El Guardián de la Noche: Protector © [libro #2]

Capítulo 10: Que la batalla Comience

En ese momento se escuchó un ruido fuera de aquella recámara lo cual sacó a Giancarlo de su propósito, golpes fueron lo que daban a la puerta en un intento por tirarla abajo; se escuchó el momento que cayó y observé a dos hombres a quien me alivié de ver: Gabriel y el Señor Linares.

Finalmente habían llegado...

- Imposible... -Giancarlo estaba molesto por su presencia, puse la mirada en mi hermano.

- Aléjate de mi hermana. -le dijo, con la expresión seria colocándose a la ofensiva.

- Se arrepentirán de haber venido.

Lorenzetti se lanzó directo hacia Gabriel, pero el Señor Linares se colocó frente a él y le dio un golpe que lo hizo retroceder algunos pasos, miraba aquello que ocurría con asombro y un tanto de miedo. El hombre se recuperó de aquello y fue directo a Linares, contraatacando con sus poderes los cuales detenía fácilmente, jamás había visto al profesor pelear de esa manera, incluso en las clases parecía un hombre fino y pacífico... En esta ocasión, veía al vampiro en acción.

- Ni crean que van a vencerme -dijo Giancarlo, desatando un golpe con la rodilla en el rostro de Linares quien se recuperó al instante- Aquí las reglas las pongo yo.

- ¡Ni tus reglas ni nadie te va a servir en esto, maldita sea! -grité, miraba enfadada al hombre que se volteó fulminándome con aquellos ojos.

- La culpable de todo esto -me señaló- Por esa muchacha fue que inició esta cacería.

- Por no permitirme vivir lo que debía vivir -le dije- Todo lo que ocasionaste... ¡Jamás te lo voy a perdonar!

- Será mejor deshacerme de ti de una buena vez...

Se acercó dando grandes zancadas, hasta que fue Linares quien lo detuvo y se enfrentaron como nunca antes los había visto pelear; estaba rodeada del vampiro de más de mil años de existencia, miraba los intercambios de ataques y la fiereza con los que los daban... era prácticamente un milagro que arribaron al castillo en menos tiempo del que imaginé. La velocidad máxima se adquiere al paso de los años, y esa fue la  principal razón por la cual ellos están aquí.

- ¡Ve por ella! -gritó Carlos a Gabriel, Giancarlo lo atacaba con magia negra que parecía no afectarle, rió burlonamente.

- Olvidaba lo terco que son los protectores, sobretodo ustedes dos -dijo- Todo por salvar a una patética humana.

Gabriel le propinó un golpe telepático de los que dañan al oponente más de lo que un golpe normal lo haría, hizo volar al hombre directo al otro lado de la habitación mientra ambos se acercaban a mi.

- Gabriella. -fue lo único que logró decir, se puso la altura de mis ojos mientras el señor Linares a desatar mis manos.

- Pensé que no llegarían... -dije, mi respiración se hallaba agitada por imaginar que hubiese sucedido.

 -Ya estamos aquí, es lo que cuenta -lo observé detenidamente, había cortado su cabello por primera vez en tres años algo que me sorprendía demasiado.

-No los íbamos a dejar encargarse de aquellos dos solos -dijo Linares desatando mis manos, quité las sogas y me puse de pie. Lo primero que hice fue abrazar a mi hermano.

- Hay que terminar esta pesadilla -susurré, recordé a las chicas que mantenían en aquella recámara en donde Aleyda quedó atrás y era una vampiresa- Hay que sacar a esas chicas...

- ¿Qué chicas, Gabriella?

- Las desaparecidas en Alemania.

- ¿Cómo te enteraste de eso? -cuestionó Linares.

- No me mantuve lejos de los acontecimientos que ocurrían en el instituto... Escuché cada conversación que mantuvieron acerca de las secuestradas.

- ¿Y sabes en dónde están? -preguntó Gabriel.

- Si... Pero, creo que ya es demasiado tarde; estuve a punto de rescatar a una, pero Ian se adelantó... Y la convirtió. Y a otra más. El resto están muertas.

- Aquellas dos que has mencionado aún tienen posibilidad de ser salvadas -dijo el profesor- Antes de que les metan ideas falsas sobre esto.

- A estas alturas Giancarlo habrá puesto más de sus guardias en las habitaciones en las que estuve. Encontré una carpeta en la recámara de Ian... -saqué los papeles de la chaqueta, entregándolas a los dos- Es la información de los chicos y sobre nosotros. Fuente y fecha de conversión, seguido por las habilidades o dones que tiene cada uno.

- Con esto sabían cada uno de nuestros movimientos, estando en territorio enemigo tenemos que ser precavidos con cualquier maniobra.

- Debo ir por Isa -les dije- No me podría perdonar sí le pasase algo.

- ¿En dónde está?

- En la oficina de Giancarlo; no tienen idea de lo que pasó.. -volví a recordar las ocasiones en que la utilizaron como alimento, aquel miedo que había sentido y la confianza que tenía en nosotros- Tengo que sacarla que aquí.

- Resulta un tanto peligroso que vayas sola -noté la preocupación en la voz de mi hermano, lo entendía.

- Tendré cuidado -le aseguré.

Asintió y me soltó de aquel abrazo, los miré a ambos y me dirigí a la ventana que planeaba utilizar para llegar hacia mi amiga; en un movimiento repentino, la ventana se abrió de par en par y el viento entró en el cuarto, no entendía ni un mínimo lo que sucedía hasta que en un segundo sentí brazos rodeándome sin poder realizar ningún movimiento.




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