El Guardián de la Noche: Protector © [libro #2]

Capítulo 9: Perdónenme

Varias imágenes vinieron a mi mente...

La oficina del Señor Del Valle se apareció, y ahí estaba Danielle hablando con él.

- ''No puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo que mi hija está en manos de unos asesinos'' -le decía a la chica Dinali.

- ''Nosotros no podemos hacer nada, Señor Camilo, no podemos medirnos con ellos... Nos matarían al instante''.

- ''Señorita Dinali, sabe que le tengo afecto a usted y a su familia, pero el señor Dinali ha rebasado cualquier castigo que se da en esta institución''.

- ''Acaso... ¿Nos va a expulsar de aquí?''

- ''No. Usted seguirá permaneciendo en esta prestigiada escuela. Su hermano, a partir del momento que la secuestró, fue expulsado del Instituto Andrea García II''.

- ''Mi hermano ha ingresado dos veces a este lugar'' -le decía al momento de mirar al director- ''Todos ignoramos que algo estuviera sucediendo cuando intentó matar a Denisse''.

- ''No había ninguna información sobre él al meter sus papeles. Cada seis meses son revisados los expedientes en la biblioteca y en el aula de computación; la computadora tiene cada registro de los ingresados, egresados y reingresados a este lugar''.

- ''Eso es porque hackean la seguridad de los registros, y lograron eliminar cualquier registro que los dejara al descubierto'' -dijo una voz, era la Doctora García quien entraba a la oficina. El señor Camilo se puso de pie.

- ''¿Qué dice, María José? Eso es imposible, la red d la escuela puede identificar a los hackers al instante''.

- ''A los hackers ha dicho, pero no a los alumnos; así fue como Ian lo hizo, ingresó sus datos que le permitieron ingresar a los archivos más ocultos del Instituto sin que nadie se diera cuenta''.

- ''Eso es inaceptable, y una violación a la privacidad de los alumnos'' -dijo serio el señor Camilo, Danielle sólo veía al hombre.

- ''Hizo algunas maniobras para conseguir dicho expediente, y me apeno profundamente de esto, señor''.

El director se levantó de su silla y se colocó frente a Dani, ella parecía avergonzada por aquello que Ian había provocado y que haya caído tan bajo.

- ''No es su culpa, señorita Dinali, nadie sabía de esto'' -miró a la Doctora García- ''Y ahora entiendo del todo cada historia, del peligro que nos habían protegido... Y a todos los de las generaciones pasadas''.

- ''Gabriel Álvarez y Carlos han tomado camino hacia Nápoles'' -habló ella- ''Ellos son los de más experiencia en este mundo'.

- ''Llamen a la guardiana Álvarez, dígale que necesito hablar con ella. También al guardián Rinaldi''.

- ''Como ordene, Camilo''.

La doctora salió de la oficina y Danielle quedó frente al director, la miraba serio.

- ''Usted sabe que no me queda más remedio que expulsarlo''.

- ''Lo se, director Del Valle, haga lo que usted piense correcto''.

- ''Sus padres eran unos seres humanos extraordinarios, los conocí personalmente...'' -le comenzó a relatar- ''Cuando llegaron a este Instituto, les prometí que los atendería con las necesidades adecuadas. A usted la considero como una hija más''.

- ''Me honra que me considere así'' -dijo ella- ''Le agradezco de corazón... Pero en este momento, una nación está en peligro por la culpa de mi hermano. Él no puede llegar al trono''.

Las imágenes volvieron a cambiar, se trataba de una de las áreas de descanso y observé a Claudia practicando algo de su magia; estaba en uno de esos momentos de concentración profundos, sin entender lo que trataba de hacer... De nuevo cambié de escenario, se trataba de aquel lugar donde me encontraba:

Huía al parecer de varios que querían capturarme. Tenía puesto un largo vestido medieval reconocí al instante, todo era oscuro, ni una sola salida y antorchas eran las que alumbraban aquel lugar. Sentí como mis captores me alcanzaban y me esposaban de manos y pies regresando por el camino del que había pasado hasta llegar frente a un hombre con traje similar al que había visto hace tiempo...

''Al fin has llegado'' -dijo una voz...

 

Comencé a abrir los ojos lentamente mirando el tapiz del piso y algunos muebles alrededor, alcé la vista aún borrosa y miré una silueta que estaba esperando al parecer que despertara; la parte de atrás de mi cabeza dolía una barbaridad que me quejé al levantarla, de pronto todo se iniciaba a hacer claro: vestimenta negra, altura reconocible y aquellos ojos... Mirándome al recuperar la consciencia.

- Al fin despiertas, pequeña -dijo Giancarlo- Tomaste una buena siesta.

No podía moverme, eché un vistazo y me percaté que estaba en una silla atada detrás de mi espalda en la habitación en donde habíamos encontrado a Isa; el hombre sólo me miraba burlón.




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