-¿Terminaron de empacar?
-Ya tenemos todo.
-¿Y los boletos?
-En mi bolsillo, no se perderán.
-Deben quedarse en el cuarto hasta después de que me vaya, no queremos que Magicus los vea.
-Ay cielo, déjame abrazarte otra vez.
Eran las diez de la mañana del catorce de Noviembre y una fuerte tensión presionaba la casa, Laiyon casi creía oír los maderos crujir pero quizás eran únicamente sus nervios, en cosa de una hora Magicus aparecería para llevarlo al Sub-Mundo, a su audiencia para conseguir la libertad condicional.
No menos nerviosos estaban Dal y Ana, en aras de actuar como si todo fuera a salir bien había comprado de antemano tres boletos de avión a New York para el día quince y tenían listo su equipaje más una pequeña maleta para Laiyon, según Gorman debían dejarlo salir a su nueva zona de encierro no más firmarle la condicional.
-Ten mucho cuidado-le pidió Ana, estrechándole fuerte-vamos a estar rezando por ti.
-Que no te vean temblar, Laiyon, todo se reduce a este momento y tú estás listo-escucharon un timbre.
-Ese debe ser Gorman-dijo el fantasma-tengo que irme, por favor no salgan, si acaso no regreso hoy mismo…
-Olvídate de eso-dijo Dal-te esperaremos el tiempo que haga falta.
-Te amamos, cariño, aquí vamos a estar.
-Gracias…
Tomo aire y fue a abrirle a Gorman, el abogado traía su mejor traje y le animo ver que Laiyon se había preparado para dar también una buena impresión, tal y como le había indicado había lustrado sus botas, alisado su capa, incluso le saco brillo a su cadena.
-Repasemos los detalles-sugirió, mirándole de arriba abajo.
-No debo hablar si no me lo piden, no debo hacer contacto visual y mis respuestas deben ser cortas y claras a menos de que me pidan detalles.
-Perfecto, conserva la calma y todo saldrá muy bien.
-Ooh Luxember…-escucharon entonces, desde el patio.
Magicus había llegado, no tenia permitido maltratarle frente su abogado asique iba a fastidiarle siendo pasiva-agresiva, bajaron y ella le coloco una esposas de acero negro muy ajustadas.
-¿Listo para bajar a los avernos?-susurro a su oído-¿Cómo está la mascota que te regale?
-De maravilla-no pudo evitarlo, de entonces a acá había desarrollado un autentico valor-resulto ser una conejita, gracias por regalármela-sintió que apretaba aun más las esposas.
-¿Ahora tienes agallas, gusano?, veamos cuanto tardas en soltar esa mascara.
-¡Ejem!-Gorman intervino-¿podemos bajar?, nos esperan a las once en el juzgado.
-Por supuesto-dijo, lanzándole una mirada venenosa.
Laiyon cerró los ojos y sintió como descendían atravesando la tierra de su tumba, había realizado aquel viaje pocas veces y nunca por voluntad propia, sigámosles, al Sub-Mundo, una dimensión fantasmal más allá de la realidad mundana donde almas de incontables eras habitan en una existencia oscura y secreta; abrió los ojos al sentir un súbito calor, como de vapor, contra su esencia helada, aun estaban bajando pero desde el interior de lo que parecía una gigantesca caverna, en lo profundo de esta yacía Perceber, la capital del Sub-Mundo, una ciudad escavada directamente en la roca y rodeada por canales de lava.
Laiyon no sabía mucho de Perceber puesto que en sus visitas siempre lo llevaban directo al juzgado, pero si sabía lo que era conocimiento popular, que la divisa de la ciudad era “Pregunta antes de entrar”, eso era debido a una broma arquitectónica, había tal mescolanza de culturas que ningún edificio se veía por fuera como era por dentro; un excelente ejemplo era el Juzgado Solum, por fuera parecía un palacete árabe con cúpulas de cebolla, por dentro tenia la desubicada pinta de una oficina postal del siglo trece…cuando todavía no se inventaba el correo.
-Quietos allí-ordeno Magicus, dirigiéndose al mostrador-Luxember, Inglaterra, once de la mañana.
-Sala tres-dijo el encargado-preside el juez Karma.
-Excelente.
Laiyon apretó las manos, en parte para disminuir la tensión de las esposas, en parte para tranquilizarse, el primero de sus temores se había confirmado, seria atendido por el Gran Juez en persona, Magicus no tardo en demostrar su alegría empujándole bruscamente hasta la sala donde sería su audiencia, se estaba llevando a cabo otro juicio asique lo mantuvieron esperando junto a la puerta.
No quería ver a los jueces pero aprovecho para dar una mirada a la sala, le sorprendió la fiabilidad con la que Gorman la había sabido imitar en su salón de clases y eso le trajo recuerdos, recordó que Magicus era interpretado por su coneja.
-¿Por qué demonios sonríes?-susurro ella-apretando más las esposas.
-¡Siguiente caso!-anuncio alguien-¡Laiyonel Luxember, petición de Libertad Condicional!
Agradeció que le llamaran pues había estado a punto de decir una imprudencia, pensándolo un poco quizás el ejercicio de simular el juicio había sido algo contraproducente, decidió evitar ver a Karma pasara lo que pasara, dios guarde se lo imaginara con una peluca empolvada; el juicio dio comienzo y resulto ser muy parecido al que habían ensayado, al menos hasta que le ordenaron levantarse para hablar.