El enigma

Capítulo 16: El día después.

Amaneció un nuevo día, de forma literal y de forma metafórica. Su padre y sus hermanos varones, muertos. Su madre muerta y su hermana mayor aquejada de lo que hoy sería una profunda depresión. Lo único que le quedaba era su hermana pequeña, y el amor de su vida. Lo primero que hicieron, porque los tres amigos lo hicieron juntos, fue reconstruir el castillo, ayudar a las personas que eran sus vasallos, apaciguar su territorio, el que por linaje le correspondía y por el que su padre y hermanos murieron. Sus hermanas se fueron acostumbrando a la nueva situación dura, pero era la que había.

La hermana mayor estaba mejor, y parecía que era la hora de contraer matrimonio.

Empezaron a preparar el enlace, y todo estaba yendo por la senda que él había planeado.

Ninguno de los tres había hablado del día de la batalla, pero ya había pasado algún tiempo, y entre algunos licores de más el gran maestre introdujo el tema.

“Amigos, creo que es hora de hablar de lo que nos pasó el aciago día que nuestro amigo tuvo que volver a casa”. Dijo de una manera solemne. Ambos soltaron la bebida y las caras se tensaron.

Parecía que no era un tema que les gustara, pero tenían que tratarlo. Además, tenían esos sirvientes abnegados que le facilitaban la vida, todo no iba a ser malo.

“Amigos, ¿qué nos pasó ese día?

Yo por mi parte no recuerdo haber dado tantos golpes seguidos con tanta fuerza y tenía la sensación de estar reteniéndome inconscientemente.”

El joven tomó la palabra, comentando que él nunca había visto con tanta claridad que hacer y cómo hacerlo, parecía que jugaba una partida de ajedrez, mis soldados en un color, los enemigos en otro, y todo dividido en cuadrículas, era increíble. Y una lucidez que nunca tuve.

“Yo soy el más jodido, dijo el maestre, por Dios que levanté un ejército de piedras que peleaban por mí, podía hacer daño sin entrar en el campo de batalla y para colmo pude sanar a mucha gente, y hablo un idioma que no sé qué es, me estoy volviendo loco.”

En esto entraron los sirvientes. Perdonadnos, pero tenemos respuestas a vuestras preguntas.

Empecemos por vos, gran maestre. Vos fue elegido por la fuerza, miro en su interior y sin duda vio valentía, servicio a los demás, un espíritu indomable, una capacidad de servicio, y un liderazgo impetuoso e innato. ¿Me equivoco?

El gran maestre, quedo pálido, como sabía lo que había sentido, lo que había encontrado en su interior, era imposible que lo pudiera saber.

Señor no palidezca, son los atributos que busca la runa de la fuerza.

No somos brujos, ni tenemos ningún ápice de magia, pero si nos entrenaron desde pequeños para este día. Cada uno estudiamos a quien seriamos servidores leales e hicimos el juramento de la pubertad, de entregar nuestra vida antes que vosotros murierais, sois más importantes de lo que creéis.

Vos joven amo, tenéis la gracia que os eligió la sabiduría. No solo seréis un gran estratega, sino que también vuestros amigos tendrán que haceros caso a vuestras decisiones, veréis la naturaleza de las personas con suma claridad y seréis capaces de enjuiciar, no solo situaciones sino también personas con suma claridad.

Cuando buscasteis en vuestro interior seguro que visteis racionalidad, estudio, constancia, voluntad de mejora, señales evidentes de un gran sabio, por eso esa elección.

Y ahora vos, maestre. Vos fue elegido por la runa de la vida, una runa diferente y más difícil de explicar.

Esta runa te da el poder sobre la vida y la muerte, que al final es la negación de la vida. En tu mano esta decidir muchas veces quien vive y quien muere. Es un poder que a lo largo del tiempo siempre a corrompido al portador, ya que se han creído, los portadores, que son Dioses, y no dejan de ser mortales.

Cuidado señor, no caigáis donde otros lo hicieron.

Os eligió, solo, por que en su interior vio que tan preparado estaba para conservar la vida como para quitarla, de joven seguro que estudio medicina con algún galeno, y su vocación de ayuda como sacerdote hizo lo demás, pero también es un guerrero.

Las runas, así se llaman esos signos raros que os tatuó la caja en el brazo, son el vinculo con el saber eterno de los dioses nórdicos, según cuentas sus leyendas.

Según dicen, maestre, el idioma que hablaba, era el idioma de los Dioses, aquel que solo está reservado para el portador de esa runa, y que no hace falta estudiarlo ya que todos los llevamos dentro.

Los tres amigos se quedaron pensativos, asombrados, como si le hubieran dado la mejor de las noticias y la peor al mismo tiempo, tenían sentimientos encontrados, pero no sabían si eran más desazón o emoción.

Sabiendo esto los ayudantes, o servidores de la caja, se retiraron y dejaron que hablaran hasta alta horas de la mañana de lo que le habían comunicado.

En los sucesivos días, no sin ojeras y caras de cansancio, empezaron a entrenar sus habilidades con sus sirvientes. Parecían que sabían por donde iban a pasar y tenían un plan de entrenamiento preparado.

Además, el joven templario, también departía con los problemas de sus tierras.

Los preparativos del enlace entre la chica y el joven señor, estaba preparado, se casaría al día siguiente, su amigo y compañero de corredurías, el maestre, oficiaría la boda y sería una gran fiesta para todos en sus tierras. La novia no lo podía creer, se iba a casar con su amado, pero no sabía lo que le iba a deparar el futuro, estar al lado de un hombre con tal responsabilidad no sería fácil, aún más de lo creía ella.




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