El gran enredo

Capítulo 08

Valerie

—¡Ho-ho-ho! ¡Este pequeño amigo necesita ayuda! ¡Es demasiado débil! ¡Necesita un Ayudante de Santa!

Ethan me mira con terror. Sus ojos exclaman un: Me va a matar.

Tank se pone junto al castaño. Sus hombros son del tamaño de un refrigerador. Huele a sudor y a pino falso. Miro cada detalle que hará. No quiero que vaya a decir su verdadero nombre en frente de mis amigos. Ahí sí todo esto se jode.

—Caballero, tienes una mala técnica, pero eres un valiente por enfrentarte a la naturaleza. ¡Esto es un desafío de fuerza bruta! —dice Tank, con su voz forzada y un guiño que no llega a sus ojos. Mira demasiado a Ethan.

—S-sí. Gracias. Pero ya lo tenemos controlado —responde mi compañero, intentando retroceder.

—¡No! ¡La madera es traicionera! ¡La naturaleza es un riesgo no asegurado! —Tank agarra una sierra de mano, la misma que había estado usando para “cortar” su árbol. Suelta un poco de polvo de nieve falsa de su guante.

Tank se inclina, fingiendo revisar nuestro Aura de Victoria. La sierra en su mano parece un juguete.

—Mira, joven. Tu corte de entalle está un poco flojo. ¡Debemos hacer un corte en V para guiarlo! —explica inclinándose.

Pero cuando se inclina, veo el movimiento de su brazo. No es un ajuste. Es un empuje calculado. Con el codo, Tank empuja el tronco de su propio árbol, que ya estaba precortado y esperando un empujón, dirigiéndolo exactamente hacia Ethan.

No hay tiempo para el pensamiento, solo para la reacción de crisis.

No es amor. No es ternura. Es mi instinto de salvar esta crisis, gritando mentalmente: ¡No puedes morir antes de que la coartada esté sellada!

—¡Cuidado, IMBÉCIL! —grito, y no es un insulto, es un acto de supervivencia.

En ese instante, me abalanzo. Uso todo el peso de mi cuerpo y el instinto de mi rabia. Empujo a Ethan con el hombro derecho, sacándolo de la línea de caída.

El hombre cae en la nieve con una exclamación de sorpresa. El tronco del pino cae justo donde él estaba, golpeando el suelo con un CRAC sordo que hace vibrar la tierra.

El silencio es absoluto. Todos se quedan paralizados. La única que se mueve soy yo, sobre la nieve, jadeando, mirando a Tank. Me toco el vientre por instinto, no creo haberle hecho daño al bebé, todo está bien.

El matón no se inmuta. Su expresión es de “accidente bien ejecutado”.

—¡Oh, Dios mío! ¡Qué torpe soy! —exclama Tank en su voz de Ayudante de Santa—. ¡Un evento no planeado! ¿Están bien, jóvenes? ¡La Madre Naturaleza es peligrosa!

Me pongo de pie, ignorando el dolor en mi hombro. Mi furia es un fuego helado. Miro a Tank, y por primera vez, él me mira con sorpresa. No esperaba la reacción de la coartada del hombre que tanto buscaba.

—Estamos perfectamente bien, Ayudante —contesto, mi voz es baja y amenazante, con toda la frialdad de una negociación fallida—. Pero debes estar más atento con tus movimientos. ¿Necesitas que te cite el punto 1 de la normativa de seguridad? Área despejada.

Tank se encoge de hombros, su sonrisa desaparece un instante. Siento que en el cualquier momento dirá algo sobre Ethan y me pongo más nerviosa. No debería estar tentándolo, pero no podía dejar que le hiciera daño a mi novio falso.

Ethan se levanta de la nieve, temblando por el miedo y el frío. Me mira, su expresión es una mezcla de terror y asombro.

—Me salvaste —murmura.

—Creo que el señor aquí te debe una disculpa —le digo al hombre musculoso y de dos metros a nuestro lado.

—¡Dios mío, Valerie! ¡Qué valentía, pero qué peligro! ¿Estás bien? —Hollie corre hacia mí, sus ojos llenos de preocupación—. ¡Rodrigo, ella te ama! ¡Se arrojó contra el peligro! ¡Es una escena de película de rescate!

—¡Es el instinto de leona por su futuro cachorro! —llora Jenni, corriendo a abrazarme, mientras me envuelve en su poncho—. ¡El bebé ha activado la capa de protección del destino!

Olivia se acerca, su expresión es de profunda molestia por el desorden en la seguridad.

—¡Esto es inaceptable! ¡Voy a citar las violaciones al código de tala! ¡Y usted, señor Ayudante, debe ser reportado! ¡Ha puesto en peligro la cadena de responsabilidad, además tenemos a una embarazada en el lugar!

Tank, al escuchar a Olivia mencionar “reportado”, palidece (a pesar de su maquillaje de duende). Olivia con su maletín legal es más peligrosa que un arma. Rápidamente, Tank recoge sus herramientas y se aleja, volviendo al límite del bosque.

—¡Mis disculpas! ¡Debo irme! ¡Feliz Navidad! —grita Tank, desapareciendo entre los árboles.

*

El peligro se ha ido, pero el terror de Ethan es palpable. Mi corazón late con la fuerza de un tambor. No por el miedo, sino por la adrenalina. Me siento increíblemente viva.

—Rodrigo, estás temblando —dice Hollie, entregándole una manta.

—Es el shock térmico —miento—. El bosque es demasiado frío.

A pesar del trauma, la actividad debe continuar. No podemos dar una señal de debilidad.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.