La bomba no explotó… nos explotó en las manos.
No habíamos terminado de asimilar la primera filtración cuando esta nueva evidencia arrasó con cualquier esperanza de silencio. Nura me llamó con la voz quebrada; su teléfono no paraba de sonar. Mensajes de odio, de apoyo, de confusión… y otros mucho más crueles.
Las redes estaban incendiadas. Algunos programas de televisión decían que todo era un truco publicitario: "No tienen talento suficiente para destacar por su música, así que inventan escándalos". Otros nos ponían como ejemplo de lo que “no debía hacer una idol”.
Los comentarios eran interminables:
"Nos traicionaste."
"Gracias por ser valiente."
"Eres una vergüenza."
"Orgullosa de ti."
Era como recibir abrazos y golpes al mismo tiempo.
Esa noche, el manager nos citó en un hotel para evitar a los reporteros que ya se agolpaban frente a la agencia. Entramos a una sala donde el silencio era tan pesado que costaba respirar.
El manager solo nos miraba, y yo sentía que sus ojos atravesaban cualquier barrera que intentara poner.
No podía seguir callando.
—Es verdad —dije, tomando la mano de Nura—. No queríamos que se supiera así. No queríamos afectar al grupo… pero sí, estamos juntas.
La mano de Nura temblaba. Esa mujer que siempre parecía invencible, que enfrentaba todo con fuerza… estaba asustada. Los demás nos miraban sin decir nada. No sabía si estaban decepcionados o simplemente en shock.
—Yo… solo quería protegerlos —seguí—. Ya les causé problemas antes con mi pasado… no quería repetirlo.
Las lágrimas me traicionaron. Me sequé como pude y respiré hondo.
—Tomaré el toro por los cuernos. Si quieren, mañana hago una rueda de prensa. Diré todo. Que somos pareja. Que no me arrepiento.
Porque en ese momento entendí algo:
Había estado huyendo por miedo, pero el miedo nunca se iba.
Y si todo iba a arder, al menos quería que ardiera por algo real.
Por amor.
#1230 en Novela contemporánea
#2416 en Otros
#577 en Relatos cortos
romance, kpop baile y canto, historia cruda sobre crecer distinto
Editado: 18.09.2025