El heredero del pecado. [6 De La Saga Heredero]

Prólogo.

Los chicos buenos van al cielo pero, los chicos malos bajan el cielo para tí."

Aurora.

Me coloque a la par de Sor Caridad y trate de sonreir. Aunque más bien fue una mueca porque para nada me gustaba lo que la hermana Selenia decia.

-Grabiela esta postrada en cama hermana Caridad, y su último deseo es que una de nosotras la acompañe antes de partir de este mundo.

Ambas monjas colocaron sus ojos en mi. A lo que yo negue con al cabeza.

-Yo no puedo hermana. No quiero volver a esa casa.

Las dos monjas se atrevieron a sonreír.

-Hermana Aurora estoy segura que lo que sucedio esa noche fue una equivocación. Y que no volverá a pasar.

Si como no.

Estuve a punto de perder el control. Estuve a punto de pecar.

-No quiero volver a ese lugar madre, impongame un castigo por mi negación pero yo no volveré allí.

-Lo siento hermana pero usted es la única que puede ir con Grabiela.

No. No...

Su vuelvo a pisar esa casa ese hombre no descansara hasta verme destruida.

-Por favor madre, no me obligue a ir. Se lo pido.

-Lo lamento hermana pero usted es la indicada.

Me deje caer en la silla y varias lágrima salieron de mis ojos.

-Si coloco un pie fuera de este convento madre, estoy segura que no regresaré nunca más, aunque luche por mantenerme en el camino del señor.

-Si en tu destino esta no regresar, no lo harás. Porque los planes del señor son perfectos.

Sor Caridad limpió mis lagrimas y me dió una pequeña sonrisa.

-Sor Caridad. El señor Salvatierra vinó personalmente a buscar a la hermana Aurora.

No.

-Por favor madre, no me envíe a ese lugar. Se lo pido.

-Levantese Aurora.

Me negué a cumplír las palabras de la hermana Sor y esta golpeó mi hombro.

-Obedece Aurora. Obedece porque yo se lo que hago.

La hermana Selenia anunció la llegada de ese hombre y todos los vellos de mi cuerpo se erizaron.

-¿Ya decidieron quien me acompañará?

Su voz.

Esa voz profunda y oscura me hace sentir tantas cosas, de las cuales no tengo formas de describir.

Me obligué a no mirarlo porque no podre soportar la sonrisa de burla en sus labios.

Me niego a dejar que él haga lo que quiera conmigo.

-Señir Salvatierra ya hemos decidido quién acompañara a su madre hasta el día de su deseso. -Sor Caridad colocó sus manos en mis hombros. -La hermana Aurora lo acompañara hasta el último día de su madre.

Levante mi cabeza y mis ojos vieron la satisfacción que él sintió luego de escuchar estás palabras.

-Perfecto hermana
Le agradezco de todo corazón lo aue están haciendo por mi madre, no tengo con que pagarle.

Me coloque sobre mis pies y los ojos del hombre se colocaron en mi.

-Volver a verla es un placer para mi señorita.

El muy cínico extendió una de sus manos hacia mi y yo con mucho pesar la acepte.

-No puedo decir lo mismo señor.

-¡Aurora...!

Sor Caridad exclamó a lo que yo me encogí de hombros.

-Disculpela señor.

-No se preocupe hermana, que ella y yo tendremos todo el tiempo para llevarnos bien.

Esas palabras estan cargadas de doble sentido.

Eso es lo que me aterra.

Una vez resignada sali de la oficina de Sor Caridad y con gran pesar camine hacia la salida del monasterio.

Pero antes de que pudiera salir escuché la voz de mi amigo el sacerdote.

-Escuche que te marcharas Aurora.

-Tengo que irme Kurgan.

-Este lugar no sera lo mismo sin tí.

-Y yo no sere la misma sin presenciar tus bellas oraciones. -él hizo una mueca. -Gracias por estar cada vez que lo necesite Kurgan, gracias hermano por cuidarme y guiarme por el camino del bien.

-En cuanto pueda ire a visitarte, hermana mía.

Trate de sonreir pero lo que logre fue hacer una mueca.

-¿Interrumpo algo?

Escuché la voz de ese hombre detras de mi y no me quedo de otra que suspirar.

-Para nada señor.

El hombre observó a Kurgan y tras escanearlo sonrió cínicamente.

-Es hora de marcharnos hermana.

Llego el momento que más temo. Llego la hora de marcharme de este lugar.

-Tu equipaje ya esta en el auto del señor Aurora.

Y yo que pensaba demorarme una hora preparando la valija.

-Vamos -el hombre inquiri estas palabras para después abrir la puerta.

Tragué saliva a después de colocar mis pies fuera del monasterio.

Siento que tras salir de aquí nada sera lo mismo.

Y esto lo confirmo el hombre luego de salir del lugar.

-Bienvenida sea al pecado señorita Aurora.

Cerre los ojos con fuerza y negué con la cabeza.

-Ya te tengo entre mis manos y no te dejare hasta que seas tan puta como todas las mujeres a las que pervierto. Caiste en las garras del maximo pecador. Caiste en las garras del pecado monja de mierda.

¿Dios, qué será de mi?

Kim C 💚




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