Esto fue lo que paso durante la ausencia de Dal.
Ana lo vio bajar por el camino y luego miro el cielo nublado, el clima de lluvia la deprimía, ni que decir de las tormentas, solo a un loco como su hermano podía gustarle salir en un día así; se canso de mirar y fue a la cocina, donde Laiyon lavaba los platos.
-¿Te ayudo?
-Puedes secar-le paso un trapo-¿Dal menciono cuanto tardaría?
-Nunca lo hace pero no debería tardar, lloverá en cualquier momento.
-Me gusta la lluvia, me relaja.
-¿Eso crees?-suspiro-a mi me hace querer llorar.
Laiyon se mordió el labio, que torpe, sabía perfectamente el porqué de eso, era su culpa.
Flashback
Los últimos tres años de Ana en la mansión fueron una época luminosa, era una madre amorosa y una abnegada ama de casa, adoraba los días de lluvia y corretear a su niño por entre las lapidas del cementerio familiar, nada parecía poder empañar su dicha.
Para Laiyon era solo otro periodo en las sombras, aguardando por lo inevitable, miraba como los demás disfrutaban sus vidas y en sus momentos de mayor amargura deseaba odiarles, hacerles sentir su dolor, pero nunca lo conseguía puesto que no era esa clase de persona; lo más difícil no era ver al pequeño Mathew crecer, eso hacía que todo valiera la pena, lo más difícil era la constante lucha con Magicus para extender el plazo, era la única cosa sobre la que se atrevía a pelear.
-Por favor, un año más-suplicaba, viéndolos jugar bajo la lluvia.
-¿No estás harto de armar el mismo ridículo teatro cada generación?
-Solo otro año, podría tener otro hijo.
-¿Y de que le va a servir un remplazo?-rio-esta vez no, Luxember, soy yo quien está cansada de venir a limpiar tu desorden, lo harás esta noche.
-¿Qué?-le miro-por piedad, necesito más tiempo-ella solo volvió a reír y le dio la espalda-¡No tienes corazón!
Ella se detuvo en seco, giro y le derribo de un puñetazo, enseguida presiono su cabeza contra el suelo con su bota.
-¿¡Como te atreves a levantarme la voz, gusano!?
-¡Lo siento, lo siento!
-¿Quieres un correctivo?-desenrollo su látigo-¿eso quieres?
-No, por favor, lo lamento.
-Ahora escúchame bien, insecto-siseo, acercándose peligrosamente-se acabaron los juegos, toma esa alma esta noche o lo hare yo misma y no va a ser la única vida que tome, ¿entendido?
-…Si…
-¡Habla claro, infeliz!
-¡Si, si, lo hare!
Con esto se aparto, Laiyon se quedo encogido esperando a que se fuera pero sus suplicas no fueron atendidas porque al minuto siguiente se vio sometido por el ardiente golpe del látigo, ya ni se molestaba en contar los golpes, solo podía resistir y rogar porque terminara.
El resto era una tragedia repetida, durante la noche se deslizaría a la cuna del niño, esperaría a que estuviese dormido y lo mataría sin dolor, Magicus se lo llevaba luego para registrarlo pero Laiyon debía quedarse allí soportando el resto; en la mañana la calma del hogar seria destruida por los gritos de una madre desesperada, quien nunca iba a oírle suplicando por su perdón.
Fin de Flashback
-Perdóname-se le escapo.
-¿Dijiste algo?
-¡No!-exclamo, reparando en su error-no, lo siento, no dije nada.
Ella le miro extrañada y termino de secar los platos, después de eso la tarde transcurrió tranquila, empezó a llover, luego el aguacero se convirtió en tormenta y Ana comenzó a inquietarse.