El deseo de Sarah

CAPITULO 43 AMAIA

 

 

—¿en que piensas?— Flavio me pregunta mientras acaricia mi muslo.

—gracias por dejarme domrir en tu casa, se lo que significa para ti, abrir la puerta de tu casa y la de tus hijos.la

En un principio la idea era que Flavio fuera a dormir a la casa, pero yo he ido a ver  a Maia un rato, despues Flavio me invito a cenar y me propuso pasar la noche en su casa ya que tenia que hacer maletas para los niños, no queria aceptar por que es muy pronto para formar parte de la vida de los niños pero Flavio tiene razon sus hijoa ya me conocen no soy una extraña para ellos al contrario les caigo muy bien y me hicieron sentir muy bien Zaid y Amadeo son muy tremendos pero Alaia es muy tranquila, pero los tres adoran a su padre y ver a Flavio totalmente metido en el papel de papa sin duda me derrite el corazon.

Flavio hace que sienta cero incomodidad, este poco tiempo que llevamos juntos, nos hemos respetado nuestros momentos, al tener el mismo dolor también nos hace conocernos más, a Flavio no le molesta que yo siga llamando a Osvaldo esposo o que hable de el, Flavio también me habla de Sarah y no me molesta me gusta, conocer esa parte de el, no quiero que nos guardemos nada y se lo he dicho yo sé que a él le cuesta un poco más pero al final  me ha confesado de su temor por ver a la vidente, pero sabe que tiene que hacerlo, por el, por nosotros, yo lo hice y aunque fue aterrador también fue liberador, estoy completamente segura que Osvaldo dónde quiera que esté está orgulloso de todo lo que he logrado desde que se fue y está feliz que yo vuelva a entregar mi corazón.

—debo irme a casa— le susurro antes de darle un beso en la boca.

—no quiero que te vayas — me dice

—lo siento no queria decirlo.

—yo tampoco quiero irme pero tengo que hacerlo, ya casi son las 4:30 y tienen que irse a las 5, te falta levantar a los chicos.

Flavio gruñe pero me suelta, voy al baño para arreglarme un poco y quitarme la pijama que Flavio me prestó.

 

 

 

Ver a mi hija jugar con Oliver  me duele un poco el corazón, por qué le está quitando esto a su propio bebé, Simone está sufriendo, ella lo ama pero Oliver no, y eso no hay nada que se pueda hacer pero con lo del bebé que reniegue de él y que dude que el sea el padre me duele.

—¿Todo bien? — mi suegro llega a mi lado.

—si todo bien 

—no puedo creer que ya Osvaldo cumpla 28 años —suspirs nostálgico.

El día lunes es su cumpleaños cumpliría 28 años si no fuera por qué esa maldita enfermedad se lo llevó.

—Oliver a limpiado su tumba a quedado muy bonita, yo iré por la tarde.

—lo acompañaremos —le digo.

—¿Por qué no fuiste con Flavio?— su pregunta me tomo por sorpresa.

No contesto nada, pero mi silencio se entiende.

—no te preocupes por ella, sabes que la cuidamos bien.

—confio en ustedes con los ojos cerrados, son mi familia.

—siempre lo serás Amaia, aunque te hagas tu vida lo serás, tú y mi nieta son lo más preciado que nuestro Osvaldo nos pudo dejar, pero no sientas que nos debes algo, si quieres ir ve, no nos sentiremos ni nada si no llegas a tiempo el lunes, y tampoco te sientas mal por llevarte a Maia si no quieres separarte de ella, nosotros entendemos.

Mis lagrimas caen, nunca pensé en quitarle a mi hija algo importante como el cumpleaños de su padre.

—no puedo hacerlo.

—le diré a mi mujer que le prepare su maleta —se levanta y me deja ahí, sola pensando en si es lo correcto.

Vuelvo a ver a Oliver, y entonces me doy cuenta que el está disfrutando con mi hija lo que no quiere hacer con su propio hijo o hija, a mis pensamientos viene Flavio, sus hijos su familia, se me antoja estar con ellos pero también a mí mente viene Osvaldo, sus cumpleaños, el deseo de festejar con su hija pero, no lo pudo hacer por qué se fue antes de su cumpleaños.

Puedo irme ahorita, y puedo venirme el lunes muy temprano, puedo hacerlo, si. Si puedo hacerlo Flavio lo vale y con eso en mente me levanto.

 

—Maia vamos, despídete de tu tío amor.

Oliver me mira son comprender.

—¿A dónde vas?

—con Flavio y su familia— le contesto.

—deja a Maia, mira que se estás teniendo una relación con el, pero es pronto para que conviva con Maia, no quiero que la lastimen 

—nadie la va a lastimar —Maia ya conoce a Flavio y a sus hijos.

—tu puedes salir con quién quieras Amaia, eres libre de hacerlo pero no me gustaría que incluyeras a mi sobrina.

—y a mi me gustaría que no fueras un idiota con Simone y te hicieras responsable de tu bebé.

—¿Que has dicho? — mi suegra se encuentra atrás de Oliver pero yo no lo ví.

—lo... Siento no quería que se enterará de esa manera —musito apenada, por qué en verdad no fue mi intención.

—la maleta de Maia está lista Amaia, por favor déjame sola con mi hijo.

Oliver estaba en silencio, estaba tenso lo veía, Tomo en brazos a mi hija, que estaba jugando con la pelota ajena a lo que estaba pasando.

Entro a la casa, en las escaleras está la maletita de mi hija, mi suegro está bajando las escaleras.

Toma en brazos a mi hija y la llena de besos y luego me la vuelve a entregar.

—deberia ir afuera —le digo.

—¿Por qué?

—vaya y lo sabrá.

No quería decirle también a él, me siento mal por como estaban pasando las cosas pero no puedo hacer nada para remediarlo, tomo la maleta y salgo de esa casa.

 

 

No llevo ropa, ni nada para mí, no quiero perder el tiempo y prefiero llegar temprano, son las diez de las mañana Flavio debió de a ver llegado ya, quería llamarle pero prefiero caerle de sorpresa. Llego directamente a la hacienda, la recuerdo bien, por qué ya he estado ahí, Maia está dormida en mis brazos, espero alguien pueda oír que tocó la reja.

—buenas tardes señorita, ¿A quien busca?

Un señor ya mayor, me mira curioso.

—hola vengo con  Madison —digo en nombre de Madison para que la sepa más rápido.




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