El gran enredo

Capítulo 06

Ethan

La zona de desayunos del restaurante no tiene los rincones sombreados de una terminal de aeropuerto, ni los sofás discretos de un hotel de paso. Es un espacio abierto, bañado por la luz del sol que entra a través de los ventanales alpinos, exponiendo cada migaja, cada imperfección... y cada mentira que llevo puesta.

Anoche no pude dormir del todo, tener a Valerie a pocos metros de mí me hacen pensar que todo este plan es una misión sin rumbo, sus amigas son tan inquietas e incesantes que, en cualquier momento, cualquier destalle nos hará rodar con la mentira de nuestra relación. Cada una de ellas es tan diferente a la otra, pero lo que sí sé es que quieren a mi compañera, a su modo como Olivia, pero al final se preocupa por su bienestar.

En cambio, me da un poco de envidia que tiene amigos que la quieren, que ruegan que todo sea perfecto para ella como tanto lo ha anhelado. Porque no conozco a la pelinegra, pero sí me he dado cuenta que es la reina del Excel, de la planificación y de tener el mundo controlado.

Apenas es el segundo día en este retiro navideño, pero aún siento el miedo recorrer mi columna vertebral cuando veo a alguien alto y con grandes músculos, porque pienso en que puede ser Tank. Mi teléfono ha estado apagado desde que me subí al avión, no hay manera de que me encuentre.

Sostengo mi taza de café como si fuera un escudo. Ayer por la mañana, era un fugitivo sin rumbo. Hoy, soy Rodrigo Cortés, un especialista en Eficiencia estructural y optimización de flujos económicos que trabaja en el Wall Street, ¡por Dios!

Además, soy el futuro padre de Sebastián o Aurora, el bebé de unos cuatro meses que Valerie carga en su vientre. Esto es una simple locura. Ya tenía el de estar perseguido por un exMarine, ahora me toca fingir ser el padre ideal.

Me siento como un actor de películas baratas al que acaban de cambiar el guion de “Bohemio Enamorado” a “Ejecutivo de Wall Street recién graduado de Harvard”. Mi cabeza late con el esfuerzo de la transición.

Necesito comida. Necesito cafeína para alimentar esta actuación.

Me muevo hacia el buffet, tratando de mezclarme con la multitud de suéteres de renos y pantalones de esquí. Mi suéter de lana marrón, que ayer era la camisa del “espíritu libre”, hoy es el atuendo de un tipo que “no necesita traje para cerrar tratos importantes”.

Y entonces, cuando siento un poco de paz y tranquilidad para elegir mi comida, la abogada perfecta ataca.

—¡Rodrigo!

La voz de Olivia es tan precisa y afilada que casi me hace tirar el café. Me giro con la sonrisa perfectamente ensayada de un hombre que no le debe nada a nadie ni le teme a su escrupulosa mirada.

—¡Olivia! Buenos días. El café de este lugar es... ¿cómo lo llamas en el mundo corporativo? ¿Un activo de alta volatilidad? —intento la broma de ayer, pero se siente forzada, tan corporativa, que la palabra sabe amarga en mi boca. ¡No sé nada de ese mundo!

Ella no ríe. Nunca ríe. Me sigue mientras avanzo hacia la sección de huevos revueltos, convirtiendo la cuchara de servir en un micrófono de interrogatorio.

—Valerie me dijo que usted es un consultor. ¿De qué?

Ella no me tutea. Es un interrogatorio en toda regla.

—Soy especialista en Eficiencia estructural y optimización de flujos económicos —respondo, tratando de mirar la comida y no prestarle tanta atención a su interrogatorio—. ¿Quieres huevos revueltos?

Olivia niega con su cabeza.

—¿Con quién trabajas? —pregunta, tomando rebanadas de sandía y banana—. Conozco a algunos del Wall Street. ¿Cuál es tu firma?

Ahí si me jodió. No sé qué responder a eso, Valerie no me contó más de su exnovio, por lo que empiezo a improvisar.

—No somos un gigante como Goldman, sino una firma especializada en optimización de salida. Nuestros clientes son tan exclusivos que no aparecen en la prensa. Es un negocio de boca en boca. Y de cláusulas de estricta confidencialidad, sabes cómo es eso. Sabes cómo es el mundo financiero, Olivia. Los enemigos acechan en cada esquina. Mi trabajo es invisible.

—Invisible… Y, ¿Valerie conoce a sus socios?

—Val me conoce a mí. Ella es mi mayor inversión a largo plazo. Mis socios respetan mi vida privada tanto como yo respeto la de ellos. Es una relación de alta confianza.

Respiro hondo, esta mujer me pone nervioso de mal manera. Tanto como puede ponerme Tank cuando se para enfrente de mí con sus dos metros y sus cientos de kilos de puro músculo.

Olivia está a punto de replicar con alguna objeción legal sobre mi trabajo, pero antes de que pueda escupir un tecnicismo, escucho una exclamación detrás de mí.

—¡Olivia, detente! ¡Lo vas a intoxicar con tu aura de juicio! ¡Siento un cambio abrupto de coloración!

Es Jenni. Viene flotando hacia el stand de comida, vestida con unos pantalones de yoga de color lavanda y una camisa que tiene un mándala bordado. Su expresión es de profunda preocupación, y no por mis respuestas, sino por mi energía. Ella me toma del brazo, sintiendo mi pulso.

—¡Rodri, cariño! Siento la presión estática en tu chakra raíz. ¡Tu aura ha cambiado de ámbar a un azul cobalto oscuro! Olivia, estás absorbiendo su energía con tus preguntas de abogado. Tienes que dejar que respire. Él tiene un aura hermosísima, ¡pero no es un traje de Armani!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.