El Fantasma Encadenado-Tomo 1

18-Carceleros

Y ahora, un regalo para nuestro querido público, un vistazo más a fondo al mundo de los Carceleros protagonizado por un par especial.

 

 

Al entrar a Perceber el visitante encontrara la pintoresca Casa de Armas, un bar y posada con el aspecto de una armería por fuera y una taberna del viejo oeste por dentro, su propietario es un espectro llamado Lew, conocido por su hospitalidad y por cambiar la historia cada vez que le preguntan sobre su muerte.

 

De común era un negocio abarrotado, lleno de viajeros y de carceleros que se reunían a planear sus itinerarios, causalmente un equipo de tres ocupaba una mesa desde temprano; Lew era buen amigo de uno de ellos, el rastreador Kroper, y por este sabia de los otros dos, una custodio llamada Donohoe y el Capitán Hesperian.

 

-Estoy harta-decía la chica pelirroja y de profundos ojos negros-hablo en serio, Hesperian, si vuelves a usarme como carnada…

-¿Y qué esperas que haga al respecto?

-Pon a otra mujer en el grupo, tengo una conocida en los registros de carcelería de Inferis que mataría por algo de acción.

-No sé, si esta en las oficinas no debe tener mucho entrenamiento-se volvió a su rastreador-¿tú qué opinas?

-Si trabaja en los registros tiene acceso a información privilegiada-dijo el indio con la serenidad que le caracterizaba-no la trasladaran por más que quiera pero si sería buena idea tener más compañeros, la gente comienza a hablar.

-¿Cómo que a hablar?, ¿De mi?, ¿Qué cosas dicen?

-No te sulfures, galán-dijo Donohoe-nada nuevo: que eres el perro de Magicus, que no hubieras llegado ni a la esquina sin ella.

-Más recientemente dicen que no tienes madera de líder y por eso tu grupo es tan pequeño.

-¿Pero cuál es el afán?, no llevo ni un año como capitán, y no soy el perro de nadie.

-¡Hesperian!-llamo una voz, se encogió en el acto y sus compañeros se rieron.

-Oh, cállense, ustedes pagan la cuenta-se levanto y fue con ella-que pulso, Magicus, ¿no pudiste elegir otro momento?

-El universo no funciona a tu antojo, ¿sabes?, ven, te requieren en el juzgado.

 

Hesperian apretó los puños y la siguió, procurando ignorar las miradas socarronas de sus pares.

 

-Deberías contarles sobre tu misión especial.

-Es un operativo secreto, ni siquiera mi equipo lo sabe.

-Yo lo sé.

-Es diferente, no te guardo secretos-se calmo-¿Me llamaran por eso?, recién comienzo a hacer avances.

-Lo dudo, ya sería el colmo de las rarezas si Luxember estuviera relacionado con La Brigada.

-¿Luxember?, ¿Qué tiene que ver ese chico conmigo?

-No se pero es tu problema desde ahora, te lo acaban de asignar.

 

En lo que llegaban al Juzgado Solum le conto los pormenores de la audiencia en la que Laiyon Luxember obtuvo su libertad condicional, una reasignación a la ciudad de New York y un nuevo carcelero: él, lo cual estaba muy raro porque a los capitanes no les asignaban prisioneros.

 

-No entiendo nada, ya me es difícil barajarme con mis deberes de carcelero y mi misión, ¿Por qué el consejo me añade esta carga?

-Espera que se pone mejor, durante la audiencia apareció un Alto Mando, Oven, estuvo importunando a Karma con notas secretas.

-Oven, ¿No es la favorita del rey?

-Esa misma.

-La he visto, es muy hermosa-Magicus le dirigió una mirada afilada-por favor, prosigue.

 

Al terminar la audiencia el asunto parecía zanjado pero de repente Karma hizo lo que todos los prisioneros temían aunque casi nunca pasaba: llevárselo aparte para un interrogatorio privado.

 

-Y ella estaba en la habitación, cuando salieron le cargaba en brazos, jamás pensé llegar a sentir pena por él.

-¿Ves como si tienes corazón?

-No empieces-le corto-en fin, iba a llevármelo de regreso a su casa pero el consejo me llamo y me mandaron a buscarte.

-Si fuera para darme la asignación lo harían por carta, ¿de qué se trata esto?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.