El escudero youtuber

Capítulo 3: El Wi-Fi Embrujado

Título del video de YouTube: ¡NUESTRO WI-FI ESTÁ EMBRUJADO! ¿Un Caballero vs un Gusano de Internet?)

La luz azulada del monitor de su ordenador era el único foco en la habitación a oscuras. Harold, hundido en su silla, navegaba por los comentarios de su último video con una sonrisa de puro asombro. "Edward, ¡esto es increíble! El video del supermercado ya tiene diez mil visitas. ¡Es un éxito!", exclamó, su voz cargada de euforia. "La gente te adora. Mira este: 'Ojalá mi novio me mirara con la intensidad con la que ese caballero mira un cartón de leche' 'El caballero tiene más aura que mi papá' "

Edward no prestaba atención a las alabanzas del "espejo mágico". Su mirada, aguda y preocupada, estaba fija en un pequeño artefacto negro en un rincón, de cuyo frontal brotaban unas luces verdes que parpadeaban de forma frenética y errática. "Escudero", dijo, su tono grave cortando el entusiasmo de Harold. "Ese artefacto de luces... ¿siempre emana un aura tan... agresiva?" dijo refiriéndose a las luces del artefacto

"¿El router?" Harold se rio, sin apartar los ojos de la pantalla. "Es normal. A veces se 'estresa' más que yo en época de exámenes. Cuando lo apague se le pasará" dijo sin prestarle mucha atención

Pero Harold no había notado que Edward tenía razón y la forma en que parpadea van las bombillas estaba fuera de lo normal, la manera en la que lo hacían parecía casi rítmica, como si fuera el aviso de que algo estaba a punto de suceder o algo se aproximaba. De repente, sin previo aviso, todas las bombillas del pequeño apartamento parpadearon con violencia, creando un juego de sombras danzante y siniestro. El sonido del video que Harold reproducía se distorsionó de inmediato, transformándose en un chirrido largo y sobrenatural que heló la sangre en sus venas.

"¿Eh? ¿Otro apagón?" gritó Harold, frustrado. "¡Justo cuando iba a subir el nuevo video!"

Edward no compartía su preocupación doméstica. Se había puesto en guardia de inmediato, su cuerpo era una línea tensa de instinto y alerta. Su mano derecha se cerró con familiaridad sobre la empuñadura de la espada, desenvainándola con un susurro de acero que sonó como un trueno en la tensa quietud. Sus ojos escudriñaban las sombras. "Eso no fue un 'apagón', Harold", declaró, su voz un eco grave y solemne. "Esto parece obra de alguien más, de un hechicero seguro. "

Harold decidió no prestarle atención, de seguro era otra de las conjeturas medievales de Sir Edward,pero entonces, una voz surgió. No era humana; era una cacofonía grotesca, un collage de fragmentos de audio extraídos de sus propios videos, destrozados y recombinados en una sola entidad audible. Brotó de los altavoces de la laptop, llenando la habitación con su esencia discordante.

"¡Hola, damas y... ¡Caballeros!"... (la entusiasta presentación de Harold) se mezclaba con "Desnatada, semidesnatada..." (la solemnidad lechera de Edward) y el grito de "¡Es un accesorio!", todo rematado por un distorsionado "¡Dolor ... Reino!".

"¡Es un virus!" aulló Harold, aferrándose a una explicación terrenal. "¡Un malware que se ha comido todos nuestros audios! ¡Mi ordenador está perdido!"

"¡No!", la voz de Edward cortó el aire con la precisión de su espada. "Es un Gusano de Pantano . Un parásito, un monstruo menor que se alimenta del caos y la energía estancada. En mi mundo, anida en los pantanos de lodo negro. Aquí... ha encontrado una madriguera nueva y pestilente."

Mientras hablaba, una forma comenzó a salir del router y materializarse justo frente a este . Era un ser de pura energía estática, un destello de luz azulada y centelleante que se retorcía y alargaba, tomando la forma de una serpiente espectral y translúcida. El Gusano de Pantano se cernió en el aire, emitiendo un zumbido eléctrico que erizaba la piel.

Con un movimiento repentino, la criatura se lanzó hacia Harold, atraída como un mosquito por la luz de su energía nerviosa y el pánico.

Harold gritó y se arrojó detrás del sofá, un refugio precario. " ¡Edward,ayudame a matar a ese gusano informático!" ¡¿Cómo vamos a matar a este gusano ?! ¿Con un antivirus?"

"¡Con acero y voluntad!", rugió Edward, interponiéndose entre el monstruo y su escudero con una elegancia marcial. "No es de carne y hueso, pero la hoja de un caballero podrá dañar la esencia que lo mantiene unido."

El combate que siguió fue un espectáculo caótico y a la vez hilarante. Edward esgrimía su pesada espada con maestría, pero los tajos no cortaban carne, sino que disipaban momentáneamente la energía de la criatura, haciéndola chispear y emitir breves y agudos sonidos de "error de Windows" cada vez que la hoja la atravesaba. Edward esquivaba latigazos de energía pura, moviéndose con una agilidad pasmosa en el espacio reducido.

"¡Harold!", gritó entre un tajo y una evasión. "¡Su madriguera! ¡Debemos destruir el artefacto del que emerge!"

Harold asomó la cabeza por encima del respaldo del sofá, su rostro pálido. "¡¿El ROUTER?! ¡Pero si costó sesenta euros y tiene todas mis contraseñas guardadas!"

Edward descargó otro golpe que obligó al gusano a retroceder, chisporroteando. "¡EL HONOR O EL WI-FI, ESCUDERO! ¡DECÍDETE!"

Fue entonces cuando Harold, en un acto de pánico creativo supremo, vio su bate de béisbol decorativo apoyado en la pared. No era un arma noble, pero en ese momento era un símbolo de pragmatismo desesperado.

"¡Ya está! ¡Edward! ¡Cúbreme!", ordenó, con una voz más firme de lo que esperaba.

Edward, confiando en la determinación de su compañero, cargó contra el gusano con redoblada furia, atrayendo toda su atención. Aprovechando la distracción, Harold salió de su escondite, agarró el bate y se corrió hacia el router. Con un grito que era mitad terror, mitad liberación, descargó toda su fuerza contra el plástico blanco. Un chispazo cegador iluminó la habitación por un instante, seguido de un chasquido seco. Entonces, el silencio. La oscuridad más absoluta.




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