El escudero youtuber

Capítulo 5: "Dragones de Metal"

Título para el video de YouTube: "DOMÉ UN DRAGÓN ESCARLATA con un CABALLERO MEDIEVAL ( casi nos arrestan)"

El conocimiento de la verdadera procedencia de Edward había sembrado en Harold una sed insaciable de saber. Cada intervalo entre clases, cada pausa en su abrumadora rutina universitaria, lo aprovechaba para lanzar un nuevo interrogatorio sobre ese mundo de acero y magia del que su amigo era un pálido reflejo. Sin embargo, la cruda realidad de los exámenes parciales y los trabajos pendientes había impuesto una tregua forzosa, no solo a sus preguntas, sino también a su canal de YouTube, que yacía inactivo como un libro cerrado.
Pero con la llegada del sábado, esa pausa llegaba a su fin. Harold tenía una idea grabándose en la mente desde hacía semanas, y hoy por fin la ejecutaría.

El escenario no podía ser más perfecto: un puente peatonal que se arqueaba sobre una de las avenidas más concurridas de la ciudad. Desde allí, el río de acero y luces discurría con un rugido sordo y constante, una bestia moderna cuyo corazón late al ritmo de los semáforos.

Harold encuadró con su teléfono, su voz un susurro cargado de emoción contenida. "Querida gente de YouTube, hoy es un día histórico. Vamos a presenciar la reacción de un caballero medieval al sonido, la furia y el olor de... EL TRÁFICO PICO". Giró la cámara hacia Edward. "Edward, ¿qué opinas de estas... bestias?"

El caballero, inmóvil como una estatua en la barandilla, observaba el flujo vehicular con la intensidad de un estratega evaluando un campo de batalla. Su mirada, acostumbrada a las llanuras abiertas de Aethelia, captaba cada detalle.
"Son impresionantes",declaró, su voz grave cortando el estruendo. "Más numerosos que la gran manada de bisontes de las Llanuras Grises. Observa su gruñido gutural, el brillo cegador de sus escamas de colores al sol... se mueven en manada, pero cada uno guarda un espíritu propio. Aquel, el escarlata de baja estatura, es claramente agresivo. Ese otro, grande y cuadrado, es un pacífico herbívoro de carga."

La risa de Harold estalló en la grabación. "¡Es genial! ¿Y los sonidos?"
En ese momento,un automóvil frenó bruscamente, lanzando un claxon estridente. Edward dio un salto instintivo, su mano derecha volando hacia el vacío donde antaño colgaba la empuñadura de su espada. Recuperado, señaló el vehículo con solemnidad. "¡Su rugido de desafío! Intimida a sus rivales. Es una criatura orgullosa."

Su dedo se alzó entonces, apuntando hacia el semáforo en rojo. "Ahí está. El hechicero que controla a la manada. Cuando su ojo inferior se vuelve verde, les concede permiso para avanzar. Cuando sangra rojo, los domina. Es un poder formidable."
Harold apartó la cámara,doblado por unas carcajadas que no podía contener. "¡No puedo! ¡Es demasiado bueno! ¿Y qué harías tú, oh gran caballero, si tuvieras que enfrentarte a una de las bestias ?"

Edward se enderezó, inflando el pecho con soberbia caballeresca. "Harold, no lo entiendes. No se lucha contra la manada. Se domestica. Para controlarla, debes demostrar tu dominio sobre el macho alfa." Sus ojos escudriñaron el tráfico, buscando un objetivo. "Observa. Voy a imponer mi voluntad sobre el líder."

La sonrisa de Harold se congeló en su rostro. "Eh... Edward... ¿qué quieres decir con 'imponer tu vo...?'"
Pero ya era tarde."¡EDWARD, NO!"

Antes de que Harold pudiera detenerlo, el caballero se había lanzado escaleras abajo con la agilidad de un felino. Se plantó en el bordillo de la acera, justo cuando un deportivo rojo y ruidoso se acercaba rugiendo. Edward lo señaló con un brazo extendido, como si su propia voluntad fuera una hoja de acero.
"¡Tú!¡Dragón Escarlata de Rugido Estridente!", vociferó con voz de trueno que se elevó sobre el estruendo. "¡Te elijo para un duelo de honor! ¡Cesa tu carrera y reconoce a tu superior!"

El conductor, un joven con gafas de sol, frenó más por sorpresa que por miedo y respondió con un pitido corto y confuso.
"Señor,lo siento, es para un video... es un actor!", gritó Harold desde el puente, su voz quebrada por el pánico. Luego, hacia Edward: "¡EDWARD, ESO NO ES EL ALFA, ES UN NIÑO RICO CON UN COCHE CARO! ¡RETÍRATE!"

Edward, sin embargo, no le oía. Dio un paso al frente, desafiante, clavando su mirada en el conductor a través del parabrisas. "¡Mírame a los ojos, bestia! ¡Soy Sir Edward de la Orden del Grifo y no temo tu fuego!"
El conductor,una mezcla de incredulidad y diversión en el rostro, bajó la ventanilla. "Oye, tío, ¿estás bien? ¿Necesitas que llame a alguien? ¿A la policía quizás?"

Edward se volvió entonces hacia el puente, donde Harold grababa con el rostro pálido. Un destello de triunfo iluminó sus ojos. "¿Lo ves? Ha cesado su ataque. Ha reconocido mi autoridad. El ritual ha funcionado."
Fue en ese preciso instante de victoria cuando el verdadero gigante despertó.Un autobús urbano, masivo e implacable, frenó detrás del deportivo y emitió un bramido de claxon tan ensordecedor que hizo temblar los cristales de los edificios cercanos. Edward, convencido de que el auténtico alfa de la manada acababa de presentarse para vengar a su camarada, dio un salto de un metro hacia atrás, su orgullo momentáneamente reemplazado por un puro instinto de supervivencia.

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Media hora después, Harold arrastraba a un Edward cubierto de polvo y un orgullo levemente agrietado de vuelta al apartamento.

"¡Me has quitado diez años de vida! ¡Otra vez! ¡Podías haber causado un accidente!", recriminó Harold, dejándose caer en el sofá.

El más joven exhala profundamente "Creo que... necesitamos establecer una regla. Nada que implique desafiar el código de circulación. Me has hecho envejecer diez años en diez minutos."

Edward se limpia el polvo del hombro con dignidad "Un caballero no se arredra ante el desafío, Harold. La bestia escarlata entendió el lenguaje de la voluntad. Fue un intercambio diplomático."

Edward, que ahora inspeccionaba una grieta en la suela de su bota con aire pensativo, murmuró sin levantar la vista:
"Un intercambio diplomático...aunque el alfa del autobús ciertamente tiene un rugido formidable."




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