El gran enredo

Capítulo 03

Ethan

Entramos al restaurante del hotel, el calor me golpeó de nuevo, pero el verdadero impacto fue la escena al lado de la chimenea. Tres mujeres, tan ordenadas y elegantes como Valerie, pero con una inocencia que ella había perdido en algún momento de su vida. Las reconozco por la foto que me mostró mi secuaz.

Olivia, la amiga abogada que había mencionado Valerie, con su chaqueta de lana y su porte de jurado en sesión, tenía el cabello oscuro también, pero más a lo castaño. Jenni, la morena, quien lucía como la propia hippie leyendo el lugar con sus manos, y Hollie, la del cabello tintado y corto, la más emocional, romántica y pastelera de un pequeño local en NY. Ellas estaban con sus respectivos maridos, eran variaciones del mismo hombre: estable y solvente.

La pelinegra llegó con una confianza impresionante. Fue directamente hacia ellas, algo que sabía perfectamente que era actuación, porque no es la misma Valerie que estaba sollozando en la habitación antes de bajar.

—¡Hola, Guerreras! —saluda, con una euforia que no sentía.

El shock fue inmediato. Y no fue por mí. Fue por ella.

Olivia fue la primera en congelarse. Sus ojos se abrieron, no en un saludo, sino en una lectura de la situación. Su mirada pasó de la cara de Valerie a la protuberancia indudable bajo su chaqueta beige.

—Valerie... —Olivia solo pudo emitir un murmullo helado.

Jenni soltó un grito ahogado que resonó en el lobby perfectamente silencioso. Se llevó las manos a la boca, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Hollie, sin embargo, se llevó las manos a la boca, pero sus ojos se llenaron de lágrimas. No de juicio, sino de pura emoción.

El lugar se quedó en silencio. Todos los ojos en la habitación estaban sobre nosotros.

Yo era un total extraño. El hombre que había causado el desastre, por lo que tuve que actuar, tratando de ayudar a la guerrera embarazada.

—Hola a todas —dije, sintiéndome como un animal en exhibición—. Soy Rodrigo Cortés. Y este... esto es mi culpa.

Olivia me taladró con la mirada.

—¿Rodrigo? —pregunta incrédula, Valerie estaba perpleja sin musitar una palabra—. Val, ¿por qué no nos dijiste que estabas embarazada?

Quien creo que es Jenni, se acerca a mí con el rostro iluminado.

—¡Rodrigo! ¡Tú tienes la energía de un fénix en llamas! —Empieza a decir, usando sus manos estudiando mi aura—. ¡Estás renaciendo! ¡Siempre dije que Valerie necesitaba un hombre como tú! ¡Leo, ven a sentir su aura!

¿Qué demonios es esto?

Leo, supongo que su marido yogui, me abraza con la ternura de un oso. Algo que me hace sentir incómodo.

—Hermano, percibo tu dolor. La desconexión del espíritu. ¿El rechazo al materialismo ha sido tu liberación?

¿Rechazo a qué?

—Leo, el rechazo al materialismo ha sido mi supervivencia —respondo con media verdad, intentando seguirles la corriente y todos dejen de ver a Valerie como si tuviera una cabeza demás sobre sus hombros—. Tú sabes, el calentamiento global, todo eso drena nuestra alma. ¿Verdad, Val?

Ella sigue sin hablar, mirando a Olivia. Veo que ella es la más inquisidora de todas, con quien debo tener más cuidado.

Hollie, la romántica de los pasteles, me mira con una devoción que es casi insoportable.

—¡Él es el alma gemela de Val! ¿Es el que te da la estabilidad emocional, Valerie?

—Y le mete un hijo también —murmura Olivia a su esposo, algo que me hace tensar los dientes. ¿Es su amiga o su peor enemiga?

El hombre a lado de Hollie debe ser Edward, el bombero, él me da un apretón de manos de cemento. Qué hombre tan fuerte, joder.

—Bienvenido, Rodrigo. Si le das seguridad emocional a mi amiga, eres un buen hombre para nosotros. Y bienvenido sea ese bebé al grupo guerrero.

—Chicas, yo...

—Ya hablaremos de ello, Val —comenta Jenni con una sonrisa—, estamos felices por ti.

—Es que no es... —intenta decir la pelinegra. En ese momento siento que dirá toda la verdad y nos hundiremos en lo más profundo del mar, por lo que la tomo del hombro y la atraigo a mi cuerpo, dándole un beso sobre su sien.

—Estamos muy felices por nuestro bebé, espero que ustedes también estén entusiasmados. Es un placer conocer finalmente a los amigos de mi Guerrera.

Cuando Olivia iba a responder, llega una de las encargadas del hotel para darnos la bienvenida a The Winslow. Estaba vestida de un uniforme verde oscuro y beige, en su cabeza llevaba un arreglo de arbolitos de navidad colgando y con luces.

—¡Bienvenidos, parejas! ¡Es hora de nuestra bienvenida al Nido del Amor de Jengibre! Es una tradición navideña en nuestro retiro anual. Estas dos semanas estarán intensas de actividades navideñas, para llenarnos de más amor y gratitud por el año en curso, así le damos la bienvenida a un nuevo año con entusiasmo.

Las personas a nuestro lado comenzaron a aplaudir, Jenni y Hollie sonreían felices, pero en cambio Olivia no dejaba de ver a Valerie y su vientre abultado.




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