El Efecto Oliver

4. LA RESISTENCIA DE LOS MATERIALES

CALI

La semana previa a al cena fue, tecnicamente hablando, un desastre logistico. Intente aplicar mi plan de "guantes aislantes" y musica a todo volumen., pero Oliver es como una interfecrencia de radio: no importa cuantos filtros pongas, siempre termina colandose en la frecuencia.

El mates, intente ignorarlo durante seis horas seguidas. Me puse mi cascos de cancelacion de ruido y me sumergi en las graficas.
Pero entonces, senti una vibracion en la mesa. Èl estaba golpeando el ritmo de una cancion con sus herramientas, justo al compas de mi concentracion. Cuando me quite los cascos para protestar, èl solo me guiño un ojo y me pregunto si queria un sandwich. No comi, pero mi estomago se paso el resto de la tarde haciendo piruetas.

el miercoles fue peor. Se le ocurrio que necesitabamos "espacio de colaboracion". Movio su mesa de dibujo a menos de dos metros de la mia alegando que la luz era mejor alli. Pase todo el dia sintiendo su mirada de reojo. Cada vez que yo suspiraba por un error en el codigo, èl soltaba un comentario sobre que "a veces las maquinas son mas tercas que los ingenieros". No le respondi, pero me pase la noche en mi cuarto repasando cada palabra, buscando un significado oculto que mi logica no lograba descifrar.

Para el viernes, mi bunker ya nno se sentia como tal. El observatorio ahora olia a èl, a su cafe, asus planos y a esa energia de quien no tiene miedo a equivocarse. Me sentia invadida, no solo en mi espacio fisico, sino en mi propia cabeza tambien.

Y entonces llego el domingo.

Hay algo en la casa de los Vegas que desafia las leyes de la fisica. Es un espacio donde el orden no existe y, sin embargo, todo funciona. Mis padres son personas de silencios largos y cenas programadas; los padres de Maya y Oliver son personas de risas estruendosas, platos que no combinan y preguntas que se saltan cualquier filtro social.

Me pase una hora frente al espejo antes de salir. Me puse unos pantalones oscuros que hice yo misma y una remera de cuello largo, mangas corta. Parecia una armadura. Si iba a sobrevivir a esta cena, necesitaba sentirme protegida.

Cuando entre, el ruido me golpeo como una onda expansiva.
-¡Cali! ¡Pero si estas guapisisma!- la madre de Maya. Elena, me estrujo en un abrazo que olia a albahaca y a ese perfume de flores que usa desde que tengo cinco años. Me analizo la cara como si buscara una respuesta a una pregunta que aun no me habia hecho. -Estas muy delagada, ¿estas comiendo bien en esa facultad?-
-Hola, Elen. Si, mi metabolismo es... estable- logre decir, sintiendo como mi sistema de defensa empezaba a flaquear-.
-¡Mama, dejala respirar!- Maya aparecio por el pasillo y me guiño un ojo. Detras de ella, saliendo de la cocina con una fuente de lasaña, estaba èl.
Oliver no llevaba su ropa de trabajo. Se habia puesto una camiseta gris que hacia que sus hombros parecieran mas anchos de lo que recordaba y tenia el pelo un poco alborotado.
Cuando me vio, se detuvo un segundo. Sus ojos recorrieron mi "armadura" de arriba abajo y note esa chispa de diversion que tanto me irritaba.
-Hola, Cali- dijo, y su voz sono mas calida que de costumbre. -Has venido. Pensaba que tendrias alguna emergencia con un satelite o algo asi-.
-Las emergencias se programas, Oliver- respondi, intentando mantenermi tono mas profesional. -Y Elen hace la mejor lasaña de la ciudad. Seria un error de optimizacion no venir-.

Nos sentamos en la mesa. Yo estaba justo frente a èl, Maya a mi lado, y sus padres en los extremos. La cena fue un caos de conversaciones cruzadas. El padre de Oliver me preguntaba pr mi tesis mientras Elena intentaba que su hijo le contara detalles de su vida en la capital que èl claramente no queria soltar.

-¿Y tu, Cali?- pregunto Elen de pronto, dejando caer la bomba. -¿No hay ningun chico que te ayude con esos calculos tan dificiles? Algun estudiante brillante, no se...-
Casi me ahogo con el agua. Maya solto una tosecilla sospechosa.
-No tengo tiempo para variables irrelevantes, Elen- respondi, recuperando la compostura. -Mi carrera exige un enfoque del cien por cien. Las relaciones suelen ser... ruidosas-.
-Ruidosas- repitio Oliver en voz baja, probando la palabra. -Que curioso que lo digas tu, que pasas el dia en un observatorio que se cae a pedazos, A veces el ruido es lo que te hace saber que estas vivo, ¿no crees?-.
Lo mire fijamente. Sabia que me estaba pinchando.
-El ruido es energia desperdiciada- replique. -En ingenieria, buscamos la eficiencia. El sentimiento sin control es solo friccion-
-La friccion es lo que genera calor, Cali- respondio èl sin apartar la vista de la mia. -Sin friccion, nada se mueve. Te quedarias estatica para siempre-.
La mesa se quedo en un silencio incomodo por un segundo.
Elena nos miraba a los dos con una expresion que no me gusto nada. Era esa mirada de "yo se algo que tu no sabes".
-Bueno- intervino Maya rapidamente, -Lo que se va a quedar estatico es el postre si no ayudais a recoger. Oliver, Cali, llevad los platos-.
Quise matar a Maya en ese mismo instante. Sabia perfectamente lo que estaba haciendo.

Me levante y empece a apilar platos con una precision militar. Oliver me siguio a la cocina. En cuanto cruzamos el umbral y perdimos de vista a los demas, el aire volvio a ponerse denso. Deje los platos en el fregadero y me gire para salir, pero èl me bloqueo el paso, apoyando una mano en el marco de la puerta.
-¿Eficiencia, eh?- dijo en un susurro. -¿Esa es la nueva excusa para no sentir nada?-
-No es una excusa, es una forma de vida- reespondi, sintiendo que mi " armadura" empezaba a pesar demasiado. -Y muevete, Oliver. Elen esta esperando afuera-
-Mi madre sabe perfectamente lo que pasa, Cali. La unica que sigue fingiendo que no entiende la situacion eres tu-.
Se acerco un paso. Estaba tan cerca que podia ver las pequeñas motas doradas en sus ojos. Mi pulso volvio a traicionarme.
-No pasa... nada- logre decir, aunque mi voz me traiciono y sono como un susurro roto.
-Pasa que me miras como si fuese un problema que no sabes resolver- dijo èl, bajando la voz aun mas. -Y pasa que sigues siendo la misma chica que se escondia detras de los libros para que nadie viera que le temblaban las manos cuando yo estaba cerca-.
-Te lo imaginas todo- dije, intentado empujarlo para pasar, pero èl no se movio. Era como intentar mover una montaña.
-¿Ah, si?- Oliver sonrio. -Entonces, ¿por que no eres capaz de mirarme a los ojos y decirme que no te importa que haya vuelto? Dimelo, Cali. Di que no soy una variable irrelevante y me quitare de en medio-.
Abri al boca para soltar mi discurso sobre la logica y el desprendimiento, pero las palabras s me quedaron atascadas en la garganta. No pude. Por primera vez en mi vida, mi cerebro no encontro la formula para mentir.




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