El Efecto Oliver

3. EL ERROR DE CALCULO

CALI

Hay una ley en la fisica que dice que es imposible observar un sistema sin afectarlo. Hoy, Oliver no solo observo mi sistema; lo pateo, le pendio fuego y luego me ofrecio un cafe como si nada hubiera pasado.

Llegue a casa de Maya arrastrando los pies, sintiendo que mi cerebro era una pestaña de navegador que se habia quedado congelada. Entre sin llamar -Tenia mi propia llave desde los quince años- y me la encontre en la cocina, intentando preparar algo que olia a curry.
-¿Cali? ¿Estas bien? Parece que te ha atropellado un camion de carga- dijo Maya, dejando la cuchara de madera.
-Peor- respondi, tirando mi mochila sobre la mesa. -Oliver me ha tocado-
Maya arqueo las cejas y se apoyo en la encimera, aguantandose la risa.
-A ver, explicate. ¿"Tocado" tipo romantico o "tocado" tipo que te ha empujado por las escaleras del observatorio?-
-Me ha tocado la mano, Maya. Para apretar una tuerca- Me deje caer en una silla y me mire los dedos como si estuvieran contaminados por alguna radiacion extraña. -Fue una fraccion de segundos, pero mi ritmo cardiaco subio a 110 sin previo aviso. Es una respuesta fisiologica absurda. Yo no reacciono asi. Yo soy la que mantiene el control-.
Maya solto una carcajada y me puso un vaso de agua delante.
-Se llama "tension sexual", Cali. No es un fallo del sistema, es el sistema funcionando perfectamente-
-No, no es eso- negue con la cabeza, desesperada por encontrar una explicacion logica. -Es que èl... èl me desarma. Me hablo de "piezas que le faltan a su plano" y me miro como si supiera exactamente lo que estaba pasando. Me dijo que volvi al observatorio porque me cansa lo facil. ¡Èl no sabe nada de mi vida!-
-Calo, escuchame- Maya se sento frente a mi, poniendose seria. -Oliver siempre ha sido el unico capaz de ver a traves de tus muros. Cuando eras pequeña y te encerrabas en el devan porque el drama de tus padres era demasiado, èl era el unico que subia con un sandwich y no te obligaba a hablar. Solo se sentaba alli-
-Eso era antes- susurre.-Ahora somos adultos. Yo trngo una carrera, tengo planes, tengo una vida diseñada para no necesitar a nadie. No puedo permitir que un arquitecto con complejos de poeta venga a decirme que mi logica no sirve para nada-
-¿Y porque te importa tanto lo que èl diga?- pregunto ella, dandome en el clavo.

Me quede en silencio. Odiaba esa pregunta. Me importaba porque Oliver era el unico que recordaba a la Cali que no tenia miedo a sentir. Me importaba porque, aunque me duela admitirlo, èl es la unica persona que me hace sentir que no soy un bicho raro, sino alguien "increiblemente rara", que es muy distinto.
-Mañana voy a ponerme guantes- dije finalemnte, tratando de recuperar mi dignidad.-Guantes aislantes de alta resistencia. Y voy a poner musica con mis cascos para no tener que escuchar sus teorias sobre el "alma"-.
-Claro, porque los guantes van a evitar que te mueras de ganas de que te vuelva a mirar asi- se burlo Maya, volviendo al curry. -Por cierto, mi madre ha llamado. Quiere que vayamos a cenar el domingo. Los tres-.
-¿Los tres?- senti un escalofrio. -¿Quieres decir que Oliver estara alli? ¿En la misma mesa? ¿Con tu madre haciendo preguntas sobre mi vida sentimental?-
-Dijo que es una "reunion familiar" y que tu eres de la familia. No puedes huir de esta, Cali. Si desapareces, mi madre ira a buscarte a la facultad con un tupper de lasaña, y sabes que es capaz de interrumpir tu clase magistral-.

Me tape la cara con las manos. Mi vida era una sucesion de errores de calculo. Habia pasado tres años huyendo de un fantasma para terminar encerrada en un observatorio con èl durante el dia y cenando con èl los domingos.
-Dime una cosa, Maya- dije, mirandola por entre mis dedos. -¿Tu crees que èl sabe? ¿Crees que se dio cuenta de lo que yo sentia cuando se fue?-
Maya me miro con una ternura que me hizo sentir pequeña.
-Cali, Oliver es muchas cosas, pero no es ciego. Lo que pasa es que èl tambien tenia miedo. Eras la mejor amiga de su hermana pequeña, eras la niña genio que parecia no necesitar a nadie. Creo que èl esta aqui ahora para ver si, por fin, esa niña ha decidido que ya es lo suficientemente mayor para dejar que alguien la cuide-.
-Yo no necesito que nadie me cuide- replique automaticamente, aunque mi voz sono vacia.
-Lo se- sonrio Maya. -Pero a lo mejor necesitas a alguien que te acompañe mientras tu cuidas del resto del mundo-.

Esa noche, en la soledad de mi cuarto, no pude estudiar. Me quede mirando el techo, pensando en el domingo y en los guantes aislantes que, muy probablemente, no me iban a servir de nada contra Oliver vega.




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