El final del todo.

La sombra entre nosotros... Otra vez.

Louis mantiene a su princesa en brazos y llora desconsolada. Eilar sigue mirando al frente. No ve nada en realidad, simplemente sus ojos apuntan en esa dirección. Abjil, olvidando al cuerpo que provocó todo, se acerca a su maestra. No sabe que hacer, así que la abraza. La mujer no reacciona, Abjil la estrecha contra su pecho pero se siente como abrazar una muñeca sin vida a pesar de que aún respira.  


Los arqueros siguen disparando desde el techo de la cabaña pero el del sombrero se ha bajado, quizá buscando ayudar en algo aunque no tiene idea de en qué. Mira a su alrededor, perdido, por el momento las sombras están controladas pero no tardarán en volver a atacar. Ve el cuerpo del muerto y decide que es mejor devolverlo a la estación de almas. Sus pasos son apresurados y al llegar se agacha para levantar el cadáver. Cuando esta por hacerlo algo llama su atención. 
Desde dentro de la cabaña Sebio lo mira fijamente. Lo señala con su mano y de pronto está rodeado de sombras. Se levanta asustado y olvida lo que estaba haciendo. Saca su arma y empieza a disparar pero las sombras siguen acercándose. Los seis tiros se terminan y el intenta recargar con la munición que él mismo ha fabricado. 


Saca los proyectiles de una bolsa en su pantalón pero resulta que no son municiones sino dientes humanos; sus propios dientes. Los deja caer horrorizado mientras siente sus encías chocar entre sí. Está en shock, no puede siquiera gritar y antes de poder razonar algo cálido lo rodea, es como un vendaval. El calor pronto se convierte en ardor y antes de que el primer grito salga de su boca una tormenta de fuego se desata a su alrededor. El hombre cae al suelo envuelto en llamas y se revuelca tratando de apagarlas. 


Después de un tiempo, cuando ya no puede gritar de dolor, el fuego se extingue pero él no ha muerto y aún tardará mucho en hacerlo...
 

Ahkinei.

Senkei se estaba desangrando. El proyectil de ese tipo le dio en el abdomen y la sangre brotó manchando su túnica gris. No supieron que ocurrió, el tipo de repente empezó a disparar a lo loco. Tuvieron que invocar a Gah para detenerlo pues no había nadie más que se encargara de ello. Su hermana le sostenía la mano, estaba llorando y por más que pedía a Gah su bendición para curar la herida, éste no respondía. 
Sebio se acercó a ellos, se notaba preocupado.
—¿Cómo estás? —Preguntó mientras se inclinaba para revisarlo.
Su magia era de ilusiones, así que no sabía si podía hacer algo, Senkei igual lo agradeció. El Rú le puso las manos en la herida provocándole un pinchazo de dolor. El ahkinei se quejó e iba a pedirle que se detuviera pero su hermana se adelantó.
—Para Ede, lo lástimas. 
Él no hizo caso, en su lugar presionó con más fuerza. En su cara se dibujó una sonrisa. 
—¡Ya estaba harto! —Exclamó. 
En seguida le puso la otra mano en la cabeza y la reventó. La sangre salpicó a Eiahnei quién gritó de la impresión. Sebio se dispuso a atacarla también pero ella reaccionó instintivamente.
—¡Gah! —Gritó.
Un rayo de luz salió del anillo que llevaba en la mano. El ataque impactó de lleno a Ede,  su cabeza se incendió y se apagó en un abrir y cerrar de ojos... Entonces Eiahnei se dio cuenta de que acababa de matar a su hermano. Sebio reía, parado a un lado de la puerta de la cabaña...


(Una disculpa, ni tenía planeado tardar en subir el capítulo. También un aviso. Esta semana habrá más capítulos.)




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.