El gato del Ceo

Cap. 4 Las cartas a su favor

“La clave de una buena relación entre tu gato y tú, es la paciencia”

 

Estaba sorprendido cuando Vans lo había llamado y le había dicho que deseaba hablar con él, se sintió tal nervio como si fuese su primera entrevista de trabajo, Roger le pasaba ropa para que se cambie y él la desechaba:

—¿Qué debo decir?

—Sí, a todo…—le daba una chaqueta.

—¿Crees que pueda retomar mi vida?

—No lo sé, pero al menos te dan una oportunidad.

Fue a la entrevista y estaba tenso, sentía que volvía después de muchos años y fue recibido por Vans y un abogado.

—Brian, es bueno verte—estrechó su mano con firmeza y lealtad—te presento al abogado de Cats y Dog.

—Señor Rosenberg—le dio la mano.

—Esta es una oportunidad de oro…

El abogado entró en materia:

—El señor Puchi, Cats y Dog, desea considerar la propuesta del CEO Rosenberg para hacer negocios.

Vans sonrió esperanzado…

—Lo único que pide es que conserve al gato y le dé una vida digna y feliz.

¡Recontra ups! Intentó digerir este pedido y preguntó:

—¿Quiere que conserve al gato?

—Así es, entonces en seis meses el contrato será de Vans y asociados.

Vans entonces dijo entusiasmado:

—¡Trato hecho!

—Esperen es que yo…

—Brian, es la oportunidad de volver y de tener una buena comisión—dijo Vans entre dientes.

—Es la única condición del señor Cats y Dog.

—Y la tomamos—estrechó la mano del abogado—¿no es así Brian?

—Claro…

Cuando se firmó el acuerdo, Vans le preguntó:

—¿Dónde está el gatito?

—No lo sé, supongo que en un refugio.

—Pues busca al gatito, trata bien al gato y sé feliz.

Brian odiaba a ese pinche gato, pues representaba su estúpida burbuja de aire en la que vivió por meses junto a Kelly.

 

Buscando al gato

Lo primero que hizo fue pedir información sobre el mentado gato, llamó a los refugios y se enteró de que una joven tenía la custodia. Roger entusiasmado lo llevó hacia la dirección y era el spa para mascotas:

—Buen lugar…

—Espero que me devuelva al gato.

Abigail tenía a Mister Fritz en el mostrador mientras ella atendía a un cliente peludo al cual cepillaba esmeradamente:

—Vas a quedar muy guapo Flopy.

Entonces una de sus compañeras se le acercó emocionada:

—Te buscan dos hombres guapos.

Ella salió intrigada y reconoció al tipo del video y al otro, ni idea:

—Quiere hablar conmigo.

—Usted es la loca...

—Brian, es el dueño del gato, de Míster Fritz.

La joven se cruzó de brazos y lo miró como si fuese un bicho y de los feos:

—¿Y qué quiere?

—Que me devuelvas a mi gato—dijo entre dientes—pague la multa y ahora quiero al mal…

—Queremos al gatito.

Abigail se acomodó el cabello detrás de la oreja y entonces le preguntó:

—¿Qué piensa hacer con él?

—Es mi gato, eso es problema mío.

Ella se le rio y entonces le dijo:

—No confío en usted, señor.

—Rosenberg.

—Rosenberg, creo ¿por qué desea ahora al gato que casi extermina?

Brian se señaló y con autoridad y dijo muy seguro:

—Porque soy el dueño del gato.

—¿Qué garantías me da de que tratará bien a Míster Fritz?

Eso era el colmo, estaba negociando la tenencia de un gato, ¡por el amor de Dios!

—Escucha…—le habló como a niña pequeña—es mi gato, tuve un mal día y eso fue todo.

—¿Entonces cuando tenga otro mal día lo mata?

—Sí…

—No—dijo Roger—escuche, ¿hay algún impedimento para que le devuelva su gato?

—Que no confío en sus intenciones, ¿acaso no le interesa tener el gato después de ese reto que le pusieron?

—Escucha…

—Abigail Lane.

—Sí, Abigail es mi gato, me lo debes de devolver y punto.

Abigail no se iba a amilanar con ese sujeto y le dijo:

—Te devuelvo al gato, solo si me permites supervisar que su estado es bueno.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.