Bueno, no esperaba que Gregory se apareciera con hortensias y lograra articular una disculpa decente, tampoco esperaba que se quedara viendo tres películas de chicas, pero lo hizo. Y aunque fue momentáneo, pude ver un atisbo de algo que probablemente oculta para no sentirse vulnerable.
Digo, podía entenderlo, yo también tenía mis mambos locos, pero eso no era excusa para ir por la vida siendo hiriente con quiénes tocaban mi herida. Yo no me podía permitir sangrar así sobre otros que no me habían hecho nada. Era doloroso porque llegaron a hacerlo conmigo y no se lo deseaba a nadie.
Apartando ese momento con Gregory, estaba contenta por el resultado de la clase, se quedarían Kaylee, los hijos de Beatriz y Marina, los gemelos de Amara e hice un trato con Ruby porque quería mostrarme sus novelas como un secreto, así que las clases serían una fachada.
A la mañana siguiente me levanté con la resolución de revisar mi correo de trabajo, así que después de desayunar, tomé la computadora y empecé a revisar mis correos laborales, había muchos mensajes, varios de las personas con las que había trabajado para decirme que ‘lo sentían mucho’ y otros simplemente para insultar a mi ex y decirme que ‘era mejor que eso’. Agradecí los mensajes, por supuesto.
También recibí un par de propuestas de trabajo, dos independientes que eran clientes habituales, un nuevo cliente y uno de la editorial con la que solía trabajar en Estados Unidos, revisé las propuestas editoriales de cada uno y pedí el envío de las historias o los primeros capítulos para empezar a trabajar. No podía seguir relamiendo mis heridas y amaba mi trabajo, así que estaba segura de que avanzar en eso me ayudaría a sentir mejor.
Fui a servirme helado para enfrentarme al correo personal y me quedé sonriendo al ver las bellas hortensias en la ventana de la cocina, tenían el borde rojo con centro amarillo, me parecían hermosas y que haya dicho que le ‘recordaron a mí’, me pareció un lindo gesto. No sé si por lo peleonera que era con él la mayor parte del tiempo o por mi alma noble y dulce.
Tomé mi helado y me dispuse a abrir ese correo, la cantidad de mensajes me impresionó y quise llorar al ver muchas entradas de páginas webs en los asuntos o inicio de los cuerpos de los mensajes de mis padres, seguro para quejarse de lo ‘mal’ que los hice quedar. Maldije un par de veces y filtré para ver si tenía de mi hermano. Había diez de él, quince de mi mejor amigo August, abrí esos primero y todos estaban en mayúsculas, ¡diablos!
Decidí responder para que supiera que seguía viva, que ningún loco me secuestró y todas mis extremidades estaban intactas, además de que este sería el medio de contacto por un tiempo. Estaba siendo perra al desaparecer así, pero ahora me daba cuenta de que lo necesitaba. Han sido solo un par de días, pero ya sentía algo diferente en mí.
Le escribí a mi hermano también y no pasaron ni cinco minutos de haberle enviado un correo cuando ya estaba recibiendo su respuesta:
«NO VUELVAS A PASAR DOS SEMANAS DESAPARECIDA, IRIS. AL MENOS NO CONMIGO. ¿DÓNDE ESTÁS? VOY A BUSCARTE».
Le aseguré de nuevo que me encontraba bien y agradeciéndole la intención, que podríamos comunicarnos por correo porque había dañado mi teléfono, él no tenía porque saber que aún no lo sacaría del modo avión, ¿cierto? Tal vez debía comprarme uno nuevo, Roy podría ayudarme.
Abrí de inmediato la notificación de respuesta de August:
«Mi amor, estuve hasta en la policía, ¿sabes? Estaba muerto del miedo por ti, te fuiste así tan herida. ¡Diablos, nena! Necesito saberte bien de verdad, te extraño y sabes que estoy siempre para ti. Somos un equipo desde octavo grado».
Cerré la computadora y me di una baño para salir al pueblo, no iría en mi Jeep, caminar era bueno para mi salud. Así que fui directo a la tienda de Roy para comprarme un nuevo teléfono.
—Este puedes poner tu número como privado, tanto en las llamadas como en los mensajes, así no te rastrean —ofreció Roy tan pronto le pregunté modelos de teléfonos discretos.
—Eso podría serme útil, Roy, tú sí que conoces a tus clientes, ¿no? —Me dio un guiño.
—Es mi trabajo, ¿lo vas a querer? Viene con la línea incluida y un plan básico que puedes mejorar cuando quieras desde la aplicación. —Lo miré, con pantalla táctil, cabía en mi mano y no pesaba mucho, me pareció perfecto.
—Sí, este me gusta, Roy.
—Por cierto, supe que tu clase fue un éxito, ¡felicidades! —Me dio un corto aplauso—. Tienes a muchas celosas, pero ni prestes atención, sigue en lo tuyo, ¿bueno?
—¿Celosas de qué? No entiendo, Roy. Si apenas estoy llegando.
—Ryle, le interesas o algo así y las mujeres lo quieren para ellas. —Asentí, lo sospechaba un poco, pero ahora tengo la confirmación.
—Y yo pensando que era por mi deslumbrante belleza.
—Eso también, eres un bombón, con todo respeto —aclaró y le sonreí.
—Gracias, Roy, eres demasiado dulce y amable. —Hizo una pequeña reverencia.
Roy me ayudó a configurarlo en modo privado y ya estaba listo para usar, salí contenta de la tienda con mi nueva adquisición y fui directo a la tienda de Samantha que las hermanas de Gregory recomendaron con entusiasmo.
Editado: 04.09.2025