El gran enredo

Capítulo 09

Ethan

Mi mano todavía siente el peso del tronco. Mi cuerpo recuerda la sacudida, el aire desplazado, el golpe seco contra la nieve, justo donde mi cabeza había estado un segundo antes. Y mi mente, la que la tensión mantiene despierta, solo puede pensar: El intento de asesinato con un pino ha sido un fracaso.

Tank falló, pero estuvo cerca de lograr su cometido.

No sé qué podría esperar de ahora en adelante, no entiendo cómo me encontró, cómo supo que estaba aquí. No puedo pensar en todo lo que pudiera ocurrir, él me va a encontrar y me matará o simplemente me secuestrará para que el mismísimo Hoger Thorne me torture.

No debí rechazar a Larissa, sabía que traería problemas; pero es que tampoco me llama la atención y era tan pesada que no soportaba estar cerca de ella. Es casi medianoche, Valerie está en la ducha mientras esperamos unos bocadillos que ella pidió a las once de la noche.

—¿Llegó mi pizza? —pregunta, saliendo con una maraña de cabello sin peinar, secándolo con una toalla blanca. Menos mal la calefacción está encendida porque con el frío que hay afuera, perfectamente cogería un resfriado.

Bueno, el bocadillo no era ligero, ella quería toda una pizza.

Los llama: antojos de medianoche, y es una locura que yo esté cumpliéndoselos, cuando ni siquiera nos conocemos; pero aquí estamos, conviviendo como una pareja real esperando a su primer bebé.

Mi madre se reiría de mí, se reiría tanto de verme cómo sigo siendo un pendejo y sin algo estable.

—Dijeron que ya subiría con el pedido, deben estar por llegar.

—Vale. —Es lo único que dice mientras se peina, mirándose en el espejo del tocador de la habitación. Ella se queda en silencio mirándome a través de él.

—Dime lo que piensas —le digo, nos quedamos mirándonos.

Ella niega con su cabeza.

—Siento que deberíamos terminar con esta farsa, Val.

Sus ojos me miran horrorizada.

—Aguanta unos días más, por favor.

—¿Qué si Tank te hace daño o les dice a tus amigos cómo me llamo? No podemos controlar eso.

Veo como quita la mirada para mirar a otro lado.

—Es que... solo llevados tres días aquí, aun falta.

—Pero el reloj está corriendo, y cualquier cosa puede suceder con él estando aquí.

Noto que hace un mohín en su boca. Sus ojos se humedecen y suspira.

—Tres días más y podrás irte, podemos hacerlo.

—¿Crees que puedes controlar también esto, reina del Excel?

—Siempre tengo todo en control, Mamut.

No digo más nada, no creo que pueda hacerlo, pero le daré el beneficio de la duda. Estos pocos días me he dado cuenta que es una mujer de armas tomar, por lo que confiemos en que podrá contra Tank.

*

Jenni nos espera en el lobby con una carpeta llena de papeles de colores y una expresión de mística navideña. Es divertido como lleva un gorro con orejas de elfo y un chaleco de lana con un símbolo celta bordado.

—¡Buenos días, parejas! —declara, sosteniendo la carpeta como si contuviera pergaminos sagrados. Ella es todo un personaje—. Hoy vamos a fortalecer el lazo de sus almas. Es la Búsqueda del Talismán del amor.

Mike y Tom ponen los ojos en blanco simultáneamente, un gesto de cansancio marital que me parece, irónicamente, la cosa más tierna que he visto en días. No sé cómo soportan a sus esposas, cada una tiene una personalidad bien marcada por la locura. Supongo que de eso va el matrimonio, de amar a alguien a pesar de cómo sea la persona.

Todas mis relaciones pasadas han sido un fiasco, por lo que realmente no sé cómo se maneja el tema del amor.

—¿Qué tenemos que buscar, Jenni? —pregunta Mike, tratando de sonar animado.

—No son objetos, son lazos de conexión —explica Jenni, con un brillo en los ojos—. Son gestos. Cada pareja tiene que pasar por diez estaciones del juego y realizar una acción de amor. Una vez terminada, anotan el sentimiento que les generó en el corazón.

Valerie me mira y yo le devuelvo una mirada de pánico contenido. ¿Gestos de amor? ¿Públicos?

—Y para maximizar la energía —continúa Jenni, como si supiera mi terror interno—, la pareja debe mantenerse en contacto físico durante toda la búsqueda. ¡Siempre! Tomados de la mano, abrazados, o incluso... si la pasión lo permite... el brazo alrededor de la cintura. ¡Esto activa la sinergia de los chakras!

Valerie pone los ojos en blanco en secreto. Es un movimiento apenas perceptible, un ligero temblor en su párpado derecho. Lo capto.

Leo su gesto como: Esto es ridículo. Por fin nos estamos entendiendo.

—Sería un placer, amor —digo, mi voz es puro terciopelo falso, y envuelvo mi brazo alrededor de su cintura, atrayéndola a mí. Su cuerpo se tensa por un segundo, luego se relaja, adaptándose a la farsa que hemos creado.

Mi mano descansa sobre la tela de su suéter, justo sobre la curva que ya no puede ocultar el secreto que había guardado por meses. Siento un ligero calor y firmeza en su vientre.




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