En el pueblo había una posada y allí fue a meterse Dal luego de huir de la mansión, estaba asustado pues súbitamente lo que creía y lo que no se habían volteado de cabeza, ¿Qué hacer?, ¿con quien hablar?, y ahora que lo analizaba bajo esa nueva perspectivas las cosas solo se ponían más extrañas porque si Laiyon era fantasma entonces Nao también…y su abogado, Gorman, también…y quien sabe a cuantos había visto hasta ese momento, ¿Quiénes a su alrededor estaban vivos y quienes muertos?
-Esto es una locura- se dijo- ¿Qué tengo que hacer?, no puedo volver y no puedo decirle a nadie, pensaran que perdí la cabeza…quizás deba irme a casa y tratar de olvidar esto…
-Si sigues hablando solo van a creer que estás loco.
-Oh…gracias, lo siento- busco a quien le hablaba, era una niña de doce con un vestido viejo.
-¿Tu vives en la casa grande, verdad?, la Mansión Luxember.
-Pues…si, algo así…
-Déjame adivinar- tomo asiento frente a él- el fantasma te asusto, no le gustan los turistas.
-No soy turista…y no hay ningún fantasma…los fantasmas no existen.
-Sí, eso mismo creía yo- admitió la niña- pero luego de que uno te corta el cuello empiezas a dudar.
-._. ¿Qué…?
-Tranquilo, no te lastimaremos- bajo la voz- te vi salir huyendo, traías una cara, es más de lo que otros logran.
-Tu…tu quien…?
-Me llamo Mariana, creo que soy tu tataratía o algo así.
-D: Pe-pe-pero…
-Te va a dar un ataque, ven conmigo, hay alguien que quiere verte.
Tomo su mano y lo saco de la posada, Dal estaba tan en shock que no opuso resistencia y dejo que su tataratía le llevara fuera del pueblo y por el sendero hasta una casita solitaria, cubierta de abrojos, abandonada en apariencia pero habitada en esencia porque apenas se acercaron escucharon ruidos, risas y música.
-¿Dónde estamos?- se atrevió a preguntar Dal.
-Nuestro refugio, a Laiyon le prohíben salir de la casa, a nosotros nos prohíben acercarnos, asique él nos dio dinero y este lugar, para que podamos vivir cerca de nuestro hogar, nos da lo que necesitamos, es…su manera de pedir perdón.
-¿Por asesinarlos?
-Él no quería hacerlo, siempre fue bueno con nosotros.
-Sí, me dio una excusa similar.
-Ya veo que no vas a escucharme, quizás lo escuches a él…-adentro la casita se veía mejor que por fuera, quizás el aspecto de descuido fuera adrede- ¡Oigan!, aquí esta, lo traje…Mathew, baja eso.
Dal se detuvo en seco, Mathew era el nombre del bebe de Ana, la última víctima, miro entre temeroso y ansioso pero solo descubrió una jarra de agua levitando unos centímetros por arriba del suelo hasta que quien fuera que la cargaba la bajo, otro niño como de diez años se asomo a ver qué pasaba, fue el golpe de gracia, si hasta ese momento Dal había tenido una pequeñísima esperanza de que las cosas volvieran a la normalidad esta acababa de perderse con la visión de su hermano mayor fallecido hacia tantos años.
-¿Adrian?
-¿Dal?... :) ¡Dios, que grande estas!
-Hermano…T_T cielos, yo…
-No tienes que disculparte- tomo su mano y lo llevo a un asiento- como puedes ver estoy bien…muerto pero bien- la jarra volvió a levantarse- Mathew, la vas a romper, si quieres agua pídelo.
-¿Por qué no lo puedo ver a él?, ¿Se está escondiendo?
-Mathew aun no sale de la barrera- explico Adrian mientras Mariana tomaba la jarra y se la llevaba, seguramente Mathew le siguió- no es fácil hacerlo a esa edad, ¿Cómo se encuentra Ana?
-Considerando las cosas, mejor que yo…si se entera de esto…
-No debe hacerlo, tú mismo ya sabes demasiado.
-¿Quiere alguien explicarme qué diablos está pasando?, hace 12 horas no creía en nada de esto y ahora ya no sé que es real y que no.
-Pero si todo es real, los vivos, los muertos, todos existimos pero ustedes nos ignoran adrede, lo que no es muy amable pero si conveniente- Dal se le quedo mirando- oye, que no creciera no significa que no haya madurado, sigo siendo mayor que tu.