La lluvia era la protagonista de una tarde que parecía hecha para soñar, en una pequeña provincia rodeada de edificios y cerros que parecían abrazar el cielo, por las fuerzas del destino dos almas se encontraron atrapados en un ciclo de amor. Mientras la lluvia cantaba su melodía con un regalo del cielo, la vida llevo a dos almas a cruzar caminos en un lugar inesperado. "Un consultorio médico". Ernesto, un médico comprometido atendió a Luz, en su consultorio sin imaginar que su encuentro sería el comienzo de una conexión especial.
Ernesto llamo a Luz por su nombre, y la sala de espera se puso en silencio. Los ojos de todos los pacientes se volvieron hacia Luz, que se levantó lentamente de su asiento, se acercó a la puerta de la consulta, y Ernesto la recibió con una sonrisa cálida, la mirada de Ernesto se encontró con la de Luz , y por un momento, pareció que el tiempo se detuvo. La puerta se cerró detrás de Luz, y la sala de espera se volvió a la normalidad, pero Luz sabía que nada volvería a ser igual después de lo que estaba a punto de suceder.
El silencio se rompió cuando sus ojos se encontraron, la primera mirada fue como un momento de reconocimiento, miradas que se convirtieron en un puente entre dos almas uniendo sus vidas en un camino compartido. La mirada de Luz se cruzó con la de Ernesto y el consultorio se llenó de una luz acogedora creando una conexión de confianza entre ellos.
Ernesto sonrió y se recostó en su silla. -¿Cómo se siente hoy? - ¿Hay algo que quiera hablar o preguntar?
Luz se encogió los hombros. -Me siento mejor -contesto-,Pero todavía tengo algunas peguntas sobre mi tratamiento.
Ernesto asintió con la cabeza. -Por supuesto -dijo. -Pregúnteme lo que quiera-,Estoy aquí para ayudarla.
Y con eso, Ernesto y Luz se sumergieron en una conversación profunda y relajada, hablando sobre la salud de Luz, sus preocupaciones y sus esperanzas para el futuro.
Luego de una conversación sobre la salud de Luz, Ernesto se levanto de su silla y se dirigió a la camilla. -Luz, ¿podrías recostarte en la camilla para que pueda examinarte? -dijo.
Ernesto sonrió. -Solo voy a hace un examen rutinario, -afirmó. -No te preocupes, es sólo para asegurarme de que estás bien.
Luz se relajó en la camilla. Ernesto comenzó a examinarla, tomándole el pulso y la presión arterial. Luego le hizo algunas preguntas si le dolía en las partes donde la palpaba.
Mientras Ernesto examinaba a Luz, no podía evitar notar lo hermosa que era. Su cabello suave, sus ojos verdes brillantes y expresivos, su sonrisa cálida y acogedora. Ernesto se sintió atraído por ella, pero se esforzó por mantener su profesionalismo.
El corazón de Luz parecía latir con mas fuerza. La voz de Ernesto, su mirada, su forma de tocarla... todo parecía familiar para ella, pero también nuevo y emocionante.
Su corazón palpitaba con fuerza como si hubiera conocido a Ernesto desde siempre y que había encontrado una parte de ella en el.
Ernesto seguía examinando a Luz -¿Te sientes bien, Luz? - preguntó Ernesto, su voz lleno de preocupación. -Luz asintió, pero no podía hablar, su corazón seguía acelerado, y su mente estaba llena de preguntas.
Mientras la lluvia seguía narrando su historia, Ernesto escribía con el corazón, dejando que las palabras fluyeran llevando consigo la historia de su paciente.
Sus vidas estaban a punto de tomar un giro importante guiadas por el destino, y con una voz baja ella expresaba su agradecimiento al destino que la había unido a Ernesto. -Gracias destino por haberme guiado hacia Ernesto, -susurró.
Desde ese primer encuentro, Ernesto tuvo un impacto significativo en su vida, y mientras el hablaba, los ojos de Luz se llenaron de lágrimas, como si la conexión con Ernesto hubiera despertado una parte olvidada de su alma.
Ernesto después de terminar de examinar a su paciente, se sentaron en la consulta médica, con la mesa de escritorio entre ellos, el prepara la órden médica y receta para el tratamiento de Luz.
Mientras escribía, Luz se sentó en silencio, observando la forma en que las manos de Ernesto se movían con precisión y rapidez sobre el papel. De repente sonó el teléfono de Ernesto, miro la pantalla y su expresión cambio instantáneamente. Era su ex esposa Sofía.
Luz noto el cambio de expresión de Ernesto y se disculpó, -atienda la llamada doctor, -dijo. -Si, disculpe un momento. -Respondió Ernesto.
-¿Qué pasa, Sofía? -preguntó, intentando mantener la calma.
-¿Qué pasa? -¡Qué no has venido a ver a nuestro hijo! -¡El te extraña y se siente abandonado!, -grito Sofía al otro lado de la línea.
Ernesto se sintió golpeado por las palabras de la madre de su hijo.
-Todavía tengo que atender varios pacientes, -respondió, Ernesto
-Luego de trabajar, voy a ir a ver a nuestro hijo.
Sofía se rió al otro lado de la línea. -Espero lo hagas, Ernesto. -¡Ah, claro. Siempre tienes una excusa para no pasar tiempo conmigo -dijo, ella con voz exaltada.
Ernesto se sintió un poco irritado. -Sofía no es excusa, -dijo. - Es mi trabajo, y además sabes que nuestro hijo es muy importante para mi.
Sofía suspiro. -Lo se Ernesto, quiero verte... te extraño, -dijo.
Ernesto se sintió incomodo. -Sofía, ya hablamos de esto, -aclaro. -Estamos divorciados, no podemos seguir así. -Hablamos más tarde, debo seguir trabajando.
Después de la llamada, Ernesto regresó a la consulta con su paciente. Luz la miró con preocupación. -¿Está todo bien, doctor? -preguntó.
-Si, todo bien, es solo una llamada personal. -contestó Ernesto.
Luz, sonriendo, -entiendo, -dijo.
Luz, por su parte, notó que Ernesto parecía distraído, se preguntó que podría estar pasando. Sin embargo no dijo nada y continuo la consulta.
Finalmente Ernesto terminó de escribir y se volvió hacia Luz. - Está bien Luz, -dijo. -Estas son las órdenes de estudios médicos, y éstas son las recetas que necesita, asegúrese de tomar los medicamentos según las instrucciones y de regresar a la consulta en una semana para revisar el progreso.
#1312 en Otros
#295 en Relatos cortos
hombreenbuscadesuidentidad, mujersensiblequeenfrentasupasado, destinoconectordesuscaminosyexperiencias
Editado: 21.02.2025