No dormí esa noche.
Me quedé acostada mirando el techo, con el teléfono en la mano y el mensaje abierto como si fuera una herida que no dejaba de sangrar. Cada vez que cerraba los ojos, su voz del pasado aparecía en mi cabeza… y no eran recuerdos bonitos.
Recordé aquellas cenas en casa, cuando mi padre me miraba de frente y, con esa voz seca, me preguntaba:
—¿Eres gay? —como si fuera algo de lo que debía avergonzarme.
Recordé el día que gritó:
—Eres la mayor decepción de mi vida. Yo no tengo hijos homosexuales.
Esa frase fue un cuchillo que nunca dejó de estar enterrado.
En el ensayo del día siguiente, mi mente estaba lejos. Me equivoqué en varios pasos, llegué tarde a una entrada, olvidé una parte de la coreografía. Nadie dijo nada… pero todos lo notaron. Pensaban que era por el escándalo de la televisión o por la canción viral. Si supieran que en ese momento todo eso me daba igual… que el verdadero huracán estaba en mi pecho.
Al final del ensayo, me quedé sentada en el piso de madera, frío contra mi piel, con la espalda apoyada en el espejo. Miraba el mensaje una y otra vez, sin poder decidir.
Uno a uno, algunos se fueron acercando. Mina me puso una mano en el hombro y me dijo que, cuando ella debutó, lo único que le salvó fue escuchar su corazón y no la opinión de nadie. Sindo, con los ojos cerrados, murmuraba una oración, pidiéndole a su hermano que lo cuidara y le diera fuerzas. Demba me pasó una botella de agua y dijo que perdonar no siempre es para el otro… a veces es para dejar de ahogarte tú mismo.
Volví a casa, y al ver el anillo en mi dedo, supe que tenía que hablar primero con mamá. Le escribí y ella solo me respondió:
"Haz lo que sientas, hija… pero no lo cargues para siempre."
Antes de dormir, entré al chat grupal y escribí:
"Hoy recibí un mensaje de mi papá…"
Hubo silencio unos segundos, y luego empezaron las respuestas:
Mina: "Si fue capaz de escribirte, quizá quiere cambiar."
Demba: "Perdonar no significa olvidar, pero sí cerrar heridas."
Sindo: "A veces, Dios nos da estas oportunidades para sanar."
Anya: "Ten cuidado, pero si quieres hablar con él, hazlo con la cabeza fría."
Nura: "Yo estaré aquí sin importar lo que decidas."
No sabía si estaba lista… pero sabía que ya no podía seguir huyendo.
#1230 en Novela contemporánea
#2416 en Otros
#577 en Relatos cortos
romance, kpop baile y canto, historia cruda sobre crecer distinto
Editado: 18.09.2025