El Diario De Rem

Entrada 45 – Mi himno nació

A la mañana siguiente llegué a la oficina con la libreta en las manos.
No dije nada, solo se la puse al manager sobre el escritorio.
Él la tomó, la leyó en silencio… y por primera vez desde que lo conocía, noté cómo sus ojos se ablandaban.
No dijo “bueno” ni “malo”. Simplemente sacó su teléfono, marcó un número y dijo:
—Preparen el estudio. Hoy.

Colgó, me devolvió la libreta y añadió:
—Esto no es solo una canción, Rem. Es tu voz. Tu historia. Y la vamos a cantar como se debe.

Cuando llegué al estudio, todos ya estaban ahí.
Nura fue la primera en acercarse y sonreírme. —Quiero ponerle armonías —me dijo—, que cuando llegues al coro suene como si todo el grupo estuviera contigo.
Kaiyon y Demba empezaron a improvisar beats con la boca, riéndose como niños, pero encontrando un ritmo perfecto.
Anya sugirió un puente suave con coros en susurro, “como si fueran pensamientos que salen del corazón”.
Incluso Mina, que seguía sanando nuestras tensiones pasadas, se acercó y dijo: —Quiero que al final cantemos todas contigo. Para que sepan que no estás sola.

Grabamos hasta tarde. Yo en la cabina, ellos en la mesa de mezclas, aplaudiendo después de cada toma buena.
En los descansos, hablábamos. Recordábamos la rueda de prensa, las miradas de odio, y cómo, en vez de separarnos, nos unimos más.
Ese día… sentí que éramos más que un grupo. Éramos familia.

Cuando terminamos y el último acorde quedó registrado, subimos Shine Anyway a las redes.
No pasó ni una hora antes de que fuera tendencia. Los comentarios inundaban las notificaciones:
"Esto es arte" — "Nunca me sentí tan identificadx" — "Gracias por decir lo que muchos no podemos decir"

Y así, sin dar discursos… sin entrevistas… sin defensas públicas…
Respondimos al mundo con música.
Mi música.
Nuestra música.




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