El Efecto Oliver

6. EL PROTOCOLO DE INTERRUPCIÓN

CALI

En ese momento, el mundo se redujo a un espacio de pocos centimetros. Mi logica me gritaba que diera tres paso atras, que el calor corporal era simplemente una transferencia de energia termica y que mi pulso acelerado era una respuesta por el estres. Pero, por primera vez, mi cerebro no podia ejecutar la orden de retirada. Estaba suspendida en un error de sistema, dejando que mi frente rozara la suya.

Oliver no se movia. No me presionaba. simplemente estaba ahi, siendo ese centro de gravedad que me impedia salir flotando hacia el vacio.
-Solo respira, Cali- susurro èl, y su aliento me rozo la cara. -No es un examen. No tiene que aprobar nada-.
Cerre los ojos con mas fuerza. Estaba a punto de decir algo, algo real, algo que no tuviera que ver con la ingenieria ni con el desprendimiento, cuando el sonido de una llave girando en la cerradura de la entrada rompio el hechizo como un martillazo en un cristal.

-¡Ya llegue! ¡No sabeis el hambre que tengo!- La voz de Maya retumbo en el pasillo, acompañada por el golpe seco de su mochila contra el suelo.

Fue como si me hubieran echado un cubo de agua helada. Mi "protocolo de interrupcion" se activo al instante. Di un salto hacia atras, aumentando la distancia entre Oliver y yo a dos metros en menos de un segundo. Me ajuste la chaqueta con movimientos bruscos y me aclare la garganta, buscando desesperadamente mi mascara de frialdad.
-.. y por eso la patina de bronce requiere ese tratamiento especifico- dije en voz alta, con una tono excesivamente tecnico y monotono, justo cuando Maya asomaba la cabeza por la cocina.
maya se detuvo en el umbral, mirandonos alternativamente. Sus ojos saltaron de la ara de Oliver -que tenia una expresion de frustracion absoluta- a la mia, que seguramente estaba roja como un semaforo a pesar de mis esfuerzos por parecer indiferente.
-¿La patina de bronce?- repitio Maya, arqueando una ceja. -Son las nueve de la noche, Cali. ¿Estas aqui para dar una conferencia sobre metalurgia?-
-He venido a traerle el cuaderno a tu hermano- respondi, recuperando mi postura rigida. Cogi el cuaderno de la mesa con una rapidez innecesaria. -Ya me iba. Tengo mucha documentacion que organizar para mañana-
-Pero acabas de llegar- dijo Oliver, cruzandose de brazos. Su voz tenia ese tono de advertencia, como si me estuviera retando a no huir otra vez.
-He cumplido el objetivo de la visita- replique, evitando mirarlo. -La eficiencia consiste en no desperdiciar tiempo una vez que la tarea ha sido completada. Hola, Maya. Adios, Maya.
Camine hacia la salida con paso firme, ignorando la mirada de "luego hablamos" que Maya me lazo. Necesitaba salir de esa casa. Necesitaba que el aire nocturno enfriara mis circuitos antes de que algo explotara de verdad.

-¡Cali, espera!- Oliver me siguio hasta el porche, pero yo ya estaba bajando los escalones a toda velocidad.
Me detuve un momento, pero no me gire.
-Mañana en el observatorio, Oliver- dije, tratando de que mi voz sonara estable. -A las ocho. Ni un minuto mas tarde. Tenemos un cronograma que cumplir-.
-Cali- dijo èl, y su voz sono suave a mis espaldas, lo suficientemente baja para que Maya no lo oyera desde dentro. -Puedes poner todos los guantes y barreras que quieras. Pero ya se lo que pasa cuando te quedas sin palabras. Y eso no lo puedes borrar con un cronograma-.
No respondi. Empece a caminar hacia mi dormitorio en el campus, sintiendo como mi armadura volvia a encajar a su sitio, pieza por pieza. Estaba a salvo. Estaba sola. Estaba bajo control.

Pero mientras subia las escaleras de mi edificio, me mire las manos. Seguian temblando. Mi protocolo de seguridad habia funcionado para engañar a Maya, pero por primera vez en mi vida, no estaba funcionando para engañarme a mi. Habia vuelto a huir, si, pero esta vez me llevaba el incendio conmigo.

Llegue a mi habitacion y cerre la puerta con doble llave, como si eso pudiera impedir que mis propios pensamientos me alcanzaran. Me quite la chaqueta y la tire sobre la cama. Me senti ridicula. Habia pasado de estar a punto de derrumbarme en los brazos de Oliver a recitar un manual de metalurgia en menos de tres segundos.
Me sente en mi escritorio y abri el portatil. "Trabaja", me ordene. "Los datos son estables. Los datos no te miran como si fueras lo mas importante del mundo". Pero la pantalla solo me devolvia el reflejo de mis propios ojos, que se veian mucho mas asustados de lo que estaba dispuesta a admitir.

No dormi. Me pase la noche revisando las oscilaciones de la cupula, pero mi mente no dejaba de repetir la misma secuencia: el calor de su frente contra la mia, el olor a sandalo y la forma en que su voz bajo de tono justo antes de que Maya entrara.
A las siete de la mañana, el cafe ya no me hacia efecto. Estaba en el observatorio, mucho antes de mi hora, intentado sumergirme en el trabajo para cuando Oliver llegara. Pero el destino, o mas bien Maya, tenia otros planes.

Escuche los pasos en la escalera. No eran los de Oliver; eran demasiado ligeros.
-Sabia que estarias aqui- dijo Maya, entrando con dos bolsas de papel y una cara de "no vas a escapar esta vez". -He traido cruassanes. Y no acepto un "estoy optimizando mi tiempo" como respuesta-
Se sento en mi mesa, apartando mis cables con una falta de respeto total por mi equipo de trabajo.
-Maya, tengo mucho que hacer- dije, sin apartar la vista del monitor. -La alineacion del telescopio esta dando un error de tres micras y...-
-Callate, Cali- me interrumpio, dandole una mordisco a su cruassane. -Anoche, cuando entre en la cocina, el aire estaba a punto de arder. Oliver parecia que queria pegarse un tiro y tu parecias un robot que acababa de sufrir un cortocircuito. ¿Que paso antes de que yo llegara?-
-Nada- respondi, sientiendo como el cuello del mono de trabajo me apretaba. -Le lleve el cuaderno. Hablamos de la restauracion. Nada mas-.
Maya me miro con una lastima que me dolio mas que una critica.
-Cali, te conozco desde que usabamos pañales. Te pones a hablar de ciencia cuando te mueres de miedo. Anoche no estabas hablando de la patina del bronce, estabas intentando no llorar o no besarlo. O las dos cosas-.
-Es complicado, Maya- susurre, bajando por fin la guardia ante ella. Èl me hace recordar cosas que me prometi olvidar. Me hace sentir que todo el control que he construido es mentira. Y odio sentirme asi. Odio no tener respuestas-
-A lo mejor la respuesta es que no hay respuesta- dijo Maya, suavizando el tono. -A lo mejor solo tiene que dejar que pase. Èl te quiere, Cali. Siempre te ha querido. Se fue a la universidad porque sabia que tu eras demasiado pequeña y que èl no podia pedirte que lo esperaras. Pero ha vuelto por ti-.
Me quede helada
-¿Te lo ha dicho èl?- pregunte, con el corazon en la garganta.
-No ha tenido que decirmelo. Soy su hermana. Veo como te mira cuando cree que nadie lo ve. Te mira como si fueses la estrella mas billante de este observatorio-.




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