Artem
Artem, con el ceño fruncido observaba a la chica que estaba campeando por su respeto en su cocina. Al principio, ella era tímida, todo el tiempo le preguntaba si estaba seguro de que podía usar los electrodomésticos.
Sus propios electrodomésticos. La parrilla eléctrica, el horno, la licuadora. Toda una jodedera.
Esto resultaba exasperante. Era más fácil para Asadov regalárselo todo que demostrar con una apariencia idiota que a él le permitían usar todo aquí.
Bueno, menos mal que, aunque sea los productos los descargó a su vista del maletero y los metió en el refrigerador. De otra forma ella bien podría negarse a cocinarlos.
¡Qué bien que compró pechuga de pato y camarones reales! ¡Había que ver la mirada asombrada de Al!
Un poco más, y definitivamente se habría delatado, pero a tiempo recordó que era un trabajador de mantenimiento aquí. No quería reconocer que era el dueño de la casa. Artem inconscientemente esperaba que, si la chica lo considerara un simple trabajador, eso la repelería.
Pero parecía que no le importaba ni su estatus ni su tipo de actividad.
Eso también era exasperante.
Ella estaba tan contenta de que él había cortado el césped en la parcela de Gordey. Y Artyom apenas aguantó la tentación de escribir "fuck" con la máquina en el centro del césped.
Pero eso se parecería más a una pequeña venganza de la categoría de enfrentamientos de jardín de infantes. Asadov se vengará de otra manera. Como un adulto.
Se acostará con Al y después que Gordey se ahogue con su hiel cuando se entere.
Artem esperaba que Gordey se sentiría ofendido si su novia comenzara a coquetear con un marginal.
Bueno, digamos que no parece un marginal. Que sea un hombre mucho más bajo en la escala social que ella y su prometido. No hay ninguna diferencia.
Sobre todo, si ella lo engaña.
Provocar a la novia de Gordey se convirtió en el objetivo principal de Artem. No tenía dudas del resultado positivo: la chica ya estaba "flotando", la victoria prometía ser fácil. Aunque Al trataba de ocultar su interés.
Ella trató de resistirse, pero muy débilmente y vacilante. Romper esta resistencia parecía fácil. Presiona un poco más fuerte y ella se rendirá sin luchar.
Pero cuanto más tiempo Artem observaba a Alina, más se preocupaba.
¿Por qué se hizo novia de Sergei? ¿Y qué hace ella, en principio, junto a Gordey? ¿Qué encontró en él?
Ella no se parece en nada a las chicas de su círculo. Demasiado seria para sus años.
Por cierto, ¿qué edad tiene? ¿Es mayor de edad?
— Al, ¿cuántos años tienes? — preguntó, y se dio cuenta de que le había salido demasiado brusco. Incluso un poco enfadado.
La chica se estremeció y dejó a un lado el cuenco con la licuadora en el que trituró la coliflor. Ella lo preparó exactamente como le gustaba a Artem. Primero lo guisó con mantequilla y luego añadió nata.
— Veinte... y uno, respondió y se dio la vuelta. — ¿Y tú?
— Veintisiete, — se tranquilizó un poco Artem. — Creía que ni siquiera tenías dieciocho. Pareces una colegiala.
— ¿Eso es malo?
¿Qué le pasa, por qué se puso tensa?
— No, no importa, — dijo Asadov, — solo quería saber.
A la mesa, prestó atención a la forma en que ella mantenía la espalda, eligiendo los cubiertos adecuados. Y al mismo tiempo se sentía muy cohibida.
En general, una chica muy extraña y diferente a las demás.
Ella incluso iba a lavar los platos, Artem la detuvo a tiempo y le recordó que en la casa hay un lavavajillas.
— ¡Hay muy poca vajilla, Artem! — Al levantó sus ojos marrones, brillantes como una tableta de chocolate recién fundido. — ¿Por dos platos encender el lavavajillas?
En silencio, tomó los platos, los metió en la máquina, y atrajo a la chica hacia sí.
— Gracias por el almuerzo. Estaba delicioso.
Tomó su cara en sus manos y suavemente la besó en los labios.
Sintió como si lo hubiera quemado el fuego. Le atravesó todo el cuerpo, bajó por la columna vertebral y lo golpeó en entrepierna.
Qué tierna y dúctil es, esta chica increíblemente hermosa.
Ajena. La novia del enemigo.
¿Por qué tiene la sensación de que ella está ensamblada a partir de varias piezas pequeñas, similares a rompecabezas? Y él lo único que hace es tratar de armar este rompecabezas.
Pero la imagen completa no se arma, no se arma de ninguna manera. ¿Y por qué, quién sabe? Especialmente si por separado, cada pieza del rompecabezas parece que ha sido pintada y cortada personalmente para él...
¡Es absurdo!
Al se apartó y Artem se frotó la cara con las manos.
— Vete, Al, — dijo con voz sorda, — será mejor que te vayas antes de que sea demasiado tarde.