Algunos meses atrás.
Julián
Ha comenzado a llover mientras me encuentro en una de mis caminatas habituales, desde hace tiempo he adquirido este hábito, me encanta hacerlo; es una manera de conectarme con la naturaleza, reflexionando sobre las situaciones de la vida, reflexionando mi día a día.
Hoy me encuentro algo estresado ya que hace unos días Mónica por fin volvió a la ciudad, por fin pude verla y lo que vi realmente no fue de mi agrado; ella estaba con el mismo hombre con el que la vi en aquel pueblo, al parecer han comenzado una relación y eso es algo que no puedo permitir.
Pero, ¿qué estoy pensando? hay cosas que no puedo evitar y una de ellas es que mi exesposa se vuelva a enamorar.
Tengo sentimientos y pensamientos encontrados, por un lado, está el hecho de que la sigo amando y quiero recuperarla y por el otro soy consciente de todo el daño que le cause y lo mejor que puedo hacer es permitir que ella sea feliz.
—Señor, creo que es momento de que regrese al auto. —Escucho la voz de mi chofer y guardaespaldas, aquel que me acompaña desde la distancia mientras yo camino.
Estaba demasiado metido en mis pensamientos que no me había dado cuenta que estoy completamente empapado, hare caso a Raúl y comienzo a seguirlo al auto que se encuentra a unos cuantos pasos. Justo antes de subirme escucho un ruido que me aturde.
Es el maullido de un gato; lo observo y por momentos me da lástima verlo de esa manera, se ve tan frágil mientras tiembla de frio.
—Tráeme una manta, Raúl —Le indico y en menos de un minuto me lo tiene, yo me acerco al felino y lo enredo para darle un poco de calor.
—Llévame a una veterinaria cercana.
No reparo en donde estamos o hacia dónde vamos, solo me dedico a ver al pobre gato que sigue temblando de frio.
Llegamos hasta una veterinaria donde la vi, a esa mujer la conocía, salía vestida con una bata blanca bordada de diferentes animalitos, se veía fresca y no sé porque algo se removió en mí, lo entiendo es una locura, jamás habia visto a Cinthya de otra forma más que siendo la amiga de la que era mi esposa, pero ahora hay algo que me impide quitarle los ojos de encima.
—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle? —Al parecer no ha reparado en mi hasta que levanta la vista y la sonrisa que tenía en sus labios se borra inmediatamente.
—Hola—respondo de forma calmada —Quiero que me ayudes con un pequeño problema.
Me mira como si tuviera tres cabezas o no sé qué se esté imaginando, más bien, no sé que pasa por la cabeza de esta mujer que me está viendo de esta manera.
—Exactamente de qué trata tu problema. —Responde de forma seca, como si mi sola presencia le molestara.
Voy hasta la camioneta y tomo entre mis brazos el pequeño bulto que contiene al gato, parece que se ha quedado dormido o eso quiero creer y llego hasta ella depositándolo en el mostrado.
Al verlo ella corre inmediatamente a tomarlo, llama a alguien y se lo llevan, yo me quedo aquí en la pequeña sala a esperar noticias.
Reflexiono un poco pensando en las cosas que están ocurriendo.
No miro el reloj por lo tanto no recuerdo cuánto tiempo pase aquí hasta que sale Cinthya con noticias, al parecer el pobre gato estaba por morir de frio.
—Gracias por traerlo, de no haberlo hecho posiblemente hubiera muerto en la intemperie, y es algo extraño dada la independencia de los gatos, es un misterio el que este se haya quedado bajo la lluvia.
—Confieso que no entiendo que me dio por tomarlo
—Bueno, ahora debemos saber qué hacer con él, ¿quieres quedártelo o prefieres que lo demos en adopción?
Pienso un poco sobre mi vida, jamás he tenido una mascota ¿Qué daño puede hacerme tener uno a estas alturas?
—Me lo quedare
—Perfecto —Me dice con una sonrisa, de pronto creo que repara en mí y en mi vestimenta empapada.
—Creo que tú necesitas un cambio, imagina que mueres de un resfriado y quien cuidara al pobre gato. —Complemente como para aclarar que por mí no se preocupa.
No sé si lo que dice es en son de broma o realmente tal vez si está preocupada por mí; no lo sabré porque jamás habia interactuado con ella y no sabría en qué sentido me dijo estas palabras.
Desaparece tras el mostrador y vuelve trayendo consigo un gato ya en forma, ahora no se encuentra con los pelos pegado por la lluvia, ahora puedo observar su color, es de un color naranja intenso con sus pequeñas rayitas; se me figura que es como un color fuego.
Lo tomo entre mis brazos y este se acomoda en mi pecho.
—Ese gato es muy extraño, regularmente estos animales son independientes y pocas veces se permiten crear lazos con sus cuidadores.
—Pues no sé qué decir, pero creo que este gato me ha adoptado a mí —Bromeo un poco—. Bien, es momento de que me digas cuáles son tus honorarios para hacerte una transferencia. —Termino de decir al ver que ni una sonrisa dio al decir mi pequeña broma.
—Claro —Toma una tarjeta donde anota unos números y después me lo entrega—. Quisiera que me lo trajeras a revisión para saber cómo va su avance, aquí puedes encontrar el número de la veterinaria y si no me encuentras a mí, posiblemente alguna de las chicas que me ayuda estará.
Después de las recomendaciones, me entrega todo un arsenal de cosas para su cuidado, alimentos, arena, utensilios y hasta un collar.
—Muchas gracias Cinthya.
Es lo último que digo, mientras tomo la tarjeta y salgo del establecimiento rumbo a mi casa, pensando en lo extraño que fue este encuentro.
Coloco al felino en la parte de atrás y cierro mis ojos un momento.
—Señor, hemos llegado —Escucho la voz de Raúl a lo lejos y me sorprendo darme cuenta que me encuentro en el estacionamiento de la casa. Despierto del todo y bajo con mi recién adquirida mascota.
—Bienvenida a casa, hermoso gatito, a partir de ahora este será tu nuevo hogar.