Hoy, después de la práctica, el grupo decidió salir a comer. Entre risas y comentarios sobre el ensayo, todos fueron poniéndose sus chaquetas y gorros. Yo fingí revisar mi teléfono y dije que no tenía hambre. No era cierto. El estómago me rugía, pero en mi cabeza había un ruido más fuerte.
Llevo días atrapada en un bucle: pienso en cada mirada, cada palabra, cada gesto… y me pregunto si es real o solo existe en mi interpretación. Y aunque una parte de mí quiere creerlo, la otra tiene miedo. Miedo de equivocarme. Miedo de romper algo que funciona. Miedo de arrastrar al grupo a un problema que nadie pidió.
Porque si esto fuera amor de verdad… podría fracturar a la familia que hemos construido. Y si no lo es, si todo está en mi cabeza, el simple intento de acercarme más podría volver todo incómodo. No quiero que nadie tenga que elegir bandos o caminar con cuidado a mi alrededor.
Así que decidí poner un poco de distancia. No porque me importe menos… sino porque me importa demasiado. Espero que el tiempo calme estas aguas turbias. O que, con suerte, me dé claridad para saber qué hacer.
Me fui directo a mi habitación en el hotel. Cerré la puerta y el silencio me envolvió, solo roto por el murmullo del aire acondicionado y los pasos lejanos en el pasillo. Me dejé caer en la cama, mirando el techo, sintiendo ese vacío incómodo en el pecho. Pensé en bajar, en unirme a ellos. Pensé en mandar un mensaje, solo para preguntar qué estaban comiendo. Pero no lo hice.
Abrí mi libreta, la que siempre uso cuando no puedo más, y tomé el bolígrafo. Pero la tinta no salió; no porque estuviera seca, sino porque yo no podía escribir. Tenía miedo de ver mis sentimientos puestos en palabras. Miedo de confirmar que esto es más que una simple confusión.
Así que cerré la libreta y la guardé en el cajón. Me quedé quieta, escuchando mi propia respiración, intentando convencerme de que un poco de soledad no me rompería. Aunque en el fondo… ya me estaba rompiendo.
#1230 en Novela contemporánea
#2416 en Otros
#577 en Relatos cortos
romance, kpop baile y canto, historia cruda sobre crecer distinto
Editado: 18.09.2025