El ensayo final antes del concierto había terminado. Todo estaba listo. El grupo decidió salir a cenar, pero yo inventé una excusa: “Estoy cansada, prefiero quedarme”. En realidad, no quería enfrentarme a esas miradas que ahora me costaban sostener.
En el balcón de la habitación del hotel, me quedé sentada, viendo las luces de la ciudad encenderse poco a poco. Desde arriba, la gente parecía tan libre… como si no cargara con miedos ni decisiones que pudieran cambiarlo todo. El aire era fresco, pero mis manos estaban frías, apretadas contra mis piernas.
Entonces, sin aviso, escuché la puerta. Al girar, estaba ahí.
Mi corazón dio un salto.
—¿Por qué? —fue lo primero que dijo.
—¿Por qué qué? —pregunté, intentando que mi voz no temblara.
Se acercó, con una seriedad que no le había visto nunca.
—¿Por qué creaste esta barrera entre nosotros? —su voz se quebró—. ¿Acaso todo lo que sentí fue mentira?
Me tomó de los hombros, obligándome a mirarle. Sus ojos estaban húmedos, brillando bajo la luz tenue.
—¿De verdad no sentiste nada? ¿Todas esas miradas, las conversaciones cuando estábamos a solas…? ¿Fui solo yo?
No podía hablar. No podía ni respirar.
—Ya no puedo más —continuó—. Así que es ahora o nunca… Dime si sientes lo mismo que yo.
Y entonces, lo dijo.
—Me gustas.
Cada palabra me atravesó como un golpe. Todo lo que había intentado enterrar, todo lo que había negado para “proteger al grupo”, estaba frente a mí… vivo, real, innegable.
—Pasé noches enteras pensando en ti, recordando cada momento, convencida de que sí había algo. Y de repente, te alejaste. No entendía nada… hasta que pensé que tal vez solo era yo.
Dio un paso atrás, bajando la voz.
—Pero tenía que decírtelo… aunque me duela.
Yo seguía ahí, inmóvil, con el corazón desbordándose, sin saber si dar un paso hacia ella… o seguir huyendo.
#1230 en Novela contemporánea
#2416 en Otros
#577 en Relatos cortos
romance, kpop baile y canto, historia cruda sobre crecer distinto
Editado: 18.09.2025