El día que te conocí

Capítulo 022 "Minutos contados"

Miércoles, 20 de junio de 2018

— ¡Mierda! —Siseo cuando su boca atrapa una de las cimas de mis senos, él me mira desde ese ángulo luciendo malditamente sexy

—Tú boquita se vuelve sucia cuando te excitas

—Cállate—Exijo antes de atraerlo a mis labios y besarlo con anhelo y deseo.

Sus manos se deslizan hasta mi trasero dándole un apretón haciendo que suelte un descarado jadeo, mi cuerpo arde ante cada toque, me siento consumida en llamas.

No sé si soy un monstruo hormonal, pero mi nivel de excitación está muy alto.

Él parece querer hacerme sufrir por lo que me provoca golpearlo. Entonces nos separo de nuestro beso y sonrío con suficiencia cuando me bajo de su regazo acostándome junto a él. Creo que es el calor del momento o mis hormonas haciendo perder la cordura porque no puedo creer lo que voy a hacer.

Quito mis bragas y las lanzo en algún lugar de su habitación, él me observa entre sorprendido y maravillado, su boca hinchada y carmesí se abre mientras sus intensos ojos azules observan el recorrido que mi mano hace hasta llegar a mi intimidad

— ¿Qué carajos haces?—Su voz suena muy ronca, empiezo a mover mis dedos soltando un pequeño jadeo, sus ojos se abren bastante

—Tú no quieres toc…—Pero no logro terminar, sus labios me besan de tal manera que me cuesta seguir el ritmo, su mano aparta la mía y me estremezco cuando sus dedos entran en contacto y empiezan a moverse en tortuosos y perezosos círculos. Mis continuos y bajos gemidos hacen que acelere la marcha, haciendo que mi cuerpo entero tiemble ante su ataque, sus labios bajan por mi cuello hasta capturar nuevamente una de mis cimas que están muy entusiastas. En menos de un minuto un gemido se escapa de mi boca cuando un orgasmo me alcanza. Él se quita su bóxer dejando notar toda su masculinidad, se inclina hasta su mesa de noche sacando un preservativo que no tarda en colocarse, sus mejillas están sonrojadas y sus labios tan carmesíes que inspiran a besarlo hasta que el mundo se acabe.

Él me da un beso lento y seductor, antes de lentamente volvernos uno, aun hay ardor, por lo que me tenso, no es nada comparado con la primera vez que esto sucedió, pero está ahí

— ¿Duele? —Inquiere, acaricio su mejilla

—Solo es un poco de ardor

— ¿Sigo, niña bonita?

—Nunca dije que pararas—Sonríe antes de salir y volver a entrar, muerde mi labio inferior, mientras vuelve a embestir, entonces me besa como si fuera algo tan frágil, como si fuera su vida entera, y eso… Eso hace que me sienta sacada de un sueño, sus movimientos se van acelerando conforme su beso lo va haciendo, el ardor queda atrás mientras mucho placer llega a mí y siento tanto que no sé cómo manejarlo.

Somos todo jadeos, y hay muchos gemidos que no puedo retener, sus profundos y oceánicos ojos azules me observan

—Eres preciosa—Murmura, yo suelto un gemido cuando vuelve a entrar y salir de mí llegando bastante profundo—. Te amo

—También te amo—Logro articular, me siento tensarme y sus movimientos aceleran, lo siguiente que sé es que me encuentro casi gritando su nombre cuando un arrollador orgasmo me alcanza, sus movimientos aceleran hasta que él alcanza su propio orgasmo.

Nuestras respiraciones aceleradas se mezclan cuando él se acerca y me da un corto beso, su frente se recarga contra mi hombro mientras ambos luchamos por regular nuestras respiraciones.

—Eso fue…

—Asombroso—Termina él sonriendo, me estremezco cuando sale de mi cuerpo retirando su preservativo y armando un nudo, dejándolo a un lado de la cama.

Él nos cubre con la sabana y me jala en un abrazo

—Eres asombrosa, preciosa, una diosa

— ¿Una diosa esculpida por los mismos dioses del Olimpo? —Él ríe

—A veces eres tan modesta.

—Tengo mis momentos.

—No sé cómo puedo amarte tanto, solo sé que no quiero dejar de hacerlo

—Te amo, Ilan—Él me da un besito, entonces mis ojos se cierran debido al cansancio. 

 

 

 

Mis ojos se abren lentamente, miro a mi lado y noto que Ilan no está, también tengo mucha hambre, que bueno que mi mamá piensa que estoy a que Megan.

Me levanto de la cama tomando la franela que está en el suelo colocándomela, cepillo mis dientes, antes de bajar a la cocina, donde un delicioso aroma invade mis fosas nasales, cuando llego veo a Ilan movilizarse por la cocina con solo un bóxer, bueno eso es sexy y me sorprende las ganas que tengo de ir a besarlo y arrancárselo.

Él se gira y sonríe petulante cuando me nota

—Calma fiera, luces como si me quisieras devorar

—No sabía que estaba siendo tan evidente—Su sonrisa crece, mientras yo me acerco sentándome en una de los bancos de la isla—, ¿Qué preparas?

—Omelette, tocino y pan—Murmura, mi estomago gruñe

—Rico—Digo al tiempo que veo la hora en el microondas— ¡Ilan! —Él da un respingo, haciéndome reír

— ¿Qué?

— ¡Faltan veinte minutos para las siete, llegaremos tarde al instituto!




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