Seguíamos practicando. Ensayos, letras nuevas, ideas locas que se convertían en canciones.
Ya llevábamos seis listas. El plan era claro: diez canciones para tener nuestro primer concierto real.
En los descansos, Demba y Kaiyon improvisaban beatbox, Mina probaba melodías encima y Anya metía armonías suaves, mientras Nura inventaba pasos raros que a veces terminaban quedándose en las coreografías. Era como un rompecabezas donde todos aportábamos piezas distintas.
Ese día teníamos entrevista en la radio, la primera vez que cantaríamos en vivo. Nada de playback. Todo real.
Pero algo estaba mal.
El manager iba y venía con cara de preocupación. Mina estaba sentada, mirando al suelo, tocándose la garganta.
— No puede ser… — murmuró el manager — Mina no puede cantar. Perdió la voz.
Silencio.
Nos miramos unos a otros.
— ¿Y ahora qué hacemos? — preguntó Nura.
— Hoy es importantísimo… no podemos cancelar — dijo Sindo, cruzando los brazos.
El manager se llevó las manos a la cabeza.
— Nos van a entrevistar en vivo y quieren que cantemos. Si fallamos… se acabó.
— ¿Quién se sabe la parte de Mina? — soltó, mirando de uno en uno.
Fuimos cantando por turnos. Cuando me tocó, di todo lo que pude. El corazón me golpeaba el pecho, no por querer brillar, sino porque no quería que el grupo quedara mal.
Cuando terminé, el manager se quedó callado un par de segundos.
— Rem… tú. Tú cantarás la parte de Mina. Solo hoy.
Me quedé helada. Pero asentí.
— Sí. Lo haré.
En la cabina de radio, antes de cantar, hicieron preguntas rápidas:
— “¿Cómo vivieron su primer concierto?” — preguntó el locutor.
Sindo contó cómo antes de salir hizo una oración pidiéndole a su hermano que lo viera desde donde estuviera.
Kaiyon dijo que sintió como si estuviera de vuelta en la secundaria, bailando para impresionar a los pocos que creían en él.
Nura confesó que casi se le olvidaba la coreografía porque estaba más ocupada viendo las caras del público.
Y yo… solo dije que era el momento más grande de mi vida.
Luego comenzó la música. Y canté. No como Mina. No como una copia. Canté como yo.
— ¡Wow! — dijo el locutor al final — No sabía que esa voz también estaba en el grupo. ¿Quién fue la que reemplazó a Mina hoy?
Antes de que hablara, Demba sonrió y dijo:
— Ella es Rem. Nuestra arma secreta.
Todos rieron. Y yo también. Ese día, que iba a ser “solo hoy”… terminó marcando un antes y un después.
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Editado: 28.08.2025