El año arrancó con calendario apretado. Ferrer convocó a un consejo ampliado para alinear la expansión. En el correo, el “Lead” de la presentación estaba a nombre de Gala. Adrián figuraba como “Soporte de riesgos y estrategia”. Nadie hizo un comentario. En la oficina, los saludos fueron normales.
Mariana viajó tres días por el patrocinio de su programa. Antes de salir, dejó una lista en el refrigerador con horarios y contactos. Adrián la leyó dos veces, tomó una foto y acomodó su agenda alrededor de eso. No hubo fricciones. Hubo eficiencia.
En casa de Gala, Ernesto pidió revisar juntos el mes. Ella abrió el calendario, propuso mover dos cosas, insistió en no perderse un cumpleaños familiar. “Lo intento”, dijo. Él asintió. Cuando ella volvió al correo, él se quedó un rato en la mesa sin decir nada.
La semana del consejo, Ferrer pidió un ensayo general. Sala grande, luces duras. Gala abrió segura; el contenido estaba afilado. Adrián tomó la parte de riesgos con precisión. Al final, Ferrer cortó:
—Gala, condensa dos slides del caso retail. Adrián, entra más tarde; déjala gobernar el ritmo.
—De acuerdo —dijo ella, breve.
—Perfecto —respondió él, neutro.
Al salir, se quedaron unos segundos acomodando cables y hojas.
—Tu cierre está listo —dijo Adrián—. Si reduces retail, no pierdas el dato de repetición. Es la llave.
—Lo dejo —respondió Gala—. Gracias.
Esa noche, Mariana llamó desde el hotel. Estaba contenta: el patrocinio parecía encaminado. Adrián escuchó, celebró, contó lo del ensayo con normalidad. Ella preguntó: “¿Todo bien?”, y él dijo que sí. Colgaron con cariño, sin peso.
En la casa de Gala, Ernesto preparó pasta. Ella llegó tarde, comió poco, habló del ensayo y de la instrucción de Ferrer. “Es buen síntoma”, dijo Ernesto, y sonó sincero, pero cansado. Antes de dormir, ella intentó juntar las manos en su pecho. Él apretó, sin fuerza.
El día del consejo, la sala tuvo ese silencio particular de antes del inicio. Gala repartió miradas y empezó. Mantuvo el compás. Adrián entró en su sección con voz limpia, sostuvo una pregunta difícil sin adornos, le tendió a ella el puente exacto para retomar. La maquinaria funcionó.
Al terminar, Ferrer soltó un “bien” escueto que para él equivalía a elogio. En el pasillo, dos directores felicitaron a Gala. Uno le dijo a Adrián: “Soberbio el encuadre de riesgos”, y siguió caminando. Ningún foco parpadeó. Aun así, el aire pareció más denso.
Más tarde, Ferrer envió un correo con tres follow-ups. Copia a ambos. Gala tomó dos. Adrián uno, el más técnico. Respondieron rápido. Cerraron la jornada sin pendientes.
Esa noche, Mariana regresó. Traía ojeras y una sonrisa. Puso la maleta junto a la puerta.
—Salió —dijo—. Tenemos patrocinio.
Adrián la abrazó. Le preparó té. La escuchó contar detalles. La casa estaba en orden. En la habitación, cuando él intentó acercarse, ella se quedó quieta un segundo de más.
—Estoy molida —susurró—. Mañana celebramos.
Él asintió. Apagó la luz.
En el departamento de Gala, Ernesto dejó la televisión en mute y habló sin rodeos.
—Te extraño cuando estás —dijo—. No sé si me explico.
—Te entiendo —contestó ella—. No quiero perder esto.
—Ni yo —él respiró—. Pero no sé dónde meternos.
Se quedaron juntos en el sillón, mirando nada. No hubo promesas. Hubo un cansancio compartido.
Al día siguiente, Adrián recibió un reconocimiento interno por el orden del proceso. Gala recibió una invitación para presentar en un foro externo. Ferrer la reenfocó: “Ve tú.” Ella aceptó. Adrián tomó nota de las fechas. Movió dos reuniones para cubrir espacios. Sin ruido.
Por la tarde, quedaron cinco minutos solos en una sala pequeña para devolver un proyector. Se miraron como se mira una herramienta que ya conoces.
—Buen trabajo ayer —dijo él.
—Igual —dijo ella—. Se sintió… fácil.
—Eso es peligroso —bromeó, apenas.
Sonrieron. Guardaron silencio. Cada uno tomó una esquina de la caja. Salieron.
Mensajes borrados (fin del capítulo)
Adrián → Gala: “Si quieres, ensayo contigo el foro. Sin equipo.” [borrado a los 10 segundos]
Gala → Adrián: “Ayer me sostuviste en la pregunta tres. Gracias.” [escrito, borrado; dejó solo un “gracias” en el chat del grupo]
Adrián → Gala: “¿Te funciona 10 min el viernes, tarde?” [tecleado de noche, borrado completo]