El gato del Ceo

Cap. 6 ¡Me olvidé del gato!

“Los gatos primero te roban el corazón, luego la cama, el sofá, la comida…”

Empacaba las pocas cosas que quedaban y dejaba allí los obsequios y detalles que un día le hiciera Kelly y su mejor amigo, entonces se dio cuenta de que estaba empezando a dejar, aunque sentía que era muy pronto todo esto, vio el obsequio que tenía para Kelly que consistía en un bello reloj Cartier, se lo daría en la noche de bodas y sería romántico, estaba muy deprimido.

Míster Fritz saltaba de caja en caja hasta que encontró una abierta y se metió, entonces el cargador le preguntó:

—¿Cuáles cajas llevo?

—Esas de allí y esas de allá, estas otras se quedan.

Miró, el lugar que por unos años fue su casa y suspiró, adiós, casa, recuerdos y todo…

Salió junto con las últimas cajas y cuando la puerta se cerró, Míster Fritz alzó la cabeza de dentro de la caja en la que estaba recostado y solo escuchó el silencio.

 

Ahora tenía un nuevo departamento al que le sacaría el jugo y se divertirían invitando zorras para el estreno y comenzó a desempacar poco a poco, el timbre sonó y vio a su hermana y Roger llegar:

—Vinieron los refuerzos.

—Ya era hora, empaqué solo.

—Tuve clases…

—Y yo trabajo, no en vano soy un CIO, debo de mover mucha información.

—Ajá, me harás llorar—decía Brian.

Tania miraba a todos lados y notó que no veía al gato:

—¿Y Míster Fritz?

—Por ahí…

—Cierto no lo he visto y a los gatos les encantan las cajas, debería estar como loco—comentó Roger.

Brian se quedó entonces en blanco, recordaba al gato saltando por entre las cajas y luego nada…

—¡Mierda! ¡Olvidé al gato!

Salió corriendo hacia la calle y miró en torno:

—¡El camión de la mudanza se fue!

Roger llegó a su lado:

—¿Piensas que se fue allí?

—Es eso o… Se quedó en el antiguo departamento.

Roger se cogió la cabeza y le dijo:

—¿Cómo es eso de que no te diste cuenta del gato?

—¡Qué sé yo!

Ahora tenía que ir a ver al gato, llamó al camión de mudanza:

—Acaban de hacer mi mudanza, ¿quiero saber si en el camión no se quedó un gato?

Tapó el móvil y le dijo a Roger:

—Están revisando…—escuchó la respuesta—¿no? Ok, gracias…

Entonces su rostro se desfiguró y Roger le preguntó:

—¿Qué pasó?

—¡Perdí al gato! ¡Roger, perdí todo…! ¡Todo!

Roger vio acercarse a Abigail.

—¡Rayos, la loca de los Gatos!

Lo que le faltaba, ella se les acercó todas sonrisas y les dijo:

—Hola, ¿ya se mudó? ¿Cómo lo tomó Míster Fritz?—buscaba en su bolso—traje feromonas, para que se sienta en casa.

Vio la expresión de desolación de los dos sujetos:

—¿Pasa algo?

—Es que…—no le salían las palabras.

Eso preocupó a Abigail, entonces supo que algo malo le había pasado al gatito. Cuando se enteró entonces les dijo a los dos sujetos:

—Debe haberse quedado en el departamento, tenemos que ir allá.

Fueron en el auto de Brian al antiguo edificio y vieron a unas parejas entrando y al encargado entusiasmado:

—Tenemos un hermoso departamento.

—Señor Secada.

—¡Usted!

—Necesito volver a entrar al departamento, resulta que se me quedó algo olvidado.

—Por favor, es algo importante—suplicó la joven—por favor es de vida o muerte.

Secada entonces les dijo:

—Vengan que justo, justo voy a mostrarle el departamento a alguien.

Fueron con las personas y el ambiente era tenso y cuando Secada abrió el departamento: Míster Fritz estaba atento en la puerta.

—¡Hermoso!—exclamó Abigail.

Míster Fritz daba vueltas, emocionado.

—Gato, estás aquí.

—¿Olvidó a su gato?

—No, solo lo dejé para que meditara.

Tomó al gato y lo abrazó con fuerza: ¡Millones, volviste! Su corazón latía con fuerza, Roger respiraba aliviado. Abigail meneó la cabeza y le dijo al joven CEO:

—Cada vez me convenzo más que usted no puede tener a Míster Fritz.

—Espera, ¿qué nunca te ha pasado que se te olvida algo?

—Sí, pero no un ser vivo—acariciaba al gato.




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