El Espectro en el Cobertizo

XX - CACERIA

Una densa discusión iniciaba, entre malos augurios por el cobertizo, la ausencia del primer muchacho, el supuesto e incomprobable oso, el frío debido al temporal, el hambre y, por supuesto, el condenado ciervo que jamás terminaba de cocerse.

Jeff, priorizaba que el fuego no menguara, pronosticando que la tormenta mantendría su curso durante toda la noche.

Para mi mayor motivación, uno de los muchachos se retiró, e ingresó al camión para encender el motor y utilizar la calefacción. El otro, permanecía cubierto con varios abrigos y sus ojos asemejaban a platos que no tenían otra atención más, que la propia cabaña y el cobertizo.

La madrugada les separaba. Las risas habían desaparecido y las penurias se constataban de solo verles las miradas arrasando la superficie del suelo.

Y, en medio de la conmoción, se oyó un temible grito que aterrorizaba hasta al más valiente de los reos. Provenía de los alrededores dónde se hallaba la cabaña.

Sabía perfectamente de qué se trataba. ¿A poco no lo sabías tú tambien?

Tal acontecimiento generó mayor revuelo y, el muchacho, en el interior del camión, agotado de tanta incertidumbre, detuvo la marcha del camión y se retiró, lleno de coraje, manoteando una carabina de época que asemejaba a un anticuado Winchester.

A regañadientes, inició su avance gritando:

– Yo cazaré al oso –

Alertado por Jeff, el muchacho cargaba la munición y se encaminaba hacia la profunda oscuridad del bosque que guiaba hacia el cobertizo.

– Separarnos no es la idea, Rob –

Clamó el hombre, a medida observaba como aquél muchacho, a costa de congelarse la lengua, encendía una linterna y la ubicaba entre sus labios, a medida que con ambas manos sostenía el rifle.

Y es que la supervivencia puede generar asombro. Cómo cualquier ser en peligro, renueva sus más profundos instintos bajo una sublime amenaza.

Sin embargo, la división me facilitaba los asuntos.

Casi asemejaba a un bandido del lejano oeste. Rob, disparó la carabina al cielo y, en un diálogo incomprensible, por llevar la linterna en su boca, balbuceó algún extraño comentario.

Ante el silencio, el disparo fue el detonante que alertó a todo mundo vivo y, por supuesto, también a mi.

De repente, oí aullidos de lobos en alguna parte del extenso espacio nevado y, como si asemejara a un felino, lleno de ira y desconfianza, reaccioné a tal amenaza.

– Pero... ¿Qué diablos hace? –

Gritó Jeff. Y, tan pronto me tranquilizaba, advertí al muchacho que aguardaba junto a la fogata. Sus ojos en forma de platos ya no atendían al cobertizo, sino a mi. Era como si nos viésemos el uno al otro y murmuraba, con suavidad:

– Cree.... Py... –

A duras penas podía alertar una perspectiva poco nítida de un abedul cubierto por la nieve y, dudosamente, me habría notado. Pero, a lo mejor, si me había oído.

En medio de su palidez, desconociendo si fuera el frío o lo que creía estar viendo, se tornó inevitable no obsequiarle una maliciosa sonrisa provocándole una terrible mueca de horror.

– ¡Jeff! ¡Hay algo ahí! ¡Hay algo ultra creepy! –

Y, como si de pronto hubiera olvidado el frío incluso, levantose y se fugó de camino hacia los bosques, lejos de la carretera y del cobertizo.

El hombre volteó a verle y gritó:

– ¡Espera! ¡Malditos muchachos...! –

En medio de la conmoción, el hombre volteaba la cabeza de un lado a otro sin saber a quién apoyar. Probablemente discernía entre ir a la cabaña preocupado por su familia, pero también sentía que Rob ostentaba mayor coraje que el otro muchacho.

Advertí al encapuchado, entre tantos abrigos, alejándose, temiendo por su vida, cuando esa podía ser una fatídica decisión.

«Creeeeeeeepy...»

Se oía en la distancia. Y, a pesar, que me tentara la persecusión. A pesar me tentara el corajudo aquél delante del cobertizo. Mis ojos permanecían expectantes hacia Jeff.

– Maldita sea –

Exclamó el hombre y, más atento que el resto, incineró un trozo extenso de madera, a modo de antorcha, y, empuñando la pala se adentró por el bosque.

Entretanto, con resolución, regresé la mirada hacia el cobertizo...



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En el texto hay: misterio, gore, sobrenaturales

Editado: 19.10.2022

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