó, soy yo con el disfraz de mi cumpleaños número cuatro, estaba vestido de granjero ya que en esa época estaba loco por los animales de la granja.
—me veo ridículo
—te ves hermoso Flavio.
— gracias, es por, es por qué me quieres.
—te amo.
De repente nos quedamos en silencio, el mundo se detuvo para mí, Sarah ha dicho te amo, nuestras miradas se encuentran, sus ojos reflejan todo que siente por mi, una lagrima cae.
—eh, eh Flavio no llores.
—te amo también, te amo como nunca he amado a nadie. — mis palabras son sinceras, Sarah es la mujer que quiero para el resto de mi vida.

Entramos a mi habitación, pongo la maleta en la cama, quiero que Sarah acomode su ropa en mi vestidor, quiero que se sienta en casa completamente.
—en el vestidor hay espacio para que guardes tu ropa y también te desocupara un cajon para tu ropa interior — musitó, aún un poco conmovido por el momento que pasamos al decirnos te amo por primera vez.
—¿Lo haré de una vez a si no lo hacemos en la noche —Sarah abre su maleta y empieza a sacar sus cosas, mientras yo desocupo un cajón para ella.
Hacer todo eso no nos tomo ni media hora, yo estoy en mi cama acostado, mientras Sarah guarda su ropa interior quería ayudarla pero ella me pidió que la esperara aquí.
—hola.
Miro hacia la puerta del vestidor, Sarah está parada mirándome fijamente, no trae la ropa que antes tenía, ahora solo puedo ver elun bra blanco transparente, que deja al descubierto sus apetecibles pechos, la tanga es igual, no dejo de verla, está hermosa.
—¿Trajiste eso con una intensión? —me pregunto curioso.
—vine por ti — pero si le dices a Madison siempre lo negaré.
Ella se acerca a mí, siento como el colchón se hunde.
 

Sarah sube arriba de mi, mis manos quieren tocar su cuerpo pero ella me lo impide.

—cierra los ojos — me ordena

hago caso de inmediato.

Siento su aliento en mi cuello, deja besos por todos lados, su aroma me embriaga, intento tocarla de nuevo pero ella me lo vuelve a impedir.

Toma mis manos las junta, siento que me las está amarrando.

—¿Que haces?—pregunto, mi voz suena ronca.

—sssh 

sonrió por la acción, definitivamente Sarah quiere llevar el mando está ocasion y yo estoy sumamente encantado.

Sus manos recorren mi cuerpo y a pesar que tengo la ropa puesta sus caricias me erizan la piel, empieza a desabrochar cada uno de los botones de la camisa, abro los ojos Sarah está mirándome.

—te amo —vuelve a decirme 

 

Son las dos de la madrugada, y no he podido dormir tener a Sarah desnuda bajo mis sábanas, es lo más maravilloso, su cuerpo es una obra de arte, su lindo cabello rubio es hermoso y huele riquísimo. Tal vez este loco y sea muy pronto pero iré buscando anillo de compromiso para la mujer que amo quiero que sea especial y único, mañana mismo dibujaré el anillo perfecto para ella.

Sarah empieza a moverse 

—hola ¿que pasa?

—hola —le doy un beso en la frente.

—¿No puedes dormir?

—contigo a si desnuda ¿Quién podrá dormir a si?




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