Nunca imaginé que algo tan pequeño como una foto pudiera hacer que todo se tambaleara.
Fue en un día lluvioso, de esos en los que el mundo parece difuso detrás de las gotas. Íbamos caminando juntos, capucha sobre la cabeza, intentando que el clima y el silencio fueran nuestros aliados. El sonido del agua golpeando el pavimento nos cubría, y por un momento creí que estábamos a salvo. Pero en la imagen, aunque su rostro queda oculto, se distingue perfectamente el mío… y lo peor: nuestras manos entrelazadas, con el anillo en su dedo brillando como una confesión imposible de negar.
En cuestión de horas, las redes sociales explotaron. Los titulares aparecieron en programas de chismes, en portales de noticias, en foros de fans. “Rem, la idol trans, captada con misteriosa pareja”. “¿Quién es la persona del anillo?”. Había montajes, teorías, discusiones acaloradas. Algunos me defendían, otros me atacaban, y muchos más exigían respuestas. Los comentarios eran un filo que cortaba: que si debía respeto a los fans, que si estaba traicionando la imagen del grupo, que si todo era un escándalo preparado.
Mi pecho se sentía apretado, como si una mano invisible lo comprimiera. La felicidad que había sentido estos días se desmoronaba, y en su lugar quedaba una mezcla de miedo y desesperación. Temía perder no solo lo que me costó aceptar… sino también el lugar que más valoro: el grupo.
El manager me llamó de inmediato a su oficina. Caminé hacia allá con las piernas pesadas y el corazón golpeando contra mis costillas. Apenas crucé la puerta, su mirada era un interrogatorio.
—¿Quién es? —preguntó, con ese tono seco que deja sin aire—. ¿Por qué ocultaste una relación así?
Las palabras resonaban y dolían. Sabía que detrás de su enojo estaba el temor a lo que esa foto podía causar: contratos cancelados, titulares destructivos, un público dividido.
Mientras estaba ahí, podía escuchar el murmullo afuera. Los chicos hablaban entre ellos:
—¿Por qué no nos lo dijo? —preguntó uno.
—Pensé que confiaba en nosotros —dijo otro.
—Nosotros estuvimos para ella cuando pasó lo de las fotos antiguas… —murmuró alguien más.
Cada palabra me atravesaba como si fueran flechas invisibles. Quería explicarles que no era falta de confianza, sino miedo. Quería gritar que lo único que buscaba era protegerlos. Pero no dije nada. Solo guardé silencio, sintiendo que este era el inicio de una tormenta que no sabía cómo iba a terminar.
#1230 en Novela contemporánea
#2416 en Otros
#577 en Relatos cortos
romance, kpop baile y canto, historia cruda sobre crecer distinto
Editado: 18.09.2025