El Fantasma Encadenado-Tomo 1

11-Cumpleaños en Gravetown p.1

-Permítame repasarlo-pidió Gorman, revisando el escrito.

 

“Al Consejo de Muerte:

 

Por medio de la presente se solicita prueba y audiencia para el prisionero Laiyonel Alastor Luxember Braum, nativo de Londres, Inglaterra, acusado de Infanticidio Posmorten en segundo grado y ya con cinco siglos de castigo con el motivo de reducir su condena de Clausura Indefinida a Libertad Condicional.

 

Se hace constancia en que, a pesar de algunos deslices y retrasos menores, el prisionero ha cumplido las órdenes del Consejo de Muerte siempre, paga sus cuotas con puntualidad y en general se comporta de acuerdo a las normas que le fueron establecidas.

 

Para la prueba solicitamos un permiso de veinte cuatro horas en las que el prisionero realizara una visita al pueblo de Gravetown, donde tiene parientes, en compañía del carcelero que el consejo convenga asignarle y dos seres vivos identificados como Dalai Luxember y Ana Luxember, sus sobrino nietos; de ser posible pedimos además fijar la prueba para o cerca del día diecinueve de Julio, aniversario de la muerte de mi cliente.

 

Siempre a sus órdenes y en espera de una pronta respuesta: Augusto Gorman, Abogado y Notario Familiar.”

 

-¿Qué les parece?-pregunto el abogado.

-¿Tu segundo nombre es Alastor?-pregunto Ana a Laiyon.

-Olvida su nombre-dijo Dal, ¿Por qué tiene que salir el mío completo?, no quiero que la gente del otro mundo se ría de mi.

-Esto no se trata de ti, Dal-dijo Laiyon con seriedad, mirando a Gorman-¿Cree que la reciban bien?

-Con el Juez Karma nunca se sabe-el chico se estremeció-pero el resto del consejo es bastante integro y no veo fallas en la solicitud, si está de acuerdo la enviare esta tarde, después tendremos que esperar.

-¿Por cuánto tiempo?-pregunto Ana.

-Difícil determinarlo, intentare que esto llegue tan cerca de manos importantes como me sea posible pero la burocracia del submundo es peor que la de Estados Unidos.

-¿Tanto así?-dijo Dal.

-Serán afortunados si la respuesta llega el mismo día de la fecha solicitada, eso si nos dan eso, se suele tomar más en cuenta el horario requerido por el carcelero asignado.

 

Eso en realidad era bueno, ya que Gorman no sabía que tenían a un carcelero listo para ofrecerse a acompañarle el día que solicitaban, todo sería más fácil con Diamont puesto que al llegar a Gravetown, Dal y Ana no tendrían que fingir no saber lo que ocurría; preparada la solicitud el abogado guardo sus cosas y se fue, deseándoles a todos la mayor de las suertes.

 

 

Estaban a finales de mayo y si no habían preparado la bendita carta antes fue por querer tener bien planeados todos los detalles, la paloma de Vandarec llego unos días después de establecido el plan con la novedad de una nota y en esta malas noticias: había tenido que dejar Gravetown pues su presencia ya estaba causando rumores entre uno que otro espíritu chismoso de la localidad y eso siempre provocaba problemas, pero allí les dejaba a Diamont preparado y a su fiel palomar de correos para llevar la comunicación; por medio de las aves se pusieron de acuerdo sobre lo que debía hacerse si se les daba la prueba, como debía comportarse cada quien, de qué forma viajarían a Gravetown, de qué forma regresarían y consejos para evitar cualquier error.

 

Después de que Gorman se fuera subieron los tres al ático para enviar la ultima paloma de la operación, la que avisaría a Diamont que la solicitud estaba en camino, después de eso no tendría sentido enviarle más cartas puesto que estaría en el Submundo, cerciorándose de que la carta no se perdiera por allí y presto para ofrecerse casualmente cuando solicitaran un custodio para el viaje; otra tarea muy importante que tenia era que, si veía a Magicus por allá abajo, debía mantenerla alejada, se sabía de custodios viles que arruinaban las oportunidades de sus presos ya que recibían un pago importante por cada uno, la única vez que Laiyon trato de negarse a pagar su cuota fue cuando supo que se usaba en parte para pagarle un salario a su torturador.

 

-Ya se imaginaran como termino eso-les conto, frotándose una vieja cicatriz en el hombro.

-¿Estas nervioso?-le pregunto Ana.

-Si debo serles franco, en estos momentos no siento nada, intento no generar expectativas que puedan decepcionarme después.




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